Las consultas y reclamaciones de los palentinos a la Unión de Consumidores (UCE) por cuestiones relacionadas con el gas y la electricidad se han duplicado «en los últimos años». Según advierte la organización, estas quejas están motivadas por un «sinfín» de razones, entre las ... que destacan las irregularidades en los recibos, las subidas de tarifas sin previo aviso, las penalizaciones por baja anticipada, las trabas para solicitarla o el cobro de servicios adicionales no solicitados, entre otros. «Los motivos son diversos y hace que los consumidores acudan a nosotros para solicitar información o realizar la correspondiente reclamación», matiza a través de un comunicado.
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Carmen Aguado
A todo ello, además, cabe añadir «la mala atención» que prestan estas empresas en su servicio de atención al cliente, caracterizado por «ser poco eficaz y tardar mucho en resolver las reclamaciones». «Cuando un consumidor realiza una llamada a este servicio, en vez de atenderle una persona, se encuentra con una locución que le hace preguntas y después de unos largos minutos puede que le atienda un teleoperador al que hay que volver a repetir todo lo dicho anteriormente», argumentan desde el colectivo, al tiempo que añaden que posteriormente indican que «todos los agentes están ocupados y cuelgan la conversación».
La Unión de Consumidores de Palencia, que hace hincapié en que estas quejas dejan atrás las derivadas del sector de las telecomunicaciones, «tradicionalmente las más reclamadas», confía en que «en breve» se apruebe la nueva ley de Servicios de Atención al Cliente. Con ella, se persigue que la atención telefónica «sea ágil y personalizada, además de limitar la atención automatizada, pudiendo solicitar en cualquier momento de la llamada ser atendidos por una persona».
La UCE recalca que los consumidores y usuarios palentinos siguen batallando «con los mismos problemas de años anteriores, incrementados con los producidos por las nuevas artimañas a que lamentablemente nos tienen acostumbrados algunos sectores, cuya imaginación para producirlas no tiene límite. A todo ello hay que añadirle la continua y creciente ciberdelincuencia. Nosotros aconsejamos continuamente no dar datos personales ni económicos a través de teléfono, WhatsApp o internet y si se recibe algún mensaje que parezca auténtico, desconfiar y no contestar hasta no haberse informado sobre su posible veracidad», subraya su presidente, Alberto Arzúa, a la vez que describe otra estrategia que presuntos estafadores utilizan, que consiste en que «un número de teléfono nos llama y al descolgar se identifica una persona indicando que llama de un organismo oficial, como seguridad social, hacienda…. Y la llamada se corta. Nunca rellamar, pues ahí empieza la estafa», insiste.
«Es verdad que con las denuncias de Consumidores y Usuarios y de sus Asociaciones, los legisladores van poniendo coto a esos desmanes, pero esto sólo ocurre con posterioridad», apunta.
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