Sergio León intenta rematar un centro lateral en el empate ante el Málaga del pasado viernes en Zorrilla A. Mingueza

Mucho control y poca pegada del Real Valladolid en el inicio de temporada

El Pucela es el cuarto equipo que más tiempo tiene el balón de la categoría, con un 55% de posesión, pero se sitúa undécimo en la tabla goleadora

Lunes, 11 de octubre 2021, 09:09

La falta de gol del Real Valladolid ya no es una noticia después de lo visto sobre el césped en estas nueve jornadas de inicio liguero en Segunda División. Pero sí su falta de acierto pese al dominio. El equipo, volcado en no recibir -propósito ... que no se está cumpliendo-, despliega un fútbol de posesión en el que es tan importante armar la jugada como no precipitarse a la hora de construirla para no sufrir un rápido contaataque de esos que tanto daño al Pucela y que han terminado por condenarle a la derrota en varios encuentros.

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Con un 55% de posesión de balón promedio, el Real Valladolid expone su condición de equipo diligente, que quiere llevar el peso del partido. Tan sólo Huesca (60), Real Zaragoza (58) y Girona (56) tienen más tiempo el control del esférico durante los partidos que el cuadro blanquivioleta. Pero como el fútbol es un deporte en el que gana el que más goles mete, mantener la posesión del esférico no es suficiente. Y así lo demuestran las estadísticas.

El Pucela también ocupa la cuarta plaza en disparos con 87 tiros realizados en este arranque de campeonato. Éibar (105), Real Zaragoza (92) y su último rival, el Málaga (90) son los tres equipos que ejecutan más chuts que los de Pacheta. Dentro de la plantilla pucelana, Óscar Plano y Roque Mesa son los jugadores que más lo intentan, casi siempre llegando desde segunda línea o desde fuera del área, con 15 y 13 finalizaciones respectivamente.

Junto a ellos, Weissman aparece con ocho goles y con la misma cifra se encuentra un defensa, Lucas Olaza, al que su buen disparo le otorga la confianza de probar suerte muchas de las veces en las que se incorpora al ataque. Sin embargo, no hay que fijarse solo en la cantidad, sino también en la calidad de los mismos. Aquí es donde el Real Valladolid comienza a bajar su eficacia. De esos 87 disparos, 53 se van desviados. Más del 60% de ellos.

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Séptimo en la tabla de chuts entre los tres palos con 34 ejecuciones, se queda muy lejos de los 51 promediados por el Éibar o los 43 del Mirandés. Plano, Weissman y Olaza son los que más ajustan sus tiros, con cuatro remates a portería cada uno. Con estas cifras, el conjunto vallisoletano realiza de media menos de cuatro tiros a puerta por partido. Suerte de la que Pacheta ya era consciente desde la debacle de El Plantío, tras la que dijo en rueda de prensa que el Pucela debía «tirar más, llegar más, ser más matadores y tener más mentalidad rematadora».

Desde esa advertencia, el Real Valladolid remata más, sí, pero con menos tino. Si contra el Lugo y el Zaragoza bastaron dos remates para anotar los dos goles que en ambos choques dieron la victoria a los de Zorrilla, ante el Alcorcón se necesitaron 19, 8 entre los tres palos, para lograr los dos tantos que dejasen los tres puntos en el feudo vallisoletano ante el colista de la categoría. Del pleno de efectividad a anotar el 25% de los tiros a portería.

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Muy similar es la cifra del pasado encuentro ante el Málaga, donde para subir un gol al tanteo local, el Pucela necesito de 18 remates, de los cuáles tan solo cinco acertaron entre los tres palos (menos del 28%). El resultado empate a uno, reflejó la falta de contundencia ofensiva del Pucela con un 20% de acierto en remates a puerta. El Málaga necesito 8 disparos, 3 a puerta (2 en jugada y el penalti), para anotar su gol.

La pólvora nueva no termina de explotar

Cristo González y Sergio León llegaron como una necesidad para suplir las carencias goleadoras que el Pucela arrastraba desde el año pasado, uno de los motivos por los que se descendió a Segunda (34 goles en 38 partidos, el segundo que menos promedió de toda la Primera solo por encima del Éibar). El sistema de cinco defensas dejó como única referencia ofensiva al delantero titular y máximo goleador del equipo, Shon Weissman, y relegó al banquillo a las nuevas incorporaciones ofensivas, con algunos minutos disputados con más pena que gloria.

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El cambio al 4-4-2 dio entrada al andaluz y al canario de forma alterna con mayor asiduidad, pero pese al aumento de su participación, la pólvora no termina de explotar. Tres disparos a portería del cordobés y cuatro del canario, cero goles. Ese es el balance después de que las cinco apariciones del ex del Levante y las seis del jugador cedido por el Udinese.

Además, hay que tener en cuenta que incluso han contado con las ventanas FIFA, en las que el israelí ha sido convocado con su selección, para ser titulares y buscar sus primeros tantos con la zamarra blanquivioleta. Con mayor protagonismo del 7 y mejores ocasiones del 23, ninguno ha sido capaz aún de perforar las redes visitantes en las nueve jornadas de campeonato liguero.

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Para suplir su falta de acierto, Toni Villa (2) y Óscar Plano (1), inquilinos casi habituales de las tablas goleadoras del Pucela, han aportado su granito de arena para amontonar otros tres tantos que sumar a los del 9 del Real Valladolid. Entre los tres, suman la mitad de los goles conseguidos por el cuadro blanquivioleta de esta campaña.

Los diez conseguidos en total (9 de jugadores de la plantilla más el de Marcos Ándre ante Las Palmas) sitúan a los de Pacheta como el undécimo equipo que mayor ratio goleador propone junto a Tenerife Ibiza y Lugo. Lejos, con casi el doble, el Almería expone sus 18 tantos como el máximo artillero de la categoría (con 6 de Sadiq) junto con los 15 del Éibar (con 6 de Sotichkov) y los 14 del Mirandés. El Real Valladolid necesita empezar ser más vertical en el juego y más preciso en la finalización si quiere escalar puestos en la clasificación.

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