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Pico Curavacas. El Norte

Fallece un montañero vasco de 34 años en el Pico Curavacas al caer desde cien metros de altura

La víctima, de San Sebastián, resbaló en una placa de hielo en la zona de La Llana cuando hacía montañismo con un amigo suyo de 37 años, natural de Palencia

Juan J. López y Ricardo Sánchez Rico

Valladolid | Palencia

Viernes, 27 de diciembre 2019

Un montañero de 34 años vecino de San Sebastián perdió ayer la vida en el Pico Curavacas (2.520 metros) al precipitarse al vacío desde una altura de más de cien metros por la cara norte de la cima palentina. La víctima, que en el momento del accidente estaba acompañado por otro alpinista, de 37 años y natural de Palencia, cayó en una zona de complicado acceso y el 112 de Cantabria, junto con el Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil con base en Sabero (León), consiguió recuperar su cadáver pasadas las 16:00 horas.

El suceso se produjo en torno a las 11:00 horas, cuando el montañero y ertzaina Josu González G. pisó una placa de hielo y resbaló por la zona de La Llana (rellano de la cara norte del Curavacas), precipitándose al vacío, cayendo primero unos 40 metros hasta un balcón de hielo, y de ahí, otros 100 metros hasta abajo, hasta impactar contra un suelo de nieve y hacer un gran socavón, quedado casi enterrado justo debajo de la placa amarilla de la diagonal del Curavacas.

El compañero del montañero dio aviso al Servicio de Emergencias 112 de Castilla y León, que alertó a su vez a su homólogo cántabro, al no poder despegar con el helicóptero por la falta de visibilidad debido a la niebla. Así una aeronave del 112 de Cantabria, que estaba realizando ejercicios en los aledaños de Alto Campoo, se desplazó hasta el lugar, aunque también se activó el helicóptero del Grupo de Rescate e Intervención de Montaña de la Guardia Civil con base en Sabero (León).

Un rescatador permaneció con el cadáver, mientras que el helicóptero regresó con el acompañante, que es amigo de la víctima, a la base del 112 en Cantabria, al aeropuerto Seve Ballesteros, en Santander, para luego volver (con combustible repuesto) y tratar de recuperar el cuerpo del montañero fallecido con la grúa de la aeronave, ya que la dificultad para el rescate fue máxima. Sobre las 16:10 horas, el cuerpo pudo ser rescatado y ser trasladado primero a Triollo, y después al Tanatorio de Cervera de Pisuerga, donde le fue practicada la autopsia. Previsiblemente hoy, sus restos mortales serán trasladados a San Sebastián.

Por su parte, el compañero de la víctima fue trasladado más tarde de Cantabria hasta la Comandancia de la Guardia Civil de Palencia para prestar declaración.

El Greim de Sabero se encargó de realizar la inspección ocular en la zona del accidente para poder determinar las causas del mismo. Enrique Ferrero, sargento primero y jefe del Greim, explicó que los montañeros subieron por La Canal Sur, una zona en la que es necesario el uso del piolet y de crampones en los pies, y que una vez alcanzada la cima descendieron por La Llana, en dirección al Callejo Grande, la principal zona de acceso a esta montaña cuando no hay nieve. Fue durante esa bajada cuando se produjo el fatal accidente, «como sucede en el 90% de los casos».

Un ertzaina con mucha experiencia en montañismo

La víctima, Josu González G., de 34 años, vecino de San Sebastián, era muy aficionado a la montaña desde pequeño. Agente de la Ertzaintza de la promoción 24, trabajaba en la Unidad de Investigación de Accidentes de la comisaría de Oiartzun, en Guipúzcoa.

Josu estudió en el colegio Marianistas de San Sebastián, donde formó parte del Club de Montaña, por lo que tenía mucha experiencia en montañismo.

El sargento apuntó que en la madrugada de ayer se produjeron fuertes heladas, «que provocan que la nieve de la zona de La Llana se vuelva dura como el cristal». La bajada, señaló, la emprendieron «sin ir encordados», aunque Ferrero recalcó que si el estado de la nieve y del tiempo es bueno, «no hace falta utilizar cuerdas». Durante el descenso, Josu González sufrió un resbalón y se precipitó al vacío. «Con heladas es una zona muy resbaladiza y tan dura que los crampones y el piolet apenas se clavan, por lo que si coges velocidad es muy difícil sujetarse», añadía el sargento de la Guardia Civil.

No obstante, aseguró que los dos montañeros «iban muy bien equipados», y que habían partido por la mañana desde Vidrieros con la intención de completar la ruta sobre las 14:00 o 15:00 horas. «El accidente se produjo pasadas las 11.00 y justo habían empezado a descender, por lo que iban muy bien de tiempo sobre lo previsto».

El Grupo de Rescate e Intervención de Montaña de Sabero conoce bien la zona del Pico de Curavacas en la que ayer murió Josu González. Tal y como explicó Enrique Ferrero, La Llana es un punto de este pico «que en invierno es especialmente complicado y peligroso», y donde cada año se dan «unos dos o tres accidentes con víctimas, con algún fallecido casi anualmente».

El mismo día y en la misma zona que otro muerto en 2006

El mismo día y en la misma zona. Josu González falleció ayer en la zona del Curavacas en la que también un 27 de diciembre hace trece años muriera Pedro José A. S., un montañero valenciano de 38 años. Una ladera del Curavacas fatídica que también en diciembre de 2006, 19 días antes, se había cobrado la vida de una montañera francesa, Michèle Gaultier. Fue 2006 un año fatídico, con cinco muertos en la Montaña Palentina, tres de ellos en marzo. Uno fue el vecino de Santurce Rodolfo G. F., de 38 años -también ertzaina como el policía vasco muerto ayer-, que falleció el 12 de marzo al despeñarse en la falda norte del Espigüete. La segunda víctima fue la vecina de Palencia Concepción M. F, de 46 años, que tuvo un accidente el mismo día en el pico Murcia y falleció dos días después; y el tercero, un riojano de 36 años que murió el 15 de marzo en la cara norte del Espigüete.

Otro año trágico para los aficionados a la Montaña Palentina fue 2010, que entre el 23 de enero y el 2 de marzo se cobró cinco vidas.

Los expertos de montaña señalan que el terreno en esa zona está «muy peligroso», debido a las oscilaciones térmicas de los últimos días, y con las áreas de nieve «muy duras», lo que dificulta la actividad deportiva.

Alberto Sánchez, del comité de seguridad de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada, aludía ayer la conjunción de factores que pueden darse en la montaña para provocar un accidente de este tipo.

«Primero, la falsa sensación de seguridad al tener muy buen tiempo, pero siendo aún así una actividad invernal. También la presencia de zonas de nieve y hielo muy duro provocado por la transformación debido a mucha amplitud térmica, es decir, temperaturas altas por el día y bajas por la noche. Asimismo, la presencia de terreno mixto con zonas sin nieve y otras con hielo que hacen que la progresión sea incómoda. Y, por último, el factor humano, al encontrarnos en el último fin de semana del año, lo que hace que se piense más en el objetivo de hacer cima», señalaba el experto Alberto Sánchez.

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