Protección fabricada desde el instituto

Muchas son las personas que durante estos días de crisis están trabajando para combatir el virus. Enfermeros, médicos, celadores, policías, taxistas... Pero también están aquellos que, de manera desinteresada, ayudan con sus recursos para acabar cuanto antes con esta situación. Iniciativas solidarias como la que se está llevando a cabo en el Instituto Trinidad Arroyo de la capital palentina, que desde el pasado domingo está fabricando gracias a cuatro impresoras de 3D, viseras antisalpicaduras de protección para los sanitarios.

Miguel Ángel Cruz y Pablo Acinas, dos profesores del centro, han sido los principales impulsores de esta iniciativa solidaria que partió a través de la aplicación Telegram, como explica el tutor Pablo Acinas. «Surgió a través de varios grupos de Castilla y León que tenemos en la aplicación Telegram para intentar colaborar en todo lo posible. Una idea que además se ha trasladado a todas las provincias de España», afirma Pablo.

A través del grupo en esta aplicación, los profesores de este y otros centros organizan el modelo de viseras que hay que hacer, cuando se gestiona la recogida y la cantidad que hace cada uno. «Todo ello se refleja en una hoja de cálculo que se va actualizando a diario. En ella se reflejan también los acetatos y las gomas para la cabeza utilizados para la creación de estas viseras», destaca Pablo Acinas. «Después de todo ese proceso la Guardia Civil se encarga de pasar por las casas particulares a recoger las viseras que haya hecho cada uno a diario».

Pero Pablo no solo fabrica estas preciadas viseras en el instituto, también lo hace desde su casa, contribuyendo de esta manera a que los sanitarios puedan realizar su trabajo sin ningún riesgo. «En el instituto tenemos cuatro máquinas y yo una en casa. Yo empecé a fabricarlas a nivel particular, poco más tarde cuando surgió la idea de fabricarlas en el instituto, pedimos el pertinente permiso ala directora del centro y a la dirección provincial», apunta el profesor palentino.

Para comenzar a fabricar las viseras protectoras, tanto Pablo como Miguel Ángel usaron un modelo suministrado por los compañeros del grupo de la aplicación telefónica. «Hay varios modelos y el que estamos haciendo es un modelo libre para impresoras 3D, que se puede descargar en Internet y cualquiera puede imprimir», indica Pablo Acinas, que lleva fabricando este material desde el domingo en su domicilio particular y desde el lunes en el centro palentino. «En el instituto estamos limitados porque solo podemos abrir tres horas al día entre las 10:00 y las 13:00 horas. Hacemos alrededor de 24 viseras diarias en el instituto más las que pueda hacer yo en mi propia casa. Tardamos en fabricar cada una de las viseras protectoras alrededor de una hora. Tenemos una máquina que es capaz de imprimir tres a la vez, mientras que las otras tres impresoras solo pueden hacer una cada hora. Es precisamente el tiempo lo que nos tiene más limitados», apunta el profesor palentino, que tras salir del instituto y regresa a su casa continúa trabajando para llevar a cabo esta acción altruista de ayuda. «Toda ayuda es poca», destaca.

Pablo Acinas y Miguel Ángel Cruz son dos profesores que se suman a la labor solidaria de otros tantos palentinos y españoles que colaboran para ayudar en una difícil situación, pero esta colaboración no acaba aquí. «Ahora estamos esperando a que salga un modelo definitivo de respirador, que también es importante porque el problema es que si están mal diseñados o funcionan mal, se pueden atascar con lo que eso conlleva para la persona que está utilizando ese respirador. Cuando tengamos el modelo, nos pondremos a hacerlo», explica Pablo Acinas.

La vida sigue en cuanto a la enseñanza se refiere, las clases durante este periodo de cuarentena preventiva continúan aunque de manera diferente a la habitual. Los profesores y alumnos del Trinidad Arroyo dejan ahora la pizarra y las explicaciones cara a cara, para trabajar con ordenadores y tablets. «Estamos trabajando de manera telemática, siempre con las limitaciones de que la formación no sea presencial», explica el profesor del instituto Pablo Acinas.

Una situación muy diferente a la que tanto unos como otros están acostumbrados. «Es distinto a pesar de que se hace a través de videoconferencia. Siempre tienes la limitación de no tener al alumno delante, además si vas a hacer una prueba o un examen es más complicado porque muchos pueden consultar sus dudas a través de Internet. Hay mecanismos pero es muy complicado», señala el tutor, quien explica que «cada profesor impone su criterio en cuanto al tiempo de formación, el problema es que muchos alumnos están mas tiempo frente al ordenador de las horas que suelen estar en sus clases».

Una situación inusual en la que tanto Pablo Acinas, como su compañero Miguel Ángel Cruz están compaginando con la fabricación de este material de protección para los trabajadores de la sanidad. «Yo tengo ciclos formativos y estoy más liberado para fabricar las viseras. Ahora mismo mis alumnos tenían que estar formándose en empresas y está todo parado lógicamente», concluye.

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