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Pornografía, prostitución y trata. Tres términos, tres palabras y algo en común: las mujeres y la desigualdad. Podríamos hablar de que las tres premisas son primas hermanas, pero Gizela Diz, psicóloga y criminóloga que investiga la trata de personas, expone una metáfora basada en un recorrido por cada uno de los términos y como complementan al resto. A fin de cuentas, la pornografía es la antesala de la prostitución y de la trata, y sendos términos dan lugar a otros como agresiones sexuales, violaciones o vientres de alquiler.
«Siempre me gusta explicar estos temas como si fuesen un camino», apunta Gisela Diz. «El inicio de este metafórico pero real camino es la pornografía porque crea un aprendizaje y unas actitudes de cómo ver la sexualidad de manera irreal. Para los jóvenes y adolescentes la pornografía es su primer acercamiento a la sexualidad desde muy temprana edad. A día de hoy es muy sencillo acceder a la pornografía porque las redes sociales e Internet están prácticamente al alcance de todos», específica la psicóloga en referencia al acceso a este tipo de contenidos.
Lo cierto es que la pornografía ofrece «conceptos de sexualidad segados» y «el producto audiovisual dista mucho de cuál es realmente la realidad sexual». «Que la mujer se represente como sumisa y complaciente es una realidad en la industria pornográfica. Y esto tiene unas consecuencias como, por ejemplo, percibir que el acto sexual es una acción donde la mujer debe ser explotada, donde no puede haber ninguna emoción física ni psicológica y donde los hombres tienen un impulso sexual que debe ser satisfecho por la mujer a cualquier precio», argumenta Diz.
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Con la llegada de las redes sociales a nuestro día a día y el deseo de los jóvenes por tener un perfil en Instagram o en TikTok resulta prácticamente imposible que desde jóvenes no tengan acceso a la pornografía. «Concienciar desde la escuela y desde temprana edad no provoca que se interesen por el mundo de la sexualidad desde los 8 años, porque probablemente ya lo hayan visto en Internet, sin embargo, explicarles que la pornografía no es la realidad que encontraran en unos años es una tarea imprescindible», esboza Gizela Diz, en tanto en cuanto afirma que «la realidad distorsionada sobre el sexo comienza a gestarse a los 8 años».
«Si los hombres buscan esa realidad distorsionada en sus parejas van a encontrar una realidad que dista mucho de la que tenían creada. En ese momento es cuando entra en juego la prostitución, porque ahí sí pueden realizar esos deseos marcados por la pornografía. Para atender a esa demanda de la prostitución hay una necesidad de conseguir mujeres y si no las hay entra en juego la trata», argumenta la criminóloga, en referencia a ese camino metafórico.
La trata es una respuesta a todo este proceso. La pornografía es el inicio y fomenta la trata de alguna manera. Gizela Diz ha analizado casos como el de la Manada y habla sobre la justicia de este tipo de sucesos que vulneran los derechos de la mujer. «Hay una sentencia de la impunidad que pone de manifiesto que los hombres pueden hacer lo que quieran contra la mujer sin demasiadas consecuencias y eso debería cambiar».
En relación a la prostitución y a la justicia, Gizela Diz remarca: «Suecia ha sido el primer país que ha criminalizado a los clientes y no a las prostitutas. Ellos han entendido que las víctimas de este tipo de prácticas son las mujeres. Si no hay consumidor no va a haber este tipo de problemáticas». Y añade: «La justicia tendría que cambiar porque las mujeres tienen que ser acogidas y respaldas por las leyes y para eso aún falta bastante».
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Cuando hablamos del consumo de pornografía en el mundo y del dinero que mueve, un aspecto relevante y a tener en cuenta, no podemos olvidar la relación que existe entre pornografía y prostitución, dos caras de una misma moneda, donde la distorsión de las relaciones sexuales y la degradación de la condición de la mujer están muy presentes. Gizela Diz, asegura que «un término retroalimenta a otro y viceversa».
«Quiero ser optimista respecto al futuro que está por llegar, pero a veces no es sencillo», relata Giz mientras suspira visiblemente preocupada. «Si hay algo que me preocupa especialmente es que hay una cifra oculta de víctimas de tratas. Si no te reconoces y no te visibilizas es como si no existiera la problemática y se convierte en algo grave», esboza. La investigadora afirma con contundencia que «estamos en el camino adecuado, dando pasos pequeños» y añade: «Las cosas se pueden cambiar y ahora es un buen momento. Se está hablando mucho más de estos temas, hay visibilidad sobre las problemáticas, lo estamos consiguiendo y tengo esperanza en ello. La visibilidad es el primer paso para el cambio».
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