Albaro Arizaleta | Voz y batería de El Columpio Asesino
Albaro Arizaleta | Voz y batería de El Columpio Asesino
'Amarga baja' es el título de la gira de despedida del influyente e icónico grupo El Columpio Asesino, una banda 'underground' que, influida por Pixies, Sonic Youth y The Clash, entre otros míticos grupos, inició su andadura en Pamplona en 1996 y que, tras ... tres décadas de evolución musical y posicionada en el olimpo del pop rock nacional, pone fin a su historia. Una biografía trufada de éxitos, de libertad plena en sus composiciones, de conciertos memorables por toda la geografía patria y parte del extranjero, de la pérdida de uno de sus miembros, Daniel Ulecia –bajista de la formación fallecido a los 52 años el pasado 29 de febrero–, de autoexigencia y, al final, de agotamiento y de falta de ilusión. Albaro Arizaleta (Pamplona, 1973), voz y batería, relata parte de la legendaria semblanza de El Columpio Asesino, que conforman también Raúl Arizaleta (guitarra), Iñigo Garcés (bajo), Cristina Martínez (guitarra y voz) y Jaime Nieto (teclados). Dicen 'agur' a su público este año y desembarcan con todos los honores en el Palencia Sonora este sábado para repasar la crónica de sus 30 años en la música independiente con un estilo inclasificable y totalmente ecléctico.
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Jose Rojo
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–¿Llevan la cuenta de las veces que han formado parte de la cartelera del Palencia Sonora?
–No sabría decirte. Hemos estado varias veces, tres o cuatro, pero como hemos actuado en tantas salas y festivales durante tantos años, me resulta imposible llevar la cuenta. Aparte de la capital, creo que no conocemos más lugares de la provincia. A ver si en esta ocasión, que tenemos muchas horas libres antes del concierto, tenemos la oportunidad de conocer algo más de vuestra tierra.
–Sois más de salas que de festivales.
–Así es, pero, hoy por hoy, los músicos no podemos rechazar los festivales. La cultura de salas vive momentos críticos y, poco a poco, se está perdiendo. Entonces, no te queda otra y tienes que tocar donde te pagan.
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–¿Qué espectáculo ofrecerán en el parque del Sotillo el sábado?
–Vamos a hacer un resumen de nuestra carrera a lo largo de estos años, en los que hemos sacado seis álbumes. En el concierto del Palencia Sonora se comprobará nuestra evolución musical, repasaremos toda nuestra discografía con los momentos más potentes de cada trabajo. Va a ser un concierto muy emotivo.
–¿Qué sensaciones os están transmitiendo los directos del adiós?
–Son muchas emociones. La respuesta y el cariño del público están siendo increíbles. Estamos agotando las entradas en casi todas las ciudades. En esta gira están brotando sentimientos encontrados, ya que está siendo bastante dolorosa al no haber podido hacerla con nuestro compañero y colega Dani, que murió a mitad de esta gira y tuvo que ser sustituido por otro colega nuestro, Iñigo, como así dejó escrito Dani antes de morir. Me quedo con que para todos nosotros está siendo muy bonita y emotiva.
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–¿Cómo sintetizaría la historia de El Columpio Asesino? Un grupo 'underground' de barrio que saboreó las mieles del éxito nacional e internacional durante muchos años y que, tras tres décadas, va a disolverse.
–El Columpio Asesino es un grupo que fue formado por un par hermanos, Raúl y yo, que no esperábamos haber llegado tan lejos porque siempre hemos hecho la música que hemos querido, a veces de una manera muy inconsciente, y que nos ha salido bien. En ese sentido, tal y como es la industria musical, podría decirse que ha sido un milagro porque si ahora mismo yo tuviera dieciséis o diecisiete años y formara un grupo, vería imposible vivir de esto. Somos una banda que ha hecho lo que ha querido, con libertad absoluta y que le ha salido bien.
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–¿Qué epitafio escribiría de su banda?
–El Columpio ha tenido cadenas, pero han sido llevadas con mucho gusto.
–¿El grupo ya no daba más de sí o sois los miembros los que ya no podíais más?
–La decisión de disolver el grupo ha estado consensuada por todos los miembros por un diagnóstico de muerte natural, ya que llevábamos muchísimos años y por nuestra manera de trabajar de autoexigencia y de intentar renovarnos siempre, comprobamos que cada vez nos costaba más grabar el siguiente disco, una situación que incluso llegaba a ser traumática; con el último estuvimos trabajando tres años. Además de esto, decidimos retirarnos por agotamiento y falta de ilusión. En esta profesión también se va descubriendo el lado oscuro de esta industria, que es muy agotadora. Decidimos dejarlo estando en lo más alto y que Dios reparta cartas de nuevo.
–¿Hubo algún hecho determinante que acelerase la decisión de cerrar el capítulo?
–La pandemia nos hundió porque, después de estar tres años grabando el último disco, ya teníamos cerrados un montón de festivales; habíamos hecho toda la 'promo', que la hicimos desde Madrid y Cristina casi se quedó allí encerrada porque la pandemia le pilló allí. Y, entonces, nos vimos en la tesitura de tener que grabar otro álbum, algo que veíamos imposible. Y, bajo ese pesimismo, tomamos la decisión de dejarlo.
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–¿El 'agur' se está prolongando demasiado o este broche final está siguiendo el plan establecido?
–La despedida no llegará al año y creo que es el tiempo natural del 'agur' de una banda. Iniciamos una gira por el circuito de salas, que se desarrolló de octubre a diciembre del año pasado. Luego, arrancamos con los festivales y el último de nuestros conciertos se celebrará en La Riviera de Madrid; en principio habíamos fijado el 9 de noviembre, pero como se agotaron todas las entradas, nos hemos visto obligados a fijar una fecha más: el día anterior, el 8 de noviembre. Somos una banda que, después de trabajar durante treinta años, teníamos que rentabilizar esa trayectoria, y, también, es algo que le debíamos a nuestro público.
–Durante este período de despedida. ¿no se os ha pasado por la cabeza la posibilidad del retorno?
–No lo sé. Después de la muerte de Dani estamos viviendo un momento difícil y necesitamos un tiempo de relax y de reflexión. La verdad es que entre nosotros hemos acabado muy bien. Cabe la posibilidad de que nos volvamos a juntar para intervenir en algún bolo que nos ofrezcan, pero, hoy por hoy, no está en nuestros planes regresar de nuevo.
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–¿Qué no olvidará nunca de su paso por esta icónica formación?
–Hemos vivido muchísimas experiencias. Los músicos pasamos mucho tiempo en las carreteras, de viaje… Recuerdo con mucho cariño nuestra visita a China en 2015 porque nos lo pasamos de puta madre. En todos estos años hemos disfrutamos muchísimo y hemos vivido momentos muy especiales.
–¿Y cuál ha sido el peor trago?
–Después de tantos años trabajando juntos, el fallecimiento de Dani fue un mazazo tremendo. Cuando ya estábamos saliendo de la pandemia, que lo pasamos francamente mal, a Dani le detectaron un tumor cerebral irreversible y fue un duro golpe para todos nosotros. Desde entonces hasta que falleció, hemos vivimos momentos difíciles, ya que habíamos empezado la gira de despedida y tuvimos que sustituirle por Iñigo. Fue como si la tierra se tragase nuestra forma de vida.
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–Una vez que se materialice la disolución. ¿Caminará cada uno por su lado?
–Pues no lo sé. Yo, personalmente, quiero estar tranquilo una temporada y ver qué caminos me va abriendo la vida y dejarme llevar por ellos. Ahora mismo, honestamente, no tengo ningún plan.
–Pero seguirá vinculado a la música…
–No lo sé. Para mí este año está siendo emocionalmente una montaña rusa. Unas veces me dan ganas de continuar en la música y, otras, me digo «hasta aquí hemos llegado y es momento de dedicarme a otro estilo de vida». Y ahí estoy.
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