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«Pues la verdad es que fue una casualidad, porque es un rincón al que no vamos, y que tampoco te puedes esperar que vaya a estar ahí, porque es una zona que está toda pelada, no hay retama ni nada. Lo que pasa es que está como en un hoyo y no se ve cuando pasas al lado», explica Ángel Luis Juste, el vaquero de la finca La Cigoñera, en la que apareció este martes el cadáver de Timoteo Pérez Arconada, el hombre de 76 años que desapareció el pasado 13 de enero, después de haberse escapado por un portón trasero de la residencia de mayores a la que solo cuatro días antes le había trasladado su familia.
Ángel Luis Juste recorre a diario la finca de La Cigoñera, dedicada a la cría de reses bravas y perteneciente a la familia del histórico ganadero carrionés Simón Caminero. En vehículo o a caballo, este vaquero atiende a los animales, a los que en determinados momentos alimenta con pienso. Y esa era la labor en la que se encontraba en la mañana del martes, cuando «por casualidad», como él mismo afirma, se topó con el cuerpo de Timoteo. «Había llevado algo de pienso a los novillos y un par de ellos se habían alejado del resto y estaban como en una hondonada que a veces se llena de agua, pero que ahora está seca y en la que suelen escarbar los toros. Así que me acerqué a los novillos y como tengo la costumbre de recoger cualquier basura que queda por allí, miré para ver si había algún plástico en la valla,. Y fue de esos días que miras, porque habré pasado por allí un montón de días sin mirar y vi algo oscuro y pensé que era un plástico, así que me fui a recogerlo», relata.
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Pero no era un plástico, era el cadáver de Timoteo, que se encontraba tendido, boca arriba, en esa hondonada, fuera de la vista de la zona de trabajo habitual con los animales. «Iba pensando que sería un plástico y cuando me acerqué, me di cuenta de que era una persona, porque se le veían perfectamente las piernas. El pobre hombre no llevaba pantalones ni zapatos. Tenía puesto el jersey, pero estaba en calzoncillos y tenía los calcetines todos carcomidos, con patatas de esas que llamamos de siempre, como si hubiese andado mucho con ellos. Fue una impresión tremenda. Así que cogí el coche y me fui corriendo para la Guardia Civil a decirles que había encontrado a Timoteo», explica el vaquero, quien no tiene muy claro cómo pudo haber llegado hasta allí un hombre de 76 años.
«Digo yo que habrá entrado por la puerta, algún día que no habíamos bajado nosotros, ha abierto, porque solo tienen un cerrojo, y ha entrado y habrá seguido la linde de la valla hasta ese rincón. Porque es un sitio en el que se juntan dos cercados. No sé, se habrá cansado y se echaría allí, porque es como un rincón en un hoyo», elucubra Ángel Luis Juste, quien recalca también que la zona había sido rastreada por los propios empleados de la finca y por los Guardias Civiles, que han recorrido toda la superficie de La Cigoñera en numerosas ocasiones. «La verdad es que no te vas a esperar que pueda estar allí. Hemos buscado muchos días, a pie y a caballo, pero como esta zona es más llana y está despejada, sin retama ni árboles, pues se mira más rápido, porque nosotros hemos mirado mucho más en la parte de abajo, la que está más cerca del río, en la que hay mucha maleza y siempre piensas que si está por la finca, será por esa zona», explica, mientras recuerda que además de sus batidas y las de los guardias civiles también sobrevolaron La Cigoñera drones y helicópteros sin que avistaran el cuerpo de Timoteo.
«Cuando avisé a los guardias no se lo creían y me decían que si estaba seguro. Pero si le he visto yo... les dije, y luego nos vinimos todos para acá. Pobre hombre, estaba ahí echado, así como un poco mermado, pero estaba entero. La verdad es que ni los animales, ni los grajos ni nada, no le habían tocado», recuerda mientras lamenta no haberlo encontrado antes. «De la zona de la finca es donde menos te lo podías pensar, porque es tan planito todo ese cercado que lo ves entero desde lejos, y si no te arrimas a ese hoyo, que está en una esquina, pues no lo ves. O te arrimas, o no se ve. Pero si han entrado los guardias, han pasado por la valla por el lado de arriba. Han venido los guardias todas las tardes y hemos estado por todos los cercados, por todos, y a ese le han dado la vuelta a toda la valla por otro lado, pues qué quieres que te diga...», explica.
La finca de La Cigoñera tiene una extensión de más de 50 hectáreas, pero está compartimentada en pequeños cercados de dos o tres hectáreas. «Yo jamás me imaginé que una persona se iba a meter en una finca de toros, aunque si estaba fastidiado el hombre, yo qué sé», señala Ángel Luis Juste, quien detalla que la distancia entre la residencia de la que se escapó Timoteo y el lugar en el que ha sido encontrado se sitúa en torno a los siete kilómetros. «A saber, habrá estado por ahí dando vueltas y en un momento se ha metido por la puerta de la finca y cuando se le ha echado la tarde, se ha visto allí acorralado y ha dicho 'aquí me quedo' y allí se ha quedado», concluye.
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