Fernando Martín Aduriz, psicoanalista: «La prevención no sirve contra los actos criminales»

–¿Qué ha ocurrido en Palencia para que se hayan dado dos casos parecidos en solo una semana?

–No sé si es un asunto provincial, me parece que si se miran las estadísticas, siempre han existido infanticidios. Hace poco escuchaba en la radio que estaban descritos en la psicopatología clásica los casos de la extrañeza de la madre cuando viene un nuevo ser. En algún momento, la madre extraña al bebé y no existe un reconocimiento de que el niño –algo externo– esté vinculado a la madre. Se trata de una psicopatología muy descrita. Los infanticidios siempre han existido.

–Y porque son hechos que siempre han existido, ¿cree que la sobreinformación y las redes sociales han contribuido a que se sobredimensione el problema?

–Efectivamente, pero no es un elemento psicopatológico simpático, como lo es el suicidio. Uno no lleva a otro y no existe una concatenación. Son hechos aislados.

–¿Tiene algo que ver con lo que se conoce como las depresiones postparto en las madres?

–Es difícil de precisar. Hay que establecerlo todo siempre en la clínica del uno por uno. No se puede generalizar. En algunos casos, la depresión puerperal es importante por esa imposibilidad de asumir el nuevo estado de la madre.

–¿Qué cree que se le puede pasar por la cabeza a una persona que hace algo tan atroz?

–Es incomprensible para el razonamiento cotidiano normal. La mente siempre es libre, podemos entrar en la selva fantasmática con las fantasías que albergamos todos, pero todo esto forma parte de algo imaginario.Cuando alguien, después de una fantasía, pasa a la acción, ha de saber que es un acto criminal y tiene que tener una responsabilidad. Ha de responder ante las leyes y ante las normas. Siempre decimos que los deseos son éticos, pero a la hora de realizar nuestros deseos tiene que ser acorde a ley. Quien se salta esas barreras y no tiene bien interiorizada la ley, puede hacer estas cosas.

–En ese sentido, ¿cree que es necesario más trabajo al educar a nuestros hijos?

–Soy muy pesimista en lo que tiene que ver con actuar desde la dimensión de lo simbólico, es decir, desde la cultura, la educación y el lenguaje. Esto escapa a toda lógica de la cultura. No sirve de nada la prevención porque siempre va a existir el acto criminal de quienes, por otra parte, no suelen ser personas muy cercanas a lo cultural. Incomprensiblemente en países con altos niveles de educación también se dan –y mucho– estos niveles criminales.

–¿Es esta la parte más difícil de su trabajo?

–Como psicoanalista puedo decir que todos los episodios que circulan en la ciudad causan en los sujetos su efecto. Estos días he escuchado a muchas personas hablar de estos episodios. Según la estructura de cada uno, se alojan estos efectos para dar cada uno la respuesta según cada persona.

–¿La ansiedad y el estrés pueden llevar a situaciones límite?

–Más bien son cuestiones criminales.

–¿Tiende a exagerar la sociedad al conocer los hechos pidiendo las penas más duras? ¿Son realmente efectivas esas penas?

–No existe una relación entre la máxima severidad en el castigo y menos número de actos criminales. Sociedades que han hecho a lo largo de la historia del castigo su norma de contención exclusiva no han obtenido mejores resultados que quienes han hecho otro tipo de normas. Es duro aceptar para el ser humano que haya personas que puedan cometer actos de una naturaleza criminal. Y es verdad que también existe un punto de morbo en la expansión de este tipo de noticias. La sociedad debería de hacérselo mirar.