
Ramón Barea, actor
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Ramón Barea, actor
«Todavía me da pudor firmar como autor o director de un proyecto»Palencia conmemora este jueves el Día Mundial del Teatro con la presencia del actor Ramón Barea (Bilbao, 1949) que, junto a Patxo Tellería y bajo ... la dirección de Mireia Gabilondo, escenificará en el Teatro Principal (20:30 horas) 'El dilema del corcho'. La capital palentina acogerá así el estreno en Castilla y León de esta comedia política con la que el polifacético profesional del mundo de las artes escénicas y audiovisuales, Premio Nacional de Teatro en 2013, lleva de gira por el territorio nacional desde octubre del año pasado y que se construye sobre un dilema moral que provoca una divertida, emocionante e intrigante lucha de caracteres. Enumerar las intervenciones en teatro y cine de Barea resultaría una labor titánica, ya que se acerca o sobrepasa el centenar, sin olvidar su participación en la ficción televisiva.
-Cuesta hablar con usted estos días, tiene la agenda muy apretada…
-Además de girar con 'El dilema del corcho', estoy promocionando la obra teatral '¿Quién nos disparó?', un texto del joven autor rumano Alexandru Stanciu que dirijo yo, y la película 'Los aitas', que dirige Borja Cobeaga y en la que participo como actor.
-'El dilema del corcho' se presenta este jueves en Palencia.
-Así es. Creo recordar que en el Teatro Principal de Palencia me concedieron hace ya unos años el premio del público a mejor actor por un montaje con la compañía UR, con la que he actuado en la ciudad con otros montajes. Estoy encantado de volver.
-Esta representación será el estreno del montaje en tierras castellanas y leonesas. ¿Cómo les está yendo en la gira?
-Patxo Tellería es uno de los autores vascos más importantes y esta obra se estrenó en euskera en el Teatro Arriaga de Bilbao en 2023 y yo coprotagonizo con él la versión en castellano, que se presentó en ese mismo teatro en octubre del año pasado. Para mí esta obra es como un primer despegue y, además, está teniendo muy buena acogida de público y de crítica.
-La función de Palencia coincide con la conmemoración del Día Mundial del Teatro. ¿Qué momento vive hoy el teatro?
-En días pasados leí una noticia en la que se resaltaba que todas las funciones de los teatros de Madrid tenían prácticamente el aforo completo, un nivel de ocupación que no se había vivido nunca. En ese sentido, los espectadores están respondiendo muy bien, por lo que la visión es muy optimista. Otra cosa es la oferta teatral que se presenta para fidelizar público.
-¿Qué ofrece 'El dilema del corcho'?
-Tiene una estructura de comedia de enredo, pero con cambios rápidos de conflictos, con lo cual deriva en un drama político o moral. Yo hago de un profesor de Política jubilado que tiene prestigio social y Patxo, de un antiguo alumno. Mi personaje se encuentra entre el dilema de aceptar o no una máquina que podría curarle de un cáncer y cuya donación correría a cargo de un afamado millonario industrial. Y esas dudas le surgen porque no sabe si esa acción corresponde a la caridad, filantropía o evasión de impuestos del empresario. Es un debate ético a tiempo real en el que se rememoran cosas del pasado y en el que pasamos por muchos estados emocionales. Después de representar esta obra, los dos actores salimos como flotando.
-Dentro de las artes escénicas y del mundo audiovisual es un profesional muy completo: actor, dramaturgo, director teatral y realizador y guionista cinematográfico. ¿Cómo hila esas facetas?
-Cuando me inicié en el mundo de la interpretación con veinte años en un grupo de teatro independiente, yo quería ser actor a toda costa. Y en las otras facetas me fui introduciendo de forma natural; ahora escribo un texto, igual ruedo un cortometraje… Y, fíjate que todavía me da pudor firmar como autor o director. Meterme en tantas facetas ha fluido sin pretenderlo, me lo he ido encontrando por el camino.
-Hoy, ¿tiene la potestad de elegir proyectos?
-Sí. Yo nunca he tenido representante, no tengo a nadie que me filtre y la verdad es que recibo muchos proyectos. Elijo en función de si me cuadra con fechas ya comprometidas. No me muevo por si me gustan más o menos, la mayoría de las veces tomo las decisiones al azar.
-A Ramón Barea se le rifan.
-(Risas). Me siento apreciado y es muy grato cuando lees críticas elogiosas de tu trabajo. Yo estoy ahí y no me preocupa ser protagonista o hacer dos sesiones de una serie. Nunca me he cuidado para labrarme una carrera de logros inmediatos. Soy un corredor de fondo, seguramente por venir del teatro, y cargar y descargar furgonetas, algo que me ha servido para tener una actitud más relajada y distante y también para perder la pasión por el trabajo, no así del oficio. A mí me resulta muy saludable cambiar de género y de facetas. Siempre me he mantenido sano porque a nivel profesional no he apostado por una sola cosa.
-En 2012 recibió el Águila de Oro del Festival Internacional de Cortometrajes de Aguilar de Campoo.
-Es un festival al que he acudido varias veces y ese trofeo, que conservo, me lo concedieron por mi trayectoria. Me acuerdo de Aguilar y de que el día de la entrega del premio nos hicimos unas fotos en la orilla del río. Fue un momento muy entrañable y en el que me sentí muy arropado.
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