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El mapa de Valladolid revela unos pequeños espacios de forma cuadrada ocultos entre las calles del centro de la ciudad. Son los patios de algunos lugares históricos, que permanecen ocultos a las miradas de los curiosos en el seno del edificio que los cobija. Los que se adentren pueden ser testigos del arte que decora sus arcos y columnas, que soportan el peso de plantas donde pasearon monjes benedictinos, estudiaron dominicanos o nacieron reyes.
La fachada del colegio de San Gregorio se lleva las miradas de los visitantes y turistas que se acercan a Valladolid, pero tras sus puertas se esconde uno de los claustros más antiguos de la ciudad. El edificio fue fundado a finales del siglo XV por el dominico Alonso de Burgos, quien constituyó el lugar como centro de estudios teológicos de la orden dominicana. El monumento fue rehabilitado íntegramente en 2009 y es sede del Museo Nacional de Escultura. Se puede visitar por un precio general de tres euros, pero los sábados y domingos su entrada es gratuita, de 16:00 a 19:30 horas y de 10:00 a 14:00 horas respectivamente.
El Patio Herreriano se ubica en un lugar con mucha historia, una que se remonta hasta el siglo XII, cuando en el solar donde hoy se ubica la galería se levantaban los Reales Alcázares. No será hasta el siglo XIV que pase a ser parte del monasterio de San Benito, para luego convertirse en la sede del museo de Arte Contemporáneo de Valladolid. De los tres patios que alberga la iglesia de San Benito, el que se ubica en el museo es el conocido como procesional, que antaño acogía las dependencias de los monjes, sus dormitorios, el refectorio, la sala capitular y la biblioteca. Este claustro comenzó a construirse a finales del siglo XVI y se finalizó en el año 1665. Su entrada es gratuita, junto con sus exposiciones, y los fines de semana está abierto de 11:00 a 20:00 horas, excepto el domingo, cuando cierra a las 15:00 horas.
La actual sede de la Diputación de Valladolid esconde un patio de estilo renacentista que sirve para repartir las estancias del antiguo palacio donde nació Felipe II. Su patio data del siglo XVI, como pieza fundamental de los palacios castellanos, que destaca por una planta cuadrada rodeada de columnas que sujetan el piso superior, donde se ubica una sala de exposiciones. Otro elemento que destaca de estos patios renacentistas es el pozo, ubicado en el centro del claustro. También es importante su suelo enchinarrado, empedrado con chinas y guijarros.
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Sobre la piedra de su pavimento también destaca su primer piso, decorado en madera, lo que premia el contraste de colores y materiales del patio. Su entrada también es gratuita y los fines de semana está abierto de 12:00 a 14:00 horas y de 19:00 a 21:00 horas.
Entre los lugares que pasan desapercibidos en las calles de Valladolid encontramos el patio de las Tabas, un lugar que destaca por su pavimento óseo, decorado con huesos de animales para crear mosaicos en su suelo enchinado. El claustro está encorsetado en el centro comercial 'Las Francesas', que toma su nombre del convento que allí se ubicaba y al que pertenece este patio de estilo gótico. Los arcos que decoran este lugar del siglo XVI se desarrollan a lo largo de tres plantas, ubicadas en torno a una fuente central que permanece apagada y que es muestra del deterioro de un espacio que espera remodelación.
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Su entrada es libre y se puede acceder desde una gran puerta ubicada en la calle Santiago que da la bienvenida a una pequeña plaza, antesala al patio ubicado tras otra entrada al final de la fachada del convento de Las Francesas.
La fundación del colegio de Santa Cruz se remonta hasta 1479, cuando fue fundado por el cardenal don Pedro González de Mendoza, en virtud de bula del papa Sixto IV. Su patio nació con un estilo gótico, pero el cardenal, apasionado del renacentista, hizo cambiar la idea original y a su arquitecto. La construcción del claustro está enmarcada en reformas, una en 1603 y otra en 1744, cuando se modificó el último cuerpo. En la actualidad, el patio se compone de tres pisos de arquerías de medio punto que se apoyan en pilares octogonales. Además, en su interior se encuentra el Cristo de la Luz, de Gregorio Fernández, una de las obras más conocidas de la Semana Santa vallisoletana. Su entrada es gratuita durante todo el año y de 8:00 a 21:00 horas.
Considerado el edificio renacentista de periodo clasicista más importante de Valladolid. Su estilo se puede comparar con el palacio Pimentel, donde el pozo ubicado en el centro del claustro también es uno de sus detalles principales. Su construcción comenzó en 1576, a cargo de Fabio Nelli de Espinosa, banquero vallisoletano hijo de un acaudalado banquero sienés. La inspiración de su construcción también es italiana, con una fachada simétrica con dos torres y acceso en el centro en línea con la entrada al patio. La entrada tiene un precio de un euro y está abierto todos los días, excepto lunes y domingos por la tarde. En su interior acoge el museo de Valladolid.
A finales del siglo XVI, Antonio Velasco y Rojas mandó construir frente al colegio de San Gregorio este palacio renacentista. Tras pasar de mano en mano a través de herencias, recaló en propiedad de la esposa del marqués de Villena, de quien toma su nombre. Sus espacios han sufrido alteraciones en su estructura, a excepción de su patio renacentista, que ha permanecido casi inalterado hasta la actualidad. En su interior acoge la instalación del Belén Napolitano del siglo XVIII y una sala de exposición temporal. Pertenece al Museo Nacional de Escultura y mantiene la tarifa general de tres euros, también está cerrado los lunes y su entrada es gratuita los sábados por la tarde y los domingos por la mañana.
El palacio de los Vivero de Valladolid tiene una gran carga histórica por ser el lugar donde los Reyes Católicos firmaron su compromiso matrimonial y celebraron la ceremonia nupcial. Actualmente es la sede del Archivo Histórico Provincial de Valladolid y durante el reinado de Isabel y Fernando también fue la Chancilleria, el más alto tribunal de justicia del reino y que no fue suprimido hasta el año 1834.
La arquitectura de Valladolid muchas veces esconde lugares como estos patios, que merecen la pena ser visitados y que se pueden acompañar de las exposiciones, que en su mayoría acogen estos espacios reconvertidos en museos.
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