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Reflexiones de pizarra ·
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Reflexiones de pizarra ·
Una disciplina táctica, un juego aspirante a ganador reconocido y aceptado por los jugadores es el primer paso que debe darseLlevamos mas de año y medio en vísperas de cada jornada, varados en la discusión de qué jugadores y sistema debería emplear Pezzolano a la hora de afrontar cada partido.
Una temporada entera discutiendo si se jugaba con línea defensiva de cuatro o de cinco, ... si se utilizarían o no los extremos cambiados de lado, si un central debería de ser el nuevo cabecero y de cuál de los delanteros centros debería de ser de la partida cada fin de semana.
Una temporada en la cual, el míster nos relataba las virtudes de un contario cada vez mas difícil al tiempo que exhortaba a sus futbolistas a jugar los noventa minutos y la prolongación al cien por cien si queríamos tener una posibilidad casi remota de ganarles.
Hemos pasado un tiempo, con ascenso y festejo incluidos, ensimismados con la fortaleza del Andorra, el liderazgo firme del Leganés y la amenaza del Espanyol en el horizonte. Y debía de tener razón Pezzolano porque madrileños y catalanes nos acompañaron en el ascenso.
Una razón que debilitaron desde el club al prescindir de los jugadores claves del ascenso para poder pagar un canon federativo que, al parecer, no admitía la venta, traspaso o cesión de esos otros jugadores que ahora lastran la plantilla. Es decir, aquellos que cobrando ni juegan ni se espera que lo hagan.
Una situación que nos ha colocado con una plantilla inferior en una categoría superior en la cual nos asomamos al precipicio con grave riesgo de terminar por despeñarnos.
Sin embargo, y como con estos mimbres tenemos que hacer el cesto, bueno será que empecemos a creer un poco más en ellos como remedio salvador. Para hacerlo en lugar de hablar de virtudes rivales, que todos conocemos, bueno será resaltar las virtudes propias.
A lo mejor es más positivo olvidarnos de los hermanos Williams y poner en valor el trabajo de nuestros laterales y terminar convenciéndoles de que van a poder con ellos. El futbolista, como cada quisque, necesita que le refuercen su autoestima en lugar de agrandar sus miedos; y de eso se tiene que encargar lógicamente el entrenador.
De igual manera que, si cada domingo saco al mismo y le tengo que cambiar en el transcurso del partido, lo lógico es pensar que el que está equivocado es quien le saca y no el jugador. Y de todas estas cosas el futbolista es el primero que se da cuenta, porque lo vive dentro y fuera del vestuario, y conoce perfectamente el percal.
Del éxito de Flick lo que sus jugadores más ponen en valor es el trato personal y la disciplina física y táctica empleada. Que son muy buenos, seguro, no hay duda; del mismo modo que no eran tan malos como parecían el año pasado.
Una disciplina táctica, un juego aspirante a ganador reconocido y aceptado por los jugadores es el primer paso a dar por nuestro técnico. Algo que empieza por obviar experimentos y situar a los futbolistas idóneos en cada puesto y línea. Y si los valencianos que han llegado son centrales, pues que jueguen como tales; del mismo modo que el resto tiene que hacerlo en su sitio reconocido.
Este Pucela tiene que recuperar a los jugadores imprescindibles para que el grupo mejore. El ejemplo paradigmático es Selim Amallah, sin acompañantes en la línea fundamental en la que se sustenta el ataque y la defensa del equipo.
No es difícil entender que haciendo lo que se ha hecho, y estando donde estamos, a lo mejor hay que cambiar el método para poder demostrar que somos mejores de lo que parecemos. ¡Porque así es!
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