Palencia
La plantación de la trufa negra aumenta un 250% en cinco años y llega a 300 hectáreasPalencia
La plantación de la trufa negra aumenta un 250% en cinco años y llega a 300 hectáreas«Es un año muy bueno para la trufa negra. Va a haber una gran producción», señala Juan Andrés Oria de Rueda, director de la Cátedra de Micología y profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia. Actualmente se superan las trescientas ... hectáreas de plantación de este hongo en la provincia, distribuidas entre una veintena de agricultores. La plantación de este hongo se ha incrementado un 250% en los últimos cinco años, ya que en 2018 se reducía a 120 hectáreas. Y va a ir a más porque se incrementan las peticiones para habilitar terrenos destinados previamente a otros cultivos.
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«En los montes Torozos salen naturalmente trufas negras. Puedes ir un día como hoy con un perro o cochinillo y encontrar alguna», afirmó Oria de Rueda. Pero, sin duda alguna, la mejor zona para producir este preciado manjar en Palencia es el Cerrato. El suelo calizo y las condiciones climatológicas (sobre todo el frío) convierten a las trufas negras que salen de estas tierras en un producto de una calidad excepcional. «Es el terreno con mayor producción y potencial», agrega. Este año se han llegado a superar los cincuenta kilos de trufa negra por hectárea. Cada gramo de este hongo «de la buena, la que interesa a nivel mundial» se paga a un euro, por lo que 50 kilos serán 50.000 euros. «Pero solo si has cuidado la plantación, no todos los terrenos rinden al mismo nivel», matiza el director de la Cátedra de Micología.
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Este invierno, que ha llovido abundantemente, la plantación de trufa no habría dado casi más trabajo que ir a recoger los hongos, ya que el suelo no necesita aportes de abono o fertilizantes. «Estas encinas fijan mucho carbono, eso tiene un añadido muy positivo desde el punto de vista ambiental, ecológico y planetario», subraya el director de la Cátedra de Micología, con la que colabora la Diputación con un convenio anual de 15.000 euros para trabajos de investigación y consolidación del sector micológico en la provincia, que cada vez cuenta con un mayor número de adeptos.
La plantación controlada de trufas es posible gracias a la ciencia porque este cultivo se genera por la denominada micorrización, que se consigue con las asociaciones simbióticas entre los hongos y las raíces de las plantas. Las raíces segregan azúcares, aminoácidos y otras sustancias orgánicas utilizadas por los hongos y, en contrapartida, parece ser que las trufas convierten los minerales del suelo y los materiales en descomposición en formas asimilables para las raíces.
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La recogida de este preciado producto se realiza en invierno, que es cuando es la trufa buena y «se necesita mucho frío». El que ahora haga temperaturas muy bajas hace que remonte la producción y que casi en marzo haya trufa negra auténtica, cuando en otros lugares de Europa ya no se produce. «Es por el clima continental».
Se va a incrementar el número de hectáreas con este hongo en el Cerrato al haber cada vez más peticiones para adecuar terrenos que antes habían cultivado cebada u otro cereal. «Se plantan las encinas micorrizadas y ahí tienes una instalación de lo más ecológica. Un encinar en potencia, sin ningún producto químico y en Palencia tenemos empresas líderes a nivel europeo. Es una gran satisfacción tener técnicos e investigadores, que luego son profesores en el campus de Palencia, y es mucho nivel, asegura el éxito completo y logras un producto muy valioso», advierte Oria de Rueda.
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La piedra caliza del Cerrato es realmente buena y convierte un terreno en el que antes era imposible producir trufas, en uno en el que nacen de las buenas. «Es importante su composición de carbonato cálcico de los páramos para la misma planta y la misma trufa», explica.
El tiempo para comenzar a producir se estimaba entre cinco o seis años desde que se prepara la tierra y se planta, pero cada vez es menor. «Hay conocimientos de sustratos que se ponen en el lugar, que aceleran mucho y puede que al segundo año ya haya agricultores que comiencen a producir trufas y si están al tanto y lo cuidan, muchas, muy grandes y de buena calidad», afirma.
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España es actualmente el principal productor de trufa a nivel mundial, por encima de países como Francia o Italia, que antes ocupaban esa primera posición. «Actualmente está España por distintos motivos, uno de ellos es que ven que es mejor que la que ellos producen. Aquí tienen mucha calidad», sentencia. Es la parte interior caliza de España la que produce este hongo con lugares como Burgos, Soria o Teruel... Palencia tiene una producción de mucha calidad, pero no es la que más hectáreas tiene, mientras que a otras zonas como Cataluña o Aragón les ha afectado mucho el cambio del clima.
Un proyecto para impulsar la propducción de la trufa blanca en Palencia. Ese es el objetivo de la Diputación, que va a invertir 34.000 euros a través de la Catedra de Micología de la UVA, con la Universidad de Murcia, ID Forest Biotecnología Forestal Aplicada S.L. y Thader Biotecnology SL, para conocer y mostrar las posibilidades que ofrece este hongo en la provincia. «Es un cultivo diferente y se van a hacer formaciones esta primavera para ver la plantación y conocer la información porque es una agricultura sostenible y es un producto que tiene mercado. Sí que se reclama mucho y tiene su público», señala Iván Franco, encargado del estudio de la turma o trufa blanca en la Cátedra de Micología.
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En una finca de la institución provincial se está preparando el terreno para plantar trufas blancas y explicar el proceso a los agricultores e inversores que estén interesados en este producto. Además, se avanza hacia la creación de un libro-manual didáctico y de gestión y mapa de las zonas potenciales de Palencia. Actualmente se está en la fase de delimitación y caracterización de terrenos potencialmente productivos de turma, un hongo con forma de tubérculo, carnoso y revestido por una especie de corteza, que madura bajo tierra y de gran valor culinario.
«Buscamos terrenos aptos con este proyecto. Se compra la planta del vivero, se hace la preparación del terreno y con riego de forma óptima. Se crean parcelas parecidas a la lavanda, arbustos en líneas cercanas y sale semienterrada muchas veces y puede llegar a dar muchos kilos por hectárea», analiza Franco. En Palencia no se cultivaba, pero ya hay un propietario privado en el Cerrato y en Burgos también. «Es un buen complemento y es rentable y requiere de menos mano de obra que la trufa negra», matiza el encargado del estudio de la turma en la Cátedra de Micología.
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Para dar rentabilidad, como todos los cultivos leñosos, hay que esperar entre cinco o diez años, pero también depende del cuidado que reciba para acelerar la producción.
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