Palencia

Una de cada seis inspecciones en piscinas reveló cantidad inadecuada de desinfectante

Para que todas estas piscinas puedan abrir con normalidad la temporada de buen tiempo o durante todo el año, deben cumplir una serie de medidas para que la calidad del agua sea la necesaria y las instalaciones y los servicios anexos mantengan las características higiénico-sanitarias exigidas.

La Sección de Protección de la Salud, que coordina todas estas las actividades en el ámbito provincial, llevó a cabo el año pasado un total de 298 inspecciones en las piscinas de la provincia. De estas, un total de 70 se realizaron en las instalaciones climatizadas, donde se confirmó un expediente sancionador, mientras que las 228 restantes tuvieron lugar en las piscinas al aire libre.

El número de incumplimientos superó los 50, concretamente fueron 51, 25 por exceso de desinfectante y 26, por defecto. «Las incidencias que más hay es por baja desinfección o alta desinfección. Ese es el riesgo», afirma el jefe del Servicio Territorial de Sanidad de Palencia, Luis Fernando Román.

Además, se hicieron 477 controles del nivel de cloro, 471 del pH, 291 de la turbidez del agua, 83 de su temperatura y, dentro de las climatizadas, 83 pruebas de humedad y un total de 102 del nivel de CO2.

Para que la temporada de chapuzones pueda comenzar en tiempo y de forma apta, en los meses de marzo y abril desde la Sección de Protección de la Salud solicitan a los titulares de piscinas descubiertas inscritas en el censo, que comuniquen las fechas de apertura y cierre de la temporada de baño, así como aquellos datos relevantes para una adecuada vigilancia sanitaria.

Este estudio de las piscinas se lleva a cabo siguiendo una instrucción dictada por la Dirección General de Salud Pública, sobre vigilancia sanitaria de estas instalaciones de Castilla y León. Según el Real Decreto 742/2013, siempre se hace una visita de inspección al comienzo de la actividad y también si hay paradas temporales superiores a los quince días, para valorar que la instalación sea apta para su uso y que se cumple con la normativa vigente. Además, a lo largo del año se mantiene una vigilancia de verificación (que se refleja en un acta) para valorar el correcto funcionamiento de estas instalaciones.

La frecuencia de las inspecciones tanto en las piscinas descubiertas como en las cubiertas, el tiempo que permanezcan abiertas al público, es mensual, aunque se pueden hacer todas las que se consideren oportunas.

«Los análisis de las piscinas son presentados por los ayuntamientos o por las empresas que lo gestionan y tienen que enviarlos. Luego se desplazan hasta allí los farmacéuticos y estudian y observan todo, el dosificador, la técnica mecánica, la opacidad del agua...», argumenta Román.

Es obligatorio que los titulares de las piscinas tengan un protocolo de autocontrol actualizado, específico y también que registren los datos relativos a este autocontrol y situaciones de incidencias e incumplimientos, con las medidas correctoras adoptadas. Antes de cada 30 de abril, tienen que grabar la información del año anterior en el sistema de información sobre piscinas llamado Siloé.

Si los datos de las piscinas están registrados en Siloé, los de las zonas de baño se graban en Náyade, un sistema de información sanitario del Ministerio de Sanidad, que recoge datos sobre la calidad del agua de baño y las características de las playas, tanto continentales como marítimas. Durante cada temporada, los ciudadanos pueden consultar el mapa de aptitud de las zonas de aguas de baño (apta, no apta, sin calificar, etc) a través de Náyade, que se actualiza semanalmente.

Palencia cuenta con dos zonas de baño, el embalse de Ruesga, que cuenta con dos puntos de muestreo, y el de Aguilar. El ratio local por habitantes y zona de baño asciende a 78.894 personas. Antes del 1 de febrero de cada año, los ayuntamientos que lo deseen, formulan la solicitud de alta o baja de una zona de baño ubicada en su término municipal para que puedan acudir. El objetivo de la vigilancia sanitaria de las zonas de baño es determinar la aptitud de las aguas de baño a través de una inspección visual y una toma de muestras para análisis microbiológico (enterococos intestinales y E. coli).

Esta toma de muestras se realiza mediante un muestreo inicial, veinte días antes del inicio de la temporada de baño, y otro programado, que consta de, al menos, ocho muestras distribuidas uniformemente a lo largo de la temporada de baño. El año pasado en Palencia se llevaron a cabo 9 inspecciones visuales por zona de baño (18 en total) y 9 tomas de muestra, también por zona de baño (otras 18). No hubo situaciones irregulares ni incidencias y, al igual que años atrás, recibieron la calificación de excelente.

La vigilancia y el control del agua de la piscina, de la ducha o el que se bebe del grifo forma parte del amplio ámbito de actividades que conforman la Salud Ambiental. «Nosotros no vivimos aislados, vivimos relacionados con el medio ambiente. Nuestra salud no es una cosa aislada, es una sola salud, que tiene una interrelación entre la salud humana, medioambiental y animal. Y eso es clave. Entonces en este medio ambiente que nosotros vivimos, existe una serie de riesgos ambientales, que pueden ser físicos, químicos o microbiológicos. Y gestionar esos riesgos son los programas que tenemos desde Sanidad», afirma Luis Fernando Román.

Por este motivo, en 2023 se realizaron un total de 1.867 inspecciones, de las cuales 172 pertenecieron al programa de prevención de la legionelosis. Se trata de una bacteria que está en el agua y es capaz de sobrevivir en un amplio intervalo de condiciones físico-químicas, multiplicándose entre los 25 y los 50 grados. Su base es las aguas superficiales como lagos, ríos, estanques y desde ahí puede colonizar los sistemas de abastecimiento, incorporándose al agua sanitaria, ya sea fría o caliente

Y puede llegar a provocar neumonía grave. Por este motivo, las torres de refrigeración, los centros residenciales, hospitales... los lugares donde hay acumulación grande de personas, todos esos establecimientos, tienen que tener un plan de gestión de la legionela. Anualmente se planifica un calendario de muestreo en función del censo. Las muestras se toman en base a la evaluación del riesgo de las instalaciones y el histórico en positivo de los dos últimos años. Las residencias de ancianos, los equipos de enfriamiento, las piscinas climatizadas y los spa son los principales lugares de vigilancia.

Hay un total de 148 establecimientos controlados para la prevención de la legionelosis. 27 establecimientos con torres de refrigeración, 5 centros sanitarios u hospitales, 54 residencias de mayores, 7 piscinas de climatizadas o spa, 52 hoteles y 3 centros de educación especial.

Las actuaciones de control han ascendido el año pasado hasta las 172, detectándose un caso. Este año, en 2024, también se ha detectado ya otro caso. ¿Y cómo se actúa si aparece algún caso positivo? El pacientes acudirá a su médico, que rápidamente mete la información en Medora, el programa que guarda los diagnósticos del Sacyl. «Así, Epidemiología se entera. Ya sabe que ha habido un caso, se lo han comunicado, por lo que se vigila si hay más afectados y se manda a los servicios oficiales de salud pública», argumenta el jefe territorial de Sanidad. Se toman las muestras necesarias donde se vea el riesgo y se llevan a analizar al laboratorio situado en el mismo edificio del Servicio Territorial de Sanidad. «Cuando hay brotes a nivel de otras provincias, también se analizan aquí», agrega, subrayando la importancia del laboratorio y la labor de la docena de profesionales que ahí trabajan. «Nosotros tratamos de minimizar los riesgos, porque terminar con ellos es imposible», reconoce.

El programa de vigilancia del agua de consumo llevó a cabo 1.155 controles durante el 2023, además de autorizarse 25 localidades para el suministro con cisterna, que tuvieron 28 controles. «El año pasado se aumentaron los criterios de calidad del agua. Todos estos riesgos ambientales están regulados desde la Unión Europea», afirma el jefe del Servicio Territorial de Sanidad.

Los tipos de incidencia pueden deberse a la superación de los valores paramétricos establecidos, situaciones excepcionales como desastres naturales que puedan provocar deficiencias en las infraestructuras o la falta de suministro de agua por un periodo superior a un día. Sea cual sea la incidencia, tiene que ser notificada en Sinac (Sistema de Información Nacional de Aguas de Consumo).

Las inspecciones de Sanidad Ambiental también llegaron el año pasado a los centros de tatuajes, micropigmentación y anillado, donde se realizaron 109, 34 en establecimientos de biocidas y 26 en albergues del Camino de Santiago. «La salud pública aquí es un trabajo silencioso y desconocido», concluye Luis Fernando Román.

«El polen genera muchas alergias. Aquí tenemos una toma de muestras y todas las semanas se manda a la Universidad de Salamanca y analizan todas esas sustancias», explica el jefe del Servicio Territorial de Sanidad, Luis Fernando Román.

Todos los datos que se recogen semanalmente, se cargan en la página web de la Junta de Castilla y León para que las personas alérgicas sepan cómo está el ambiente actualizado y también cómo va variando la concentración de polen en el ambiente. Incluso existe una aplicación «donde salta la alarma si ha habido una subida. Es una información para minimizar los riesgos».

Estas tomas semanales se recogen con un muestreador de aire situado en una azotea de la ciudad que coge la exposición de los siete días. «Ahí puede aparecer polen de gramíneas, encinas... de lo que sea», explica Román, quien subraya la importancia de que las bases de datos estén conectadas «para hacer las evaluaciones de riesgo. Por eso es necesario tener mucha información. Es un trabajo silencioso, pero para tomar decisiones sobre datos, es necesario contar con ellos. Por este motivo se quiere que todas las aplicaciones estén conectadas y sean compatibles», agrega.

En 2023, se llevaron a cabo un total de 55 inspecciones del captador de polen, dentro del Programa del Polen-Agrobiología de Castilla y León.