Tan voluble e inconsistente resulta el fútbol que cualquiera de los análisis que se haga del debut del Valladolid en Las Palmas tiene una buena defensa. Podemos convenir, y seguro que somos mayoría, que el equipo de Pacheta, aún en construcción, fue más protagonista con ... y sin balón que su rival y mereció más premio que un escuálido punto. También cabe añadir en su descargo que no estamos sino en el primer día de clase y todavía debe afilar automatismos para afinar en los metros finales. Porque solo le faltó eso, colmillo. Hincar el diente. Rematar.
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Ahora bien, en su debe figura también la condición de recién descendido, y por lo tanto favorito al ascenso, que no se puede permitir dejar por el camino partidos a medias. Va a salir a la palestra su ejemplo muchas veces durante el curso, pero el Espanyol no esperó mucho la temporada pasada para dar un golpe sobre la mesa. Goleó en su debut (3-0) y después encadenó cuatro victorias en las cinco primeras jornadas que le abrió el camino. Los rivales deben saber, desde el primer día si es posible, quien marca diferencias en la categoría. En la isla sí se vio un Valladolid ambicioso, que salió a por el partido desde el primer minuto sin esperar a que las circunstancias le facilitara las cosas, y con intención de llevar el mando pese a ser visitante, pero demostró que tiene aún mucho margen de mejora.
Tiene asignaturas en ataque, como generar peligro más allá de los centros laterales, y también en defensa, donde la apuesta por los tres centrales dejó abierta una puerta al debate. Y la abrió, no porque la formación Joaquín-Olivas-Javi Sánchez mostrara descoordinación o despertara dudas sino más bien por la falta de reflejos que evidenció el nuevo técnico blanquivioleta para prescindir de uno de ellos a la vista de que el rival se empleaba con una sola referencia ofensiva. Hubiera bastado con subir a Joaquín al centro del campo para ofrecer, de paso, una mano a Roque Mesa en su lucha por controlar el tráfico que se generó en la medular.
Con cinco atrás, se desaprovechó una ayuda necesaria en el centro del campo para equilibrar la estructura y reforzar la salida de balón, bien a las bandas o bien a los mediapuntas.
El gol de Jesé, con dos centrales y un lateral en la trayectoria del balón que no evitaron el remate, no hizo sino amplificar las dudas atrás dando paso al tramo de mayor confusión en el campo por parte blanquivioleta. Sin más referencia que la de Jesé a la que agarrarse, el equipo de Pacheta se descompuso y perdió el orden con demasiada facilidad cometiendo errores y faltas innecesarias que generaron peligro en la portería de Roberto.
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Los cambios ordenados desde el banquillo tampoco ayudaron a poner orden, y la entrada de San Emeterio y Aguado –seguramente más la salida de Roque Mesa y Toni– resultó contraproducente en un momento en el que se necesitaba un mayor control en el centro del campo.
Ese instante de confusión regaló al equipo de Pepe Mel diez minutos de gloria que pudieron ser letales para el Valladolid. No los aprovechó y el tramo final sí tuvo más color visitante, aunque ya sin un centro del campo que facilitara más balones de garantías a los delanteros.
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La primera jornada, en cualquier caso, ha dejado patente la dificultad que entraña marcar a domicilio en la Segunda División, donde los equipos tratan de hacerse fuertes en sus estadios.
El empate logrado por el Valladolid no deja de ser un principio y punto de apoyo que mejora el estreno que albergó la última temporada del ascenso a Primera (2017-18), cuando el equipo entonces dirigido por Luis César Sampedro perdió en Zorrilla a manos del filial del Barça (1-2). Por entonces, los blanquivioleta despegaron en la segunda jornada en su viaje a Sevilla con dos goles de Jaime Mata (1-2).
El primer equipo regresó de las islas con trabajo para los fisioterapeutas del club. Fue precisamente en esos minutos de confusión a raíz del gol del empate cuando se encadenaron las lesiones tanto de Joaquín Fernández como de Javi Sánchez. Los dos pidieron el cambio, y Pacheta se vio obligado a colocar a Alcaraz como central.
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Esos dos percances podrían hacer peligrar el sistema de tres centrales para el partido ante el Real Zaragoza (viernes, 20:00 horas), si bien las primeras noticias sin tranquilizadoras. Javi Sánchez no presenta ninguna lesión, mientras que Joaquín sí sufre un esguince de tobillo y hay que esperar el grado para conocer su evolución. Por otro lado, se espera que El Yamiq, con molestias musculares, se reincorpore esta semana al grupo.
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