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Palencia ha revivido una jornada cargada de simbolismo con la celebración de la pedrea infantil en dos escenarios diferentes: el colegio Marqués de Santillana y ... la propia ermita del Cristo del Otero. Y para este jueves está prevista una tercera, en el colegio Padre Claret. La jornada a los pies del Cristo ha tenido un carácter especial, al ser la primera vez que esta tradición traspasa los límites de la capital para acercarse a un colegio de la provincia, en concreto al Casado del Alisal de Villada.
Los alumnos de tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria se han desplazado hasta la emblemática escultura de Palencia para participar en esta fiesta, que rememora la leyenda del apedreamiento de Santo Toribio, 'patrón' del barrio del Cristo.
La presencia de un colegio de fuera de la capital por primera vez abre la posibilidad de seguir extendiendo esta tradición en el resto de municipios, con el claro fin de seguir acercando estos conocimientos a las nuevas generaciones, como una oportunidad única para acercar a los más pequeños a una de las tradiciones más arraigadas en la ciudad. «El objetivo de la actividad es que los niños conozcan una tradición nueva de su provincia que muchos de ellos desconocían. Hemos recreado la pedrea del pan y el quesillo, además durante la semana en clase hemos trabajado la leyenda con los coloreables y otras actividades», señala Julia Aláez, profesora del CEIP Casado del Alisal.
La historia de Santo Toribio se remonta al siglo V, según cuenta la leyenda, fue apedreado por los vecinos de la ciudad debido a la dureza de sus palabras. Desde entonces, el gesto simbólico del lanzamiento de pan y quesillo conmemora aquel suceso, transformando la violencia del relato en una celebración festiva y compartida. Algo completamente desconocido para la mayoría de los más pequeños y que han podido disfrutar en primera persona durante una soleada mañana. «Sobre la tradición sabíamos que se tiraba el pan y el queso. No había estado nunca y me ha gustado mucho disfrutarla», relata Diana Álvarez.
Pocos eran los pequeños que sabían de esta tradición de Palencia, aunque algunos sí habían escuchado algo sobre la historia de Santo Toribio, pese a no haber acudido nunca a disfrutar de la pedrea en primera persona. «Conocía la tradición porque había estado antes con mis padres a visitar el Cristo, sabía que se lanzaba desde el balcón pan y queso, pero no he estado nunca el día de la pedrea», reconoce Martín González.
Los jóvenes villadinos han aprovechado la visita a la capital para descubrir algunos secretos más. Los alumnos han podido ver más de cerca al Cristo del Otero o 'perderse' en la historia de algunos de los lugares más emblemáticos de Palencia. «Les hemos leído la leyenda durante estos últimos días y estamos dentro de otro proyecto que les ha permitido a los alumnos conocer un poco más sobre la ciudad, sus tradiciones y las fiestas», concluye la profesora Julia Aláez.
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Alberto Echaluce Orozco y Javier Medrano
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