

Secciones
Servicios
Destacamos
Desde el cielo y a vista de pájaro su estructura invita a fantasear. Su forma podría deberse a los designios de una divinidad, que en los orígenes de Cabezón de Pisuerga se dedicó a moldear el terreno, con hachazos de deidad que plasman una estructura -por lo menos- llamativa en la provincia de Valladolid.
En esta ocasión, nos vamos hasta la localidad vallisoletana, a poco más de 15 kilómetros de la capital, y para disfrutar de los llamados 'Entre Cortados', una zona que dispone de bastantes alternativas para desarrollar el senderismo y el deporte.
Noticia Relacionada
La idea es realizar una ruta de unos nueve kilómetros, con un nivel accesible para casi todos los públicos, pero siendo conscientes de que en el camino nos encontraremos algún ascenso y descenso, más pindio que prolongado.
Páramos, valles y cuestas... Pero todo sin demasiado exigencia técnica, eso sí, si ha llovido o llueve, podemos encontrarnos una buena dosis de barro, de ahí también la importancia del calzado a escoger.
Comenzamos el recorrido en la zona de las bodegas en Cabezón, es preferible aparcar previamente. Desde esta zona, muy abierta, se asciende por una pista hasta el cerro de Altamira por su cara oeste, con el paisaje lleno de pinos, que amenizan la marcha.
Según recoge la Oficina de Turismo del municipio, sobre esta elevación estaba edificado el castillo que formaba parte del sistema defensivo cristiano durante la Reconquista y construido en el siglo X. Podemos hacer el primer alto para imaginar lo que veían los defensores y cómo desde este cerro tenían una vista preferente sobre lo que les rodeaba a la hora de prevenir visitas inesperadas.
Estas vistas las podremos incluso incrementar en la parte más altas del Páramo de Valdecastro, en el que también podemos hacer una parada para coger aliento, fantasear con tiempos de lucha entre musulmanes y cristianos, y deleitarnos con todo el valle del río Pisuerga -si acudimos en estas fechas de niebla, también tiene su encanto, con una postal muy invernal, incluso con cencellada en los pinos-.
Si no hay niebla y el día está claro podemos disfrutar de toda la vega del Pisuerga y los Montes Torozos. Las puestas de sol, como apuntan los vecinos de Cabezón, son de las mejores de la provincia, de ahí que se hayan reflejado en artículos de cerámica, con los conocidos Soles de Cabezón, emblema del municipio y muestra de la maestría de los artesanos locales.
Avanzando nuevamente por el sendero marcado, comenzaremos a ver los cortados, formaciones esculpidas por el río durante siglos y que ponen en contacto bruscamente la superficie de los páramos con el fondo del valle.
Posteriormente, llegaremos a una amplia pista forestal, por la que descenderemos siempre hacia la izquierda, dejando el río a la derecha.
Tras dejar atrás los campos de cultivo -siempre utilizar los senderos y sendas que los bordean-, tomaremos un camino que nos llevará nuevamente a los cortados, pero esta vez los veremos desde la parte de abajo.
En el camino de regreso, perfectamente señalado y siempre dejando el río a la derecha, se divisan las distintas parcelas con la siembra, cruzaremos un pinar, y de ahí llegaremos al puente para regresar a la zona de las bodegas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.