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El despacho criminológico jurídico B&CH, que representa a las familias de las niñas de Aguilar de Campoo desaparecidas el 23 de abril de 1992, remitió el pasado 29 de marzo al Juzgado Número 2 de Cervera de Pisuerga las alegaciones derivadas de la ... investigación que ha llevado a cabo la Guardia Civil durante los casi seis meses de secreto de sumario en relación con la reapertura del caso de la desaparición de Virginia Guerrero y Manuela Torres. Junto con las alegaciones, solicitan al juzgado que autorice una serie de diligencias que consideran «de sumo interés» para avanzar en el caso. Transcurridos más de dos meses al respecto, el despacho criminológico jurídico B&CH urge al juzgado a que se pronuncie al respecto ya que, en su opinión, «resulta insuficiente toda la investigación que se ha llevado a cabo hasta el momento». Una investigación en la que se han establecido dos líneas, denominadas A y B, con dos sospechosos.
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La Línea A se relaciona con la declaración ante la Guardia Civil de una mujer que, en 1991 y también junto a una amiga, las dos por entonces menores, se subió a un Seat 127 de color blanco en la zona de influencia de la desaparición de las dos niñas de Aguilar y que asegura que el joven que las paró cuando esperaban a un taxi para volver a casa y se ofreció a llevarlas en su coche, se desvió del destino y ella tuvo que agarrar el volante para desviarse a la cuneta y poder abandonar el vehículo huyendo. Esa declaración fue clave para que se reabriese el caso de las dos niñas de Aguilar el 21 de junio de 2021.
«Con la información aportada en la denuncia presentada por la mujer se pudo obtener la identidad del hombre, quedando comprobado que entre el 21 de mayo de 1990 y el 31 de marzo de 1996 tuvo en propiedad un vehículo Seat 127. Una vez identificada dicha persona, se procedió a la identificación, mediante composición de fotomontaje con imágenes de cinco hombres de características físicas similares por la mujer, quien, sin ningún género de dudas, reconoció como a la persona que protagonizó el incidente objeto de la denuncia», señala el despacho B&CH.
«Sobre este hombre han quedado constatados sus antecedentes policiales y judiciales. De dichos antecedentes queda constancia que ha sido objeto de cuatro detenciones por intento de agresión sexual. De igual manera, queda constatado en el atestado que el vehículo Seat 127 de su propiedad fue dado de baja en Tráfico el 23 de septiembre de 2003. La investigación señala que, al haber tenido un propietario distinto con fecha posterior a los hechos que han originado las presentes diligencias, «no se considera oportuno realizar más gestiones para la localización del vehículo, considerando que cualquier actuación técnica de búsqueda de pruebas o indicios que se pudieran llevar a cabo no daría resultado positivo», agregan los representantes de las familias.
«Esta parte no lo comparte, toda vez que hasta el momento y, salvo la testifical del hombre realizada en sede de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil el 10 de febrero de 2022, en donde señala que su primer coche fue Seat 127 de color marrón tirando a oscuro, la investigación no ha sido capaz de señalar si efectivamente el vehículo es de ese color; es decir, la investigación no señala en ningún caso el color del vehículo que, al parecer, según la declaración de la mujer, se vio implicado en los hechos y que ella misma señala como Seat 127 beige claro. Por lo tanto, esta parte, no puede, sino lamentar, que dicho extremo no haya sido comprobado por parte de los investigadores, una vez que se ha dado credibilidad absoluta, por parte de los mismos, a la denuncia presentada por la mujer y que ha sido la causa de reapertura de las presentes diligencias», explican.
«De igual manera, y teniendo en cuenta que desconocemos si el vehículo en cuestión todavía existe o, por el contrario ha sido desguazado, se echa en falta la aclaración y comprobación de este mismo extremo por parte de los investigadores, puesto que desconocemos el uso que tuvo con posterioridad a la enajenación del mismo por parte del hombre a su posterior propietaria y si, en función del uso que se le dio, hubiera sido posible la realización, en la actualidad, de una inspección técnico policial», agregan.
La Línea B de la investigación de la Guardia Civil se dirige contra otro sospechoso, del que el despacho B&CH lamenta que los investigadores no cuenten o tengan en su poder una fotografía suya que se pueda aproximar a 1992, «máxime cuando en sus redes sociales actuales, en abierto, se pueden visionar fotografías suyas de dicha época». «Además, teniendo en cuenta que se trataba de una persona mayor de edad en aquella fecha, tienen que obrar, necesariamente, fotografías del mismo, relativas a la expedición de su DNI», añaden.
«Si se hubiera contado con dichas fotografías en la entrevista realizada por los investigadores en la última fase de la investigación con otra testigo, se le podían haber exhibido con el fin de que pudiera determinar, si fuera posible, si se correspondía con «ese joven de entre 20 y 25 años» que señaló como conductor del vehículo Seat 127 de color blanco en sus testificales de 18 de abril de 1993 y 14 de marzo de 1995. Esta diligencia de reconocimiento fotográfico se hace necesaria, o al menos debe de intentarse», apostillan.
«En la entrevista realizada a ese otro hombre durante el secreto de sumario, refiere que en 1992 vivía en Reinosa. En cuanto al vehículo, señala que en 1992, durante 5 o 6 meses trabajó en un mesón de los padres de un amigo, y es posible que incluso le hubiera dejado en alguna ocasión el Seat Fura (127) para que lo utilizara. Echamos en falta que no se refiera ni por el instructor ni por el declarante los hechos en los que estuvo involucrado el vehículo de su propiedad y que se recogen, con fecha 26 de abril de 1993 en diligencias de la Guardia Civil, donde se hace constar que, al mismo tiempo, sin que tenga que ver con estas diligencias, se están investigando intentos en Reinosa de introducir por la fuerza en vehículos a chicas de edad similar a las desaparecidas», apuntan.
«Los investigadores señalan, en referencia a la nueva testifical realizada durante el secreto de sumario, que en agosto de 1992 este hombre se marchó a Estados Unidos. Comprobado este extremo, se concluye que no le consta que tuviera pasaporte en vigor en 1992. Respecto a esto, señala que se trasladó a estudiar un curso lectivo completo de inglés, que fue iniciativa de su madre y que ella se encargó de todas las gestiones. El viaje lo gestionó a través de una agencia de viajes y el pasaporte lo sacó en Santander», inciden.
«En su única testifical policial obrante en sumario, de fecha 18 de marzo de 1995 señala que a las menores de Aguilar no las conocía absolutamente de nada. En esta testifical se contradice totalmente con la declaración que efectúa treinta años después a los investigadores, ya que en la entrevista realizada en 2022 señala que el día de la desaparición, un amigo, de quien no recuerda ningún dato, le presentó a las dos niñas en la discoteca, pero fue un acto rápido, y ya no volvió a verlas», concluyen los representantes de las familias.
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