La Policía acudió al domicilio para informar del deceso del arrollado por el tren y halló a la mujer estrangulada

Los vecinos no podían dar crédito a lo que acababa de suceder, no podían imaginar que el final de esa pareja «tan maja», el comentario más escuchado cuando se referían a ella, fuese tan macabro. Hablaban de Boris Pascual Martínez, de 36 años, y de Raquel Carrión Díez, de 32, como una pareja bien avenida y muy amable con todos. Lo apuntaban este lunes en el estanco situado al lado del portal número 3 de la avenida Reyes Católicos, en el barrio de Pan y Guindas, donde residía la pareja junto a su hija de 7 años y su hijo de 2. «Él venía a comprar aquí tabaco y era un chico muy agradable, igual que ella. No se les había visto nunca discutir. Él bajaba mucho con el perro y se le veía también mucho con los niños. Se le ponen a uno los pelos de punta, la verdad», agregaban desde la expendeduría de tabaco, donde, entre cliente y cliente, se seguía con atención esa nube de transeúntes que se había formado alrededor del portal donde fue encontrado el cuerpo sin vida de Raquel, víctima de violencia de género a manos supuestamente de Boris, quien después se suicidó arrojándose a las vías del tren.

A primera hora de la mañana, sobre las 7:20 horas, el Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León recibía una llamada en la que se alertaba de que un hombre de 36 años había fallecido tras ser arrollado por un tren en la calle Jardines de la capital palentina, a la altura del hospital San Telmo. Hasta allí acudieron dotaciones de la Policía Local y Nacional de Palencia, bomberos del Parque de Palencia y personal sanitario de Emergencias Sanitarias-Sacyl, que confirmó el fallecimiento del hombre.

Para entonces había ocurrido ya la primera parte del macabro suceso. Desplazados agentes de la Policía Nacional al domicilio del hombre arrollado por el tren en el 3ºA del inmueble número 3 de la avenida Reyes Católicos para informar del hecho a su familia, les abrió la puerta del piso una niña de 7 años, que les alarmó al decir que no estaban sus padres en casa. Los agentes entraron en la vivienda y encontraron en una habitación, al lado de la cama, a su madre, la pareja del fallecido en las vías del tren, con signos de estrangulamiento. Además de la niña, hija natural de Raquel pero no de Boris, en el domicilio se encontraba también un niño de 2 años, este sí hijo en común de la pareja. Los dos se hallaban en buen estado y los agentes de la Policía Nacional dieron aviso tanto al Juzgado de Instrucción número 4, que se encontraba de guardia, como a la Fiscalía y el forense, además de a Servicios Sociales.

«Yo he salido de casa en torno a las 10:00 horas y estaba todo tranquilo, y cuando he vuelto una hora más tarde, sobre las 11:00, estaba ya todo lleno de policías y no dejaban entrar al portal salvo a los vecinos», comentaba uno de los residentes en el número 3 de la avenida Reyes Católicos, un inmueble de nueve alturas más ático con dos viviendas por planta. «Llevaban poco tiempo viviendo aquí, un año y medio o así, pero no les habíamos oído ni una bronca. Él bajaba mucho con el perro a la calle y luego con los niños, iban todos a buscar a la madre, que creo que estaba en un supermercado Lupa. Y él creo que él trabajaba en la antigua Peguform», apostillaba el vecino, quien, al igual que su mujer, no había tratado mucho ni a Boris ni a Raquel en el tiempo que llevaban viviendo en el inmueble.

Mientras la Policía Científica proseguía con la investigación en el domicilio (se buscaba allí posibles objetos con los que se podía haber cometido el crimen), en la calle eran cada vez más los curiosos que detenían sus pasos a la altura del portal para saber por qué había tantos policías allí. Se mezclaban con familiares de la mujer fallecida –un primo de la joven Raquel solo acertaba a decir «estamos en shock» y otra joven, también prima de ella, se iba del lugar angustiada todavía más ante la presencia de tanta cámara de televisión y fotos–, que esperaban conmocionados de pie, entre las lágrimas y la incredulidad, los unos consolándose a los otros, a recibir alguna información más.

El cadáver de Raquel había sido trasladado ya por los servicios funerarios hasta el Tanatorio de Palencia para serle practicada la autopsia, igual que antes había ocurrido con el de Boris. Y de los niños de 7 y 2 años se hicieron cargo en Servicios Sociales, que una vez localizada, determinó que, de manera provisional, se hiciese cargo de ellos la abuela materna.

Sobrepasadas las 12:30 horas, y después de precintar el piso en el que vivía la pareja, la Policía Nacional abandonaba el lugar, mientras el revuelo de personas continuaba todavía en la calle, conmocionados los que conocían ya la noticia por los medios de comunicación o por el boca a boca y expectantes los que no por saber qué había pasado.

CC OO ha convocado a las 12:00 horas de este martes una concentración a las puertas del supermercado Lupa de Cardenal Cisneros en apoyo a la familia de la joven, que trabajaba en ese establecimiento, y UGT expresó su «más enérgica condena» por el crimen.

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