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Trabajos para recuperar la movilidad. Manuel Brágimo

Palencia

El ictus se convierte en la primera causa de discapacidad adquirida entre los adultos

El 70% de las personas que sobreviven a uno de estos ataques arrastrará graves secuelas

Carmen Aguado

Palencia

Lunes, 30 de octubre 2023, 07:13

El 25% de la población española sufrirá un ictus a lo largo de su vida, así lo estima la Sociedad Española de Neurología (SEN) con motivo del Día Mundial del Ictus, que se celebra este domingo. Una enfermedad que ocasionó más de 24.000 muertes ... solo en el año 2022 en España y que registra anualmente entre 110.000 y 120.000 nuevos casos.

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Esta es ya la primera causa de discapacidad en España, más de 34.000 la desarrollan cada año por este motivo. Actualmente, más de 360.000 personas tienen reconocida una discapacidad por haber padecido un ictus. Esta es ya la segunda causa de defunción en las españolas y la tercera causa en ambos sexos.

Según la SEN, sólo un 50% de la población española sería capaz de reconocer los síntomas de esta enfermedad. Por eso, los médicos recuerdan que hay que estar alerta ante una pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo, en el lenguaje, en la visión, en la coordinación o el equilibrio así como ante un dolor de cabeza muy intenso y diferente a otros dolores de cabeza.

En cuanto se perciba alguna de estas señales, es esencial llamar lo más rápido posible al 112 incluso cuando solo se experimente uno de estos síntomas o desaparezcan a los pocos minutos. El tiempo es clave en esta enfermedad ya que por cada minuto que pasa sin actuar, mueren más de dos millones de neuronas.

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En el momento en el que se contacte con emergencias, recuerda la SEN, hay que identificarlo con el Código Ictus, que es el sistema de atención sanitaria que se activa de forma inmediata ante la sospecha de estar sufriendo uno.

Actualmente, solo se llega a utilizar en torno al 40% de los casos que se atienden en los hospitales. Aumentar el conocimiento de esta enfermedad entre la población es muy importante porque se estima que en menos de quince años el número de casos ascenderá hasta el 35%.

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Cinco ictus en tres años

Rafael Reguero tiene setenta y seis años y ha sufrido cinco ictus en apenas tres años. El primero de ellos tuvo lugar el 25 de marzo de 2020, en pleno confinamiento debido a la situación sociosanitaria. A pesar del difícil momento, la familia de Rafael enseguida detectó los síntomas y llamó inmediatamente a emergencias para informar de lo que le estaba ocurriendo.

Tras realizar una primera llamada al 112, Susana, la hija de Rafael, no dudó un momento en llevarle hasta el Hospital Río Carrión donde ingresó a través del Código Ictus. «Se levantó de la mesa dando tumbos contra las paredes del pasillo, le miré y vi que se le había ido un ojo para un lado. Ahí me di cuenta de que algo grave le estaba pasando», recuerda Susana Reguero, hija de Rafael.

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Después de este primer ictus, se recuperó bien pero a los dos años sufrió el segundo de ellos, cuando ya resultó más afectado, sobre todo, en el equilibrio. Después de este segundo episodio han venido hasta tres más, estos muchos más seguidos en apenas un año. El último, hace unos meses. «Poco a poco vemos un empeoramiento en él», reconoce su hija.

En el año 2015, Rafael fue operado de dos válvulas en el corazón y la medicación que tiene que tomar de forma diaria es posiblemente uno de los motivos que le han ocasionado estos cinco accidentes cardiovasculares ya que cualquier mínima descompensación le ocasiona un ictus.

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Rafael logra explicar con dificultad que cada día realiza un ejercicio diferente con su fisioterapeuta, desde actividades en el propio gimnasio hasta también fuera. Todo ello para tratar de recuperar el equilibrio y la movilidad que ha ido perdiendo en estos años.

«Ha tenido cuatro ictus isquémicos y uno hemorrágico que es el que notamos que los síntomas eran diferentes. Este último tardamos mucho más en identificarlo, fue el más diferente. Al costarnos más, perdimos unos días y luego es del que más difícilmente se ha podido recuperar. El tiempo cuenta», sostiene Susana.

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Primero comenzó con ejercicios de logopedia ya que tras uno de los ictus, sufrió afasia, un trastorno a consecuencia de una lesión a las partes del cerebro responsables por el lenguaje. Fue entonces cuando se les informó de los servicios de la asociación y en verano de 2022, Rafael comenzó a acudir de forma semanal a Aspaym.

La asociación forma un papel fundamental en la vida de Rafael y su familia, quienes se encuentran volcados en él aunque es autónomo ya que es capaz de comer, ducharse o vestirse solo y sin ayuda. «Para todo lo que lleva y lo que podía haber sido, estamos contentos aunque tiene épocas mejores y peores, en este momento está en una buena», afirma Susana.

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Recuperación inimaginable

Teresa Villahoz sufrió un ictus con sesenta y cuatro años. Ahora tiene setenta y dos y en estos ocho años ha logrado recuperar parte de la vida que tenía antes de que ésta cambiase de un día para otro. Actualmente, es una de las pacientes más veteranas de Aspaym ya que lleva vinculada a la asociación desde el año 2017.

«Cuando te da esto no sabemos nada de nada, ni a dónde ir ni qué hacer. Y eso es lo peor que puede haber. Los médicos me informaron y así es como llegué hasta aquí. Lo mejor es que aunque he tardado, he progresado mucho. Mucho tiempo pero entonces no movía nada, iba en silla de ruedas y ahora ando y me defiendo aunque necesito ayuda y soy dependiente», explica Teresa.

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Cuando sufrió este accidente cardiovascular asegura que no sabía ni qué era lo que le había pasado. Los primeros síntomas que tuvo fue un dolor de cabeza muy fuerte por el que rápidamente fue ingresada tras perder el conocimiento. «Mi marido es el que me ayuda a todo y con él voy a todos lados y así es mi día a día. Pero estoy muy satisfecha, me llegan a decir que iba a estar como ahora y no me lo habría creído», reconoce.

Teresa acude todas las semanas al centro donde realiza los diferentes ejercicios de rehabilitación con su fisioterapeuta, Elisa Lezcano, quien señala que han centrado los ejercicios a realizar en corregir la marcha derivados de los malos vicios adquiridos en la pandemia cuando dejó de acudir hasta la sede. «Sobre todo, factores de riesgo ante posibles caídas como arrastrar los pies o llevar el brazo colgando», afirma.

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Todo tipo de ejercicios

Francisco Javier Ramos es otro de los fisioterapeutas de la sede que Aspaym Castilla y León tiene en Palencia y por donde solo este año ya han pasado ciento cincuenta y cuatro personas. Cincuenta y nueve hombres y noventa y cinco mujeres. Aunque atienden a pacientes marcados por cualquier tipo de discapacidad física, un importante porcentaje responde a pacientes con daño cerebral adquirido e ictus.

Las técnicas que se utilizan en Aspaym con estos pacientes son varias y todas ellas se ajustan a las circunstancias de cada uno de ellos. «Cada uno de nosotros, fisioterapeutas, lo somos de manera fija de cada uno de nuestros pacientes para no rotar y que sepan quién va a estar siempre con ellos», aclara.

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El fisioterapeuta lleva desde 2020 vinculado a la entidad y desde entonces ha tratado todo tipo de patologías de diferente índole. En cuanto a aquellos que han sufrido un ictus, el perfil con el que se cuenta es mayoritariamente femenino y mayor de sesenta y cinco años. La recuperación que se realiza en el centro es clave para que los pacientes puedan recuperarse gracias a las herramientas profesionales que desde la asociación se dan.

«Nosotros tratamos también enseñarles diferentes ejercicios para que puedan realizar en casa y así poco a poco ese trabajo poderlo solventar y ganar más que sólo haciendo los ejercicios cuando vienen aquí. La recuperación varía mucho dependiendo del paciente y la zona, de si lo ha sufrido recientemente o no, varía muchísimo», sostiene.

Las tareas que se realizan son mayoritariamente de equilibrio y de motricidad que, además, les resulten atractivos para que no les resulte algo aburrido y también se motiven más. «Cosas que van a hacer, que les gusta o que necesitan», agrega.

La rehabilitación es clave

La Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) señala que tras un ictus, el 40% de quiénes lo padece tendrá como secuela algún grado de espasticidad -músculos tensos y rígidos-y requerirá de tratamiento de Rehabilitación y Medicina Física en las unidades multidisciplinares especializadas ofreciendo un tratamiento integral de la discapacidad

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Se estima que en torno al 70% de los pacientes que sufren un ictus van a sufrir secuelas y aunque estas varían de una persona a otra, es importante comenzar cuanto antes la rehabilitación aprovechando de esta forma la neuroplasticidad del cerebro que permite obtener unos resultados más favorables.

Este es el trabajo que se realiza desde el Centro Hospitalario Hermanas Hospitalarias de Palencia su fisioterapeuta, Juan José Almagro, quien explica «nosotros empezamos a tratarlos en una fase subaguda, es decir, cuando ya están médicamente estables y una vez han pasado ya por la fase aguda. Es entonces cuando suelen hacer el ingreso en nuestro centro».

En el momento que ingresan en este centro lo hacen con una notable falta de control motor, ya que hay una parte del cuerpo que no responde. «En ese momento realizan una vida que llamamos cama-sillón. Muchas veces son incapaces de ponerse de pie además de caminar, vestirse o asearse», señala el especialista.

El fisioterapeuta también es el coordinador del equipo de este centro destinado a tratar a quienes han sufrido un ictus y que está compuesto por un logopeda, una neuropsicóloga y un terapeuta ocupacional que realizando un trabajo multidisciplinar persiguen poder mejorar la calidad de vida de estos pacientes.

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Las secuelas a partir de esta edad pueden ser menores pero, a su vez, también la recuperación es más lenta y se puede dificultar en cierta forma ya que el sistema musculoesquelético también está más deteriorado que en el caso de una persona joven por lo que hay ocasiones en las que la parte sana no ayuda lo suficiente para el inicio de la recuperación o se cuenta con algún otro tipo de problema asociado o patologías crónicas.

«No siempre el éxito de la rehabilitación depende de la afectación que se haya sufrido o de la edad. En personas mayores a veces cuesta más la recuperación que en una persona, por ejemplo, de cincuenta años con las que se cuenta con un margen de trabajo mayor que con una de ochenta», agrega Juan José Almagro.

Cuando un paciente llega al centro, es evaluado por todos los profesionales que conforman el equipo para ver las necesidades que este tiene y es entonces cuando se establece el plan terapéutico a seguir para que sea coordinado e integrado aprovechando así las ventajas de contar con que todos los profesionales trabajen desde el mismo centro a la hora de establecer objetivos comunes.

«Lo más evidente que podemos ver cuando una persona ha sufrido un ictus es la falta de control motor pero, casi siempre, al estar afectado un lado del cerebro, también hay problemas de deterioro cognitivo. No son solo problemas motores sino también de ejecución de actividades y todo esto lo podemos trabajar de manera coordinada», indica el fisioterapeuta.

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La estancia media de estos pacientes en Centro Hospitalario Hermanas Hospitalarias de Palencia ronda los cinco meses después de haber pasado por una estancia media de tres semanas en agudos. Aunque no hay una fecha concreta, es cierto que el mayor grado de recuperación se produce dentro de los seis primeros meses después de sufrir el ictus.

«Cuanto antes reciba el cerebro los estímulos adecuados, mejor. Un problema evidente es que hay una alteración evidente de la sensibilidad y de la percepción del mundo, por decirlo de alguna manera. Nosotros nos encargamos de que lleguen estímulos adecuados a nivel motor y de sensibilidad, trabajo y ejecución de actividades que permitan la reestructuración del cerebro», comenta.

El 80% se pueden prevenir

Aunque es innegable que existen factores de riesgo no modificables por naturaleza como la edad, el sexo, la historia familiar y los antecedentes de haber sufrido un ictus con anterioridad, la prevención es un elemento clave para disminuir el riesgo de tener uno. Esta debe hacerse desde cualquier edad pero de forma especial a partir de los cuarenta y cinco años.

Algunos consejos para prevenir esta patología son conocer los niveles de colesterol e hipertensión, hacer ejercicio de forma periódica, controlar los niveles de glucosa, no fumar ni beber alcohol, reducir los niveles de estrés y ejercitar todo lo posible la memoria.

«El 80% de los ictus serían evitables y realmente el plan europeo se centra en eso. En conseguir que la población lleve una vida sana y es que realmente son modificables. En Palencia estamos concienciados porque además tenemos el beneficio de tener muchas zonas verdes para realizar ejercicio, también para los mayores», valora Juan José Almagro.

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