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El apodo 'Papa' le viene al pelo. Paulo Pezzolano tiene claro lo que sí y, sobre todo, lo que no se debe permitir en una institución como el Real Valladolid. La mano dura del técnico uruguayo comienza a dar sus frutos en el club, ejemplo de ello es la intensidad con la que los jugadores han comenzado la pretemporada. Cámaras que captan todas la jugadas, cuestionarios de estado cada mañana, GPS y frecuencímetro en los entrenamientos, evaluaciones personalizadas de dieta y trabajo de gimnasio, etcétera: así es el día a día de los jugadores del Pucela en las instalaciones.
Las primeras caras comienzan a pasearse por el interior del José Zorrilla tres horas antes del entrenamiento matutino, alrededor de las seis de la mañana fichan los integrantes del cuerpo técnico blanquivioleta; mientras que unos minutos después arranca la jornada laboral para los miembros institucionales. Por su parte, los jugadores están citados una hora y media antes de la sesión de trabajo en el exterior (7:30 horas) y son recibidos cada mañana con un pequeño cuestionario de control, en el que deben responder cómo han dormido o cuánto cansancio acumulan, entre otras cosas.
Pezzolano quiere dejar huella en el Valladolid y marcar su sello tanto dentro de la entidad como en toda la ciudad, para devolver al equipo a Primera División. La disciplina y el trabajo intenso son dos de los pilares fundamentales que está imponiendo en el vestuario blanquivioleta desde el minuto uno, sumados al compromiso y al sentimiento de pertenencia al club que representan y a los colores que visten. La nueva temporada le permite implantar nuevos hábitos en los jugadores, que van acordes a su filosofía de futbolista y no difieren de aquellos que utilizaría en un equipo de la máxima categoría.
La planificación semanal de las jornadas de trabajo depende de los objetivos y las necesidades que se plantean en cada situación. La carga durante la pretemporada es más elevada, aunque el cuerpo técnico del uruguayo apuesta por mantener el trabajo duro e intenso durante toda la campaña. Sin perder de vista las sesiones de recuperación post partido y el estudio y planteamiento táctico de los rivales.
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En el caso de este comienzo de curso, los jugadores doblan turno por la mañana y por la tarde, pero acuden a sus casas después de comer para garantizarlos un descanso óptimo. Por las mañanas, la planificación radica en ejercicios de activación, entrenamiento en el terreno de juego, sesión de fisioterapeuta y trabajo de fuerza y/o potencia en el gimnasio. Tras un pequeño descanso en sus casas, las tardes vuelven cargadas de dinámica sobre el césped, recuperación con el servicio de fisioterapia y cena en las instalaciones. No obstante, durante el periodo de Liga, los jugadores podrán llevarse a sus casas el menú adaptado para cenar junto a sus familias.
La dieta adaptada a las necesidades de cada futbolista es fundamental para que éste encuentre su mejor versión, por lo que todas las comidas se realizan conjuntas en el comedor del estadio. La importancia de adaptar los trabajos y las dietas a cada jugador se debe a las diferentes características físicas, a las virtudes y a las carencias que tiene cada uno. Así como a su estado de salud y a su situación física.
Las jornadas laborales son largas en Zorrilla para planificar y preparar correctamente la nueva temporada, la mayoría incluso desde las 6:00 horas hasta las 21:00 horas. Todo el trabajo de los jugadores está monitorizado mediante aparatos electrónicos que recogen todos los datos necesarios para conseguir sacar el máximo rendimiento de ellos, pero detrás de esto existe el trabajo de todo el cuerpo técnico que se encarga de analizar esos datos y traducirlos en forma de ejercicios y herramientas que transmitir a los jugadores y al entrenador. Por ello, las diferentes sesiones siempre se enfocan hacia un objetivo que pretenden mejorar o potenciar.
Finalmente, el conjunto de Paulo Pezzolano no se concentrará durante una semana lejos de los Anexos como tenía planeado el entrenador uruguayo.
Las tareas del cuerpo técnico durante este periodo de pretemporada están perfectamente repartidas desde el comienzo. Incluso el entrenador uruguayo da libertad a sus compañeros durante ciertas partes de las sesiones y se distancia del grupo para observar los pequeños detalles y hacerlos sentir la importancia que tienen dentro de la planificación. El segundo entrenador Martín Varini lleva la voz cantante en los ejercicios con balón; Gonzalo Danilo Álvarez y Fran Albert son los encargados de la preparación física; Matías Filippini, Camilo Speranza y Álvaro Rubio realizan los trabajos técnicos de planificación; Sergio Sánchez controla las cargas de trabajo de los jugadores; Manuel Ademar y Sergio Trinchet trabajan en el análisis de los vídeos (ahora de los entrenamientos y posteriormente de los partidos y de los rivales); y Lucas Rafael, Fernando García y Andrea de la Cruz (perteneciente al Promesas) se encargan de las labores de rendimiento y nutrición.
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