Perales: El lugar que vio pasear a la Guiomar de Machado

El río Carrión pinta sus orillas de verde a su paso por Perales. De este peculiar paisaje boscoso, el municipio tomó su topónimo que se debe a la cantidad de árboles perales que poblaban sus entornos. El río siempre ha sido generoso con Perales, que aprovechaba su paso por un cuérnago y una presa que canalizaban sus aguas para que la fuerza que generaban moviesen hasta cinco molinos. Daban servicio a los pueblos del contorno y generaban energía en una antigua Fábrica de Luz que guarda memoria de otro tiempo entre sus ruinas.

En el siglo XII, el conde don Nuño Pérez de Lara y su mujer doña Teresa Fernández de Trava, fundaron un monasterio de religiosas Bernardas, con el nombre de Santa María de la Consolación, que tuvo gran relevancia en la vida y la historia del pueblo.

El cenobio se mantuvo en su ubicación de la Dehesa de Villafruela hasta el XVII.

Desde el siglo XII, Perales tuvo Fuero y dependió como villa señorial de este monasterio. Su abadesa, en la distancia, siguió siendo la responsable de nombrar regidores y cargos.

Los cerca de cien habitantes con los que actualmente cuenta el municipio se reparten en tres núcleos de población: Perales, Villaldavín y la Dehesa de Villafruela. Parte de ese paraje conocido como El Carrascal pertenecía a la familia de María Soledad Martínez de Romarate, la mujer del escultor Victorio Macho, quien solía aprovechar la paz de este lugar para preparar dibujos y bocetos.

Su cuñado, Rafael Martínez Romarate, estaba a su vez casado con la escritora Pilar de Valderrama, la Guiomar de Machado. Según algunos biógrafos fue esa finca de El Carrascal la que inspiró el seudónimo de Guiomar, porque se encontraba en el señorío del poeta Jorge Manrique, por el que tanto Antonio Machado como su musa sentían gran admiración.

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