La Arroyada, senderismo a diez minutos de Valladolid

A diez minutos de casa, el monte se abre camino. En el término municipal de Arroyo de la Encomienda existen parajes para disfrutar de una buena jornada de senderismo, de una divertida carrera o para desempolvar la bicicleta de montaña sin apenas perder tiempo entre idas y venidas en la carretera.

La ruta que os proponemos parte de la parte más alta de Arroyo, del final de la urbanización Sotoverde, a escasos metros del campo de golf.

Nada más terminar la calzada, en la que podemos dejar el coche gracias a los amplios aparcamientos que hay a lo largo de toda la calle (avenida Aguachales), cogeremos una senda ascendente que desembocará en una pista forestal más amplia con la que nos damos de bruces a apenas 100 metros de nuestra partida.

La actividad se desarrollará siempre entre campos de siembra, por lo que recomendamos respetar el trabajo en estas áreas y utilizar las múltiples sendas que los bordean.

En esta primera parte, el trazado asciende y giraremos en cuando podamos hacia la izquierda para subir otros 20 metros de desnivel positivo, y situarnos en la falda del primer cerro. Seguiremos por el camino en la linde entre la elevación que siempre dejaremos a la derecha y un campo arado a la izquierda. En función de la época del año, nos sentiremos como Gladiator entre espigas; o, una vez recolectado, divisaremos un horizonte con toda la ribera del Duero hacia Simancas detrás de la Autovía de Castilla.

Siempre hacia la izquierda y en la parte baja de los cerros, nos internaremos en un bosquecillo muy abierto de pinos en el que la senda es muy sencilla de seguir. El camino, tras hacer una curva y tras completar el primer kilómetro, nos devolverá hacia Sotoverde y en línea descendente, pero antes de llegar hasta las primeras caras de la urbanización tomaremos una nueva senda hacia la derecha, que nos permitirá rodear otro de los cerros de manera circular.

El camino, cuya única complicación es que en esta parte tendremos que pisar de lado durante unos 200 metros, nos sumergerá en una ruta que se asemeja a un tobogán -por sus ligeras subidas y bajadas-, y que transcurre de manera paralela a la carretera VP-5802 que une Arroyo y Ciguñuela.

En esta parte, los amantes de la bicicleta de montaña disfrutarán por el tipo de terreno, mientras que los senderistas o corredores lo harán por tratarse de una zona tupida en la que la civilización parece estar mucho más lejos -realmente solo está a unos 500 metros-.

La senda, tras un descenso y un ascenso con una fuerte pendiente pero de escasos 10 metros, nos sumerge a un más en un paseo entre pinos, especialmente bonito en época invernal con el musgo verde en la zona inferior de los árboles.

Tras unos dos kilómetros, por estos 'toboganes', la senda se abre y aparece una pista forestal que, de seguirla, nos llevaría hasta la carretera y hasta un recinto de 'paint ball'. Sin embargo, esta pista la utilizaremos para regresar, y en este punto tomaremos una senda ascendente que nos llevará de manera lateral al cerro -uno de los más altos de la zona y ya perteneciente a los Montes Torozos-.

En esta zona, si estamos en silencio y somos discretos -también en función de la época del año- no es de extrañar cruzarse con conejos, algún zorrillo e incluso corzos, sobre todo en la parte más tupida.

Después de ascender hasta la parte más alta, tomaremos de nuevo un camino descendente, con una pendiente importante y entre raíces hasta la pista forestal que vimos anteriormente y que, en vez de cogerla en la parte más alta donde la vimos antes, la cogeremos en la parte de abajo y junto a la carretera y el paint ball.

El regreso no tiene pérdida, y tras unos ocho kilómetros en conjunto, volveremos a estar junto a nuestro coche, con una actividad en la naturaleza y al lado de casa.

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