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Bien abrigados, con gorros, bufandas y guantes, y en silencio permanecían los alumnos del colegio Anacleto Orejón de Astudillo, antes de la suelta de los ... dos linces, cuyos nombres conocían a la perfección. Agachados y con una sonrisa en el rostro, aguardaban ese momento que tanto tiempo llevaban esperando y que tan rápido pasó. Pero, como la suelta de los linces fue de una en una, ya que llegaron en dos cajones disntitos, pudieron disfrutar dos veces de la experiencia.
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«Se llaman Virgo y Vuelvepiedras», respondían posteriormente los alumnos de primero y segundo de Infantil al unísono, corrigiéndose unos a otros y levantando la mano a la vez, como si estuviesen en clase, porque todos conocían la respuesta y querían decirla. Y es que, desde que se avanzó el proyecto del regreso del lince al Cerrato de Palencia, desde las aulas de la localidad han aprovechado este programa de la Junta para estudiar y conocer a fondo a este felino. Además de subrayar en rojo en el calendario este día tan importante, en el que vieron soltar, correr y desaparecer a los dos ejemplares, uno con un collar con GPS rojo y otro, amarillo, para tener controlados a estos dos primeros linces en todo momento.
«Hemos tenido que estar en silencio para no despertarles», afirmaban, emocionados tras haber observado a los dos linces salir del cajón. Unos días antes, habían visto un vídeo en directo de la Sierra de Cazorla para conocer de cerca, aunque fuese al otro lado de la pantalla, a este animal, que se va a convertir en vecino. «¿Os acordáis cómo se querían y se daban arrumacos los linces que vimos en el vídeo?», les preguntaba su profesora, Lourdes Doce. A lo que todos afirmaban con un movimiento de cabeza afirmativo.
Pero no solo eso. También crearon orejas de cartulina, que pintaron con líneas y manchas para hacerlas más reales. Y también hicieron con paciencia y mucha ilusión las escobillas para camuflarse. «¿Dónde, niños?», preguntaba la maestra, rodeada por todos los pequeños, para aveirguar si se acordaban de todo lo aprendido. «Para camuflarse entre la hierba», respondían estos, una vez más. Además, aprendieron cómo eran las huellas de los linces y les enseñaron cómo hacerlas con harina, agua y bicarbonato.
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Así, los pequeños disfrutaron este lunes de la excursión hasta el territorio de los linces y luego volvieron al colegio para continuar la jornada, emocionados de haber visto tan de cerca a los dos ejemplares, a Virgo y Vuelvepiedras.
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