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Ayarza, en la actualidad con peñistas del Athletic. En la imagen en blanco y negro, en su época como blanquivioleta.
Protagonista en las dos orillas

Ayarza: el periodista que jugó la Recopa con el Real Valladolid

Licenciado en Periodismo, jugó dos etapas en el Athletic, donde también fue secretario técnico, y dos años históricos en Pucela

José Anselmo Moreno

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 18:41

Tenía perdida la pista actual de Ayarza y, probablemente, muchos aficionados. La curiosidad es uno de los «filtros» para uno u otro protagonista cuando hay mil posibilidades en cada partido. Andoni llegó del Athletic y jugó aquí dos temporadas pero con mucha historia (ambas). Tras ... retirarse acabó periodismo y trabajó en ello antes de ser adjunto a la dirección deportiva de Lezama. Los futbolistas en ruedas de prensa recurren a tópicos, pero los ya retirados apelan más al corazón y, en este contexto, admito que Ayarza fue un descubrimiento. Ya me avisó Alberto, al pasarme su teléfono, de que era un tipo interesante. Lo es.

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Para empezar, dice que la decisión de venir a Valladolid no fue fácil para él. «Significaba dejar el club de mi vida (el Athletic), pero la posibilidad de jugar en Europa y de crecer como futbolista me atraía y cogí las maletas rumbo a Pucela».

Curioso, venir a Pucela para jugar competición europea. Otros tiempos. Recalca que echando la vista atrás, «fue uno de las mejores decisiones que tomé en mi vida».

Lo argumenta con claridad: «Durante dos temporadas formé parte de un club humilde pero ambicioso, conocí una ciudad a la que vuelvo con frecuencia y crecí como persona junto a compañeros y amigos inolvidables como Gonzalo, Onésimo, Alberto, Albis, Ramón Calvo, Luiz Eduardo, César Gómez, Caminero, Leonel y otros que nos han dejado, como Lemos, Peña o Moreno», agrega.

Emociona esa adhesión a Pucela en sólo dos temporadas, aunque fueran campañas relevantes para el club. Afirma que la Recopa de Europa (1989/90) fue una experiencia deportiva «única para todos», además de un «escaparate excepcional» para la ciudad.

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Y es que el nombre de Valladolid se paseó por Europa y Andoni puntualiza que lo hizo con «mucha dignidad». Recuerda especialmente la eliminatoria contra el Djurgardens sueco y evoca que la ida fue en el estadio donde se consagró Pelé en el Mundial del 58.

Concluye ese repaso europeo incidiendo en que sólo se cayó a penaltis en cuartos frente al poderoso Mónaco. Es ahí donde viene la anécdota de la conversación, cuando yo le digo que su penalti decisivo (sólo marcó Albis el suyo) lo tiró «a lo Sergio Ramos», tres metros por encima del larguero y no fue así. Ese era un recuerdo tramposo. Andoni precisa que disparó a un lado y rechazó Ettori. El balón le fue a los pies y de la rabia, dice: «Lo mandé a Niza, aún lo deben estar buscando».

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La temporada siguiente (90-91) la recuerda todavía con más cariño. «La llegada de Maturana, un adelantado a su tiempo, se dejó notar en un equipo que jugó muy bien y alcanzó meritorias clasificaciones, tanto en Copa (superando 6 rondas y cayendo injustamente contra el Atlético en cuartos) como en Liga, con un noveno puesto».

Incide en que fue el año que se ganó por primera vez en San Mamés y fue precisamente él, un exleón, quien robó el balón decisivo para dárselo a Moya y que Onésimo culminara el triunfo (0-1)

«Fue una gran temporada a nivel personal, jugando como pivote defensivo. Me permitió volver al Athletic como un futbolista maduro y consolidado», agrega.

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En Bilbao jugó dos temporadas más antes de hacerlo en el Rayo y en el Marbella en Segunda, donde coincidió con el vallisoletano Ángel Mata, con quien también había jugado en Pucela. Se retiró en el Baracaldo, con 32 años.

Su gran mutación la vivió en Pucela, ya que él era central y ahí jugó en el Athletic, pero Maturana lo colocó junto a Leonel o Minguela en ese cuadrado que planteaba el colombiano en el centro, con dos medios defensivos y dos ofensivos, que ese año fueron Moya y Vílchez.

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Saltamos a su segunda época en el Athletic, donde como jugador ofreció un rendimiento constante y regular, mitigado por una lesión de rodilla. Después trabajó en la dirección deportiva del club. Su historia como jugador de «los leones» es conocida, pero no tanto su labor en la planificación de plantilla y fichajes.

Relata que estuvo trabajando en la dirección deportiva en un periodo en que se jugaron cuatro finales: dos de Copa y dos Supercopas, aunque sólo se pudo ganar una Supercopa tras derrotar a Madrid y Barca. Salió de su despacho en Lezama con la sensación, siempre grata, de trabajo «bien hecho».

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En otro salto temporal, cuenta que tras 13 temporadas como futbolista terminó la carrera de Ciencias de la Información para trabajar en diferentes medios de comunicación (prensa, radio y TV) y otras actividades, como el Proyecto Talleres de Fútbol Reminiscencia de la FEAFV (Federación Española de Futbolistas Veteranos).

Todo han sido actividades ligadas a sus dos pasiones: el fútbol y la comunicación (especialmente escrita). En diciembre publicará su libro «Centenario de una pasión. SD Indautxu 1924-2024», la historia del segundo club más grande de Bilbao, donde jugaron Zarra, Iriondo, Panizo, Chus Pereda o Gárate.

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Para acabar, incidimos en esos talleres de reminiscencia, que ahora lleva Torres Gómez desde Valladolid. En el germen de esa iniciativa está Ayarza. Es un proyecto de la referida FEAFC y que se desarrolla en colaboración de LaLiga y Fundación LaLiga.

Cuenta como hay mayores que no se acuerdan del nombre de su hijo y recitan de memoria alineaciones del Athletic en la época de Zarra o del Pucela de Saso y Lesmes.

Afirma que es un trabajo «agradecido y edificante». La sensación que da tras hablar con Andoni es que cuando algunos futbolistas se retiran y dejan de profundizar por la banda (él también jugó de lateral derecho) se dedican a profundizar en aspectos humanos y tal vez son especialmente sensibles en ese ámbito. No todos lo ven, no todos pasan por ese trance, pero en una mezcla de periodista y exfutbolista estas cosas no pasan inadvertidas. Para ilustrar la entrevista le pido fotos relacionadas con esa iniciativa que permite hacer gritar a la memoria con la excusa del fútbol. Las imágenes son elocuentes y conmueven. Esa era la intención.

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