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Las niñas localizadas semidesnudas en un supermercado seguirán tuteladas hasta el juicioCristina C. acudía este miércoles al Juzgado de Instrucción número 6 de Palencia solicitando la medida cautelar de suspensión de la resolución de la Junta y poder recuperar a sus hijas de 6 y 8 años, que quedaron en manos de Servicios Sociales el pasado ... 10 de febrero, después de que ese día acudieran ambas por la mañana semidesnudas y sucias a un supermercado de la calle Diagonal, en el barrio de San Antonio, a comprar comida por orden de su padre, que fue detenido después por un presunto delito de abandono de menores y puesto en libertad con cargos. Pero la mujer de 44 años y su abogado tuvieron que desistir después de que la magistrada sustituta del Juzgado de Instrucción número 6 les comunicara que no tiene objeto tal medida cautelar cuando la suspensión de la resolución de la Junta ya está solicitada en el procedimiento principal, por lo que las niñas seguirán tuteladas hasta que ese procedimiento se resuelva.
El caso es urgente, pero la Junta de Castilla y León aún no ha contestado a la demanda, por lo que en el juzgado se está a la espera de que la administración regional lo haga para celebrar el juicio.
Cristina C., que también fue detenida el 11 de febrero, un día después de los hechos, a su vuelta de Madrid, adonde asegura que fue en busca de trabajo y que tiene testigos que así lo corroboran, puede ver a sus hijas en el punto de encuentro familiar de la Asociación para la Protección del Menor (Aprome), donde sigue teniendo programadas visitas con las dos menores, acogidas temporalmente por la Fundación Mensajeros de la Paz, que acoge temporalmente a las dos menores.
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Ricardo Sánchez Rico
Los hechos se remontan a las 10:30 horas del pasado 10 de febrero, cuando las dos niñas, semidesnudas y sucias, accedieron al supermercado Dia ubicado en la calle Diagonal, en el barrio de San Antonio de la capital, para comprar comida por mandato de su padre. «Una de ellas iba con un chaleco con los brazos desnudos, sin más ropa por arriba, y la otra, con una abrigo que no sabía atarse y tampoco llevaba nada más por arriba. Zapatos sí que llevaban, y vestidas de cintura para abajo, también. Las conocemos de verlas con sus padres, que viven a la vuelta de la esquina. Las vimos que estaban comprando con el carrito y que iban con el dinero, son muy listas pero pensamos que venían con sus padres. Cuando vimos que no, les preguntamos que dónde estaban. Nos dijeron que su papá estaba en casa y entonces ya llamamos a la Policía Nacional y estuvimos un ratito con ellas, les dimos de desayunar», señaló a este periódico la responsable del supermercado, que no podía dar crédito a lo que estaba viendo.
«Los policías estuvieron de maravilla. Uno de los agentes se quitó la chaqueta para tapar a una de las niñas y las metieron en el vehículo patrulla diciéndoles que se lo iban a pasar 'guay' en el coche. ¡Unas niñas tan pequeñas solas y semidesnudas!», enfatizaba la responsable del establecimiento, que fue quien dio aviso a la Policía. Tras localizar el domicilio de las menores, los agentes se trasladaron a la vivienda, donde se pudo comprobar que se encontraba en un absoluto estado de insalubridad, con basura, suciedad e incluso insectos. En el interior de la vivienda estaba el padre de las menores, que fue detenido y puesto en libertad por necesidades médicas, no sin antes informarle de las advertencias legales respecto a la obligación de comparecer ante el juzgado y de la obligación de comunicar cualquier cambio de domicilio.
Cristina C., que se encontraba fuera de la ciudad, fue detenida a su regreso en la tarde del domingo y, tras ser puesta a disposición judicial, quedó en libertad con cargos. Las niñas, una vez reconocidas y acreditado su buen estado de salud por los médicos del Servicio de Urgencias del Hospital Río Carrión, quedaron a disposición de los Servicios Sociales.
La madre de las dos niñas sigue insistiendo en que en el germen de todos los problemas está en su expareja. Ella asegura que ha sido víctima de violencia de género durante dos años por parte del padre de sus hijas, de 59 años, y que le denunció el pasado 13 de febrero, dictando la titular del Juzgado número 6 de Palencia orden de prohibición para su expareja de acercamiento a la mujer a menos de 200 metros, de comunicarse con ella y la inmediata salida del domicilio. Cristina C. ya le había denunciado anteriormente y retiró la denuncia «porque se puso enfermo y me daba pena».
Esta es la segunda vez que a esta mujer le quitan la tutela de las niñas. Recuperó a las dos menores en septiembre del año pasado, pero su pareja volvió a tener problemas con el alcohol y de salud, «porque tiene EPOC», asegura. «Desde entonces ha habido insultos, maltrato... Una vez me levantó a la niña mayor del suelo. Yo aguantaba porque si denunciaba, él decía que me mataba o que le hacía daño a las niñas, por miedo seguí adelante. Llevábamos casi diez años juntos», apostilla Cristina C., que conoció a su expareja en Andalucía, cuando ella se fue a trabajar allí.
«Fue en Fuengirola, en Málaga. Él es de Cádiz. De allí fuimos a Galicia por su trabajo, allí nació la niña de 8 años. De allí fuimos a Alicante, donde nació la pequeña, de 6, y de ahí a Castilla y León, a Adrada (Ávila). Vinimos porque me salió trabajo pero al poco tiempo fue la pandemia y volví al paro. Ahí fue la primera denuncia que le puse, fueron los vecinos los que denunciaron. Luego nos fuimos a Valladolid y de ahí a Palencia», recuerda la mujer.
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