Compareció el Real Valladolid en el Estadio Insular grancanario y lo hizo vestido al uso de hace apenas mes y medio. O sea con tres centrales y dos delanteros centros en el equipo inicial. Mal asunto, desde el punto de vista táctico.
En esta tesitura inicial rompo una lanza por Pacheta al contemplar una mayor predisposición atacante así como una voluntad dominadora en modo comparable a esa parálisis de los dos últimos años. Sin embargo eso se contrapone con lo alineado.
Es un error conceptual serio destinar tres defensores por el centro para marcar a un solo rival. Eso, junto a dos nueves juntos es volver a lo ya visto y nunca bien resultante. No hay espacio en área, pese a quien pese, y lejos de complementarse se estorban.
Y llegados a este otro punto, rompo media lanza a favor de Jose Pacheta. La salida de Toni Villa desde el inicio, y el verle jugar en su sitio natural, fue un alivio y el comienzo de una solución al juego ofensivo del equipo. La otra mitad de la lanza se pierde al ver como, y por enésima vez, el futbolista da solo para una hora en el terreno de juego.
Prescindir de un central, recolocar a Mesa junto a Plano y Alcaraz o Joaquín en el medio campo, mientras acercas a Villa, como diez, a Marcos André te permite jugar en superioridad en el medio campo. Un jugador de banda derecha que desborde y centre y equipo listo. Y cuando André este fatigado porque se mueve como un auténtico nueve bueno, entonces, solo entonces, puedes colocar a Weissman en la punta. De uno en uno, muy bien. Al tiempo, ya lo tenemos visto, ni uno ni otro a gusto.
Un equipo así compensado ni le rompe las piernas a los volantes ni parte al equipo en dos. Ni Mesa ni Toni son de una hora en este equipo, salvo lesión o circunstancia especial puntual. Conviene ganar desde el primer día. Cierto. Pero tan importante como eso es dar desde ya con la tecla del sistema y de los hombres.
Jose Pacheta tiene muy reciente como nos ganó aquí el Huesca. Repasar aquel video puede ser aleccionador. Rafa Mir, ese jugador de los tres goles aquel día y el mismo al que si se retrasa De la Fuente un minuto en sacarle nos liquida Costa de Marfil en Tokio, no necesitó otro nueve a su lado para hacer lo que hizo.
Ni se asciende ni se desciende en agosto, pero es cuando se empieza la obra y se organizan los tajos.
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