Alfredo Alonso Barrio y Alfredo Alonso Mediavilla, dos generaciones de sindicalistas aguilareños ante el solar de la antigua Fontaneda.. N. E.
Palencia

Un solo apellido para dos victorias sindicales

Alfredo Alonso, padre e hijo y protagonistas de la lucha de los trabajadores en las crisis industriales de Fontaneda y de Cerealto Siro

Nuria estalayo

Aguilar

Domingo, 3 de julio 2022, 00:31

Alfredo Alonso Mediavilla y Alfredo Alonso Barrio, son padre e hijo y trabajadores de la misma empresa galletera, sindicalistas y han ocupado la presidencia del comité. Han desarrollado una trayectoria laboral y sindical muy similar en Aguilar de Campoo. Ambos, como miembros del comité, ... han tenido que desafiar en diferentes épocas las crisis surgidas en la factoría que les contrató, y enfrentarse a la peor pesadilla que puede tener un trabajador: capear con la amenaza de impagos de sueldos, cierre de empresa, y pérdida de empleo.

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En el primer caso, con Fontaneda, una parte de la pesadilla se hizo realidad, pero pudo ponerse freno; en el otro, con Siro, la nueva crisis también se ha aplacado, pero aún el comité, con el joven Alfredo al frente como presidente, se está negociando el acuerdo. Aunque el fantasma de los cierres y despidos parece que se ha desvanecido, lo que parece claro es que el trabajador tendrá que seguir apretándose con fuerza el cinturón.

El padre era el vicepresidente del comité en 2002, mientras que el hijo se encuentra ahora al frente de la representación sindical

El veterano Alfredo, de 63 años de edad y ya jubilado, comenzó a trabajar en Fontaneda en 1973. En 2002, fue uno de los principales actores principales del sonado conflicto, ya que además de participar, como el resto de los trabajadores –y el pueblo entero– en protestas y manifestaciones, también como representante de CC OO formó parte de las negociaciones y protagonizó encierros dentro de las extintas instalaciones industriales. Tras hacerse Siro con la fábrica (aunque no con la marca), las cosas mejoraron y comenzó a trabajar en el denominado Horno de Galletas de Aguilar (en él, llegó en 2007 su etapa como presidente del comité). Más tarde, con el resto de la plantilla, se trasladó al moderno edificio que levantó la firma en el polígono de la localidad, y en el que sigue trabajando y luchando su hijo. Él concluyó su vida laboral en la galletera en noviembre de 2019, para jubilarse definitivamente en 2021. Trabajó inicialmente en producción y luego en mantenimiento.

Se afilió al sindicato en 1980 y ha formado parte del comité de empresa durante 37 años, ocupando los cargos de delegado, secretario y presidente. Ha coincidido con su hijo trabajando en la galletera y también durante 6 años en el comité, siendo él presidente y su hijo secretario.

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Sobre el conflicto de Fontaneda de 2002, recuerda que lo vivió «en un principio con rabia, luego con la serenidad que exigían las circunstancias, intentando de todas las formas posibles salvar el empleo en Aguilar», describe, añadiendo que sintió «en todo momento el apoyo de todo el pueblo» y que concluyó «con un final que supuso una victoria sindical importante».

En cuanto al reciente conflicto de Siro, lo ve como «un poco de lo mismo, una empresa mal gestionada que de alguna forma quería hacer responsables a sus trabajadores, y estos una vez más han demostrado su responsabilidad y sensatez hasta lograr un acuerdo».

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Por su parte, Alfredo hijo, de 34 años, lleva 15 años trabajando en Siro como operario de producción de galletas. Reconoce la influencia de su padre como trabajador y sindicalista, y de él, certifica que ha recibido consejo y experiencia. «La vida laboral de mi padre y sindical, me ha servido de reflejo sobre cómo encarar los temas sindicales, gestión de tiempos y de personas, gestión de conflictos y, por supuesto, asesoramiento legal», precisa.

Al igual que de su padre, Comisiones Obreras siempre ha sido su sindicato. Lleva 13 años en el comité de empresa como delegado sindical, secretario y actualmente, presidente. El conflicto de Fontaneda, «lo recuerdo yo teniendo 15 años y siendo un mazazo tanto en mi casa como en el pueblo», pero, al mismo tiempo, «con emoción de ver cómo una lucha sindical perfecta, se convertía en portada de telediarios», y en la que ayudaron «el pueblo, la comarca, niños abuelos…, todos». «Por supuesto, la lucha sindical de mi organización, CC OO, fue clave y con ello, pues mi padre a la cabeza; como siempre priorizando el empleo a todo lo demás», concreta, concluyendo que fue «duro» y que hubo «mucha presión, incluso algún insulto, pero con final feliz».

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Similitudes

Sin duda, ve similitudes entre los dos conflictos, Fontaneda 2002-Siro 2022. «El paralelismo era evidente, 20 años después, nos quedábamos sin empleo un montón de familias, sí es cierto que sindicalmente ha sido diferente», opina, observando que en este último «ha habido mucha negociación silenciosa y el ruido mediático ha sido al final del conflicto».

«La exposición ha sido menor, pero también con mucha presión encima y con el mejor final posible», alega, enfatizando que en eso es en lo que más se parecen los dos conflictos que han resultado «dos victorias sindicales». Pero sin olvidar que el conflicto ha sido duro y se ha «afrontando el desafío de ir al abismo o renunciar a un poco para ganar un mucho en el futuro cercano». Asimismo, asegura que «era susto o muerte, como dijo la ministra», por lo que «elegimos susto y elegimos futuro», explica aplaudiendo a sus compañeros.

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