«Al circo le queda mucho para que lo sitúen a la par que otras disciplinas»

–Usted arribó al mundo del espectáculo hace veinte años con la danza contemporánea, dejando atrás su pasado titiritero, y decidió saltar al circo…

–Empecé en este mundo con los títeres haciendo sustituciones en la compañía de mis padres, Titereatro. Luego, caminé por mi cuenta y me formé y me especialicé en danza contemporánea, pero cuando descubrí el circo, me enamoró y, durante mi formación en este campo, conocí a los compañeros con los que fundé hace más de una década Tresperté, compañía en la que también estaba mi pareja, Angelo.

–Proyecto Kavauri lleva en activo tan sólo un año…

–Este proyecto nació en 2023 y estrenamos en el mismo año compañía y espectáculo, 'Lullaby', con el que llevamos girando desde entonces. Es una compañía joven, pero ambos tenemos un bagaje de muchos años de trabajo en distintas formaciones. Con 'Tresperté' iniciamos, incluso, giras por Europa y Corea del Sur.

–¿Qué significó para su compañía que 'Lullaby' fuese nominado en la edición de 2024 a los premios Max como mejor espectáculo de calle?

–Fue una auténtica sorpresa porque nuestro espectáculo es de circo, un género que no tiene establecida una categoría específica en las convocatorias de los premios escénicos. Pasar la criba de nominados en los Max es muy difícil porque se presentan un montón de compañías. Esta nominación es un reconocimiento a nuestro trabajo, nos ha dado fuerzas para seguir adelante y nos ha ayudado a que el nombre de nuestra compañía suene un poco más.

–¿Ha supuesto un espaldarazo a la hora de obtener una mayor proyección?

–Los premios siempre vienen bien porque dan visibilidad, pero lo que verdaderamente da trabajo es mostrar el espectáculo en teatros o en la calle, que lo vean los programadores culturales y te contraten.

–Dentro del panorama escénico, ¿el circo contemporáneo recibe la consideración que se merece?

–El circo contemporáneo tiene cabida tanto en los teatros como en los festivales de calle y está más próximo al teatro o a la música que al circo tradicional, de carpa. Pero tanto los circuitos escénicos como las convocatorias de ayudas se nos quedan un poco lejos al tratarse de circo. No obstante, nuestro colectivo se está moviendo mucho para adquirir una mayor consideración dentro del panorama artístico, pero aún queda mucho camino para que lo sitúen al lado de otras disciplinas escénicas.

–La entrada a su espectáculo atrae tanto a niños como a adultos.

–La verdad es que funciona muy bien entre el público familiar y adulto porque intentamos contar historias y transmitir mensajes. Este espectáculo tiene dos lecturas: la de los niños y la de los adultos que los acompañan.

–¿Qué destacaría de este género que tanto le enamoró?

– Es un género que se acerca al teatro, con calidad, pero concebido desde la disciplina cirquera, con acrobacias, malabares, clown…, lo que añade un plus a la representación teatral. El circo contemporáneo aporta riesgo, el más difícil todavía, y ritmo a la trama teatral. Es un género polifacético que tiene cabida en muchos eventos, en espacios cerrados o en la calle y que va dirigido a una amplia horquilla de público. Cuando lo descubrí, supe que era aquello a lo que quería dedicarme.

–¿Qué le reporta más alegrías: actuar en la calle o bajo techo?

–Cada espacio tiene lo suyo y cada uno tiene su toque especial. En las salas se crea una magia única, las luces ensalzan el espectáculo y el público se siente más cómodo y viene a verte expresamente. En la calle te sorprende que la gente de paso se quede a presenciar el espectáculo, hay una mayor cercanía con el público y te das cuenta de si los espectadores empatizan con lo que les estás contando.

–El montaje que presenta este jueves 26 en el Principal de Palencia ha tenido mucha repercusión a nivel nacional.

–Pues sí. Vamos a cerrar el año con más de 100 funciones, un volumen de trabajo que alcanzan muy pocas compañías artísticas, sea circo, teatro o danza. Estamos muy orgullosos con esta respuesta, también cansados, pero somos conscientes de que este trabajo es temporal y que este éxito no dura para siempre. En estos momentos, estamos en la cresta de la ola, saboreando la gira, y nos sentimos muy afortunados. Además, estamos conociendo ciudades nuevas, como Palencia. La verdad es que no hemos actuado mucho por Castilla y León; a ver si poco a poco vamos introduciéndonos más en esta región.

­–'Lullaby' tiene como trasfondo la conciliación familiar, una situación que les afecta personalmente.

–Ni tanto, tenemos dos niñas de 5 y 2 años y ser padres nos complicó girar con montajes y, a raíz de ahí, apostamos por crear un hilo dramatúrgico que contara esa situación. A nosotros nos gusta contextualizar nuestros números acrobáticos y, en esta ocasión, decidimos abordar en tono humorística la crianza de niños, la corresponsabilidad, la conciliación… Es un montaje que toca mucho al espectador al transmitir un mensaje, que es una de nuestras pretensiones como cirqueros.

–¿Le gustaría explorar otras vertientes artísticas?

–Vamos a intentarlo porque, dentro de diez años, nuestros cuerpos estarán mucho más resentidos que ahora, después de llevar tanto tiempo en el género cirquero. De ahí que estemos en constante formación y que nos hayamos planteado inquietudes profesionales más allá del circo, hacia lo teatral, el clown o el teatro gestual, porque este género, que amamos, requiere un esfuerzo físico brutal.