
S. S.
Jueves, 3 de agosto 2006, 02:00
Para el que no sea de la zona, aparentemente no es más que un árbol y una pequeña fuente que apenas mana agua. Sin embargo, es el lugar en el que antes se encontraba enclavado el poblado de Fuentemuñoz, a medio camino entre Lomas y Villarmentero. Al parecer, quedó yermo y deshabitado a principios del siglo XV a consecuencia de una plaga. Los vecinos que sobrevivieron buscaron cobijo en los dos pueblos aledaños y días después una expedición salió hacia Portugal en busca de agua bendita para bendecir los campos, que finalmente sanaron.
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Con motivo de este aparente milagro, los vecinos de Lomas y Villarmentero se comprometieron a celebrar cada 9 de mayo a San Gregorio, una fiesta conjunta, un voto de villa compartido. Allí se reúnen en torno a una comida de hermandad y el recuerdo de la historia de Fuentemuñoz, del que también participan los jóvenes peñistas de Lomas, que animan la fiesta.
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