Cascajares levantará la nueva fábrica junto a la calcinada para abrirla en medio año

Pero todo esto se vio truncado en la madrugada del 26 de enero, cuando un incendio en un motor exterior pronto se extendió al interior de la fábrica y destruyó totalmente el edificio, sin que los bomberos pudieran hacer nada por impedirlo.

Sin embargo, los propietarios de la empresa, Alfonso Jiménez y Francisco Iglesias, lejos de amilanarse y darse por vencidos, decidieron desde el primer momento continuar adelante con el proyecto de Cascajares y al día siguiente del incendio iniciaban ya los contactos con las administraciones públicas para reemprender lo antes posible su actividad económica.

El apoyo institucional y la ola de solidaridad recibida desde todos los ámbitos de la sociedad palentina despejaron cualquier duda que pudiera quedarles. Solo dos días después del siniestro, con dos ordenadores rescatados de las ruinas y unas oficinas prestadas por un proveedor, la empresa retomaba ya el contacto con sus clientes para poner en circulación el 'stock' que tenían almacenado en las instalaciones de alguno de sus colaboradores.

Podía trabajar solo la parte administrativa de la empresa, con lo que la mayor parte de la plantilla, alrededor de sesenta personas, tuvo que sumarse a un ERTE de urgencia. Pero esta situación duró poco tiempo, y solo dos semanas después del incendio, Cascajares volvía a retomar la actividad en unas instalaciones alquiladas en La Cistérniga (Valladolid). «Nuestro principal objetivo después del incendio ha tenido un claro componente social, recuperar el empleo, sacar a nuestra gente del ERTE, y devolver la riqueza a nuestra zona. Desde luego, abrir en Valladolid como lo hemos hecho no ha sido para nada rentable, porque nos está saliendo muy caro. Son unas instalaciones muy provisionales, muy poco mecanizadas. Es una fábrica muy artesana y muy humilde, pero por lo menos, la gente, más del 50% de la plantilla, ya está fuera del ERTE, y en un corto plazo, porque en marzo o abril, vamos a llegar a alcanzar un 50% de la producción que teníamos en Dueñas», explica Alfonso Jiménez, presidente de la compañía, quien destaca el esfuerzo realizado durante este mes para poner en marcha estas instalaciones provisionales, que permitirán a Cascajares desembarcar de forma ágil en la nueva etapa que supondrá la puesta en funcionamiento de una nueva factoría en Dueñas.

Porque el objetivo de la empresa es regresar a su emplazamiento original de Dueñas, a una parcela situada justo al lado de la que todavía alberga los restos de las instalaciones calcinadas. «Estamos ya trabajando para iniciar pronto el desescombro, aunque no vamos a levantar la nueva fábrica sobre la antigua. Va a ser en una parcela situada en un lateral, en la que ya podemos comenzar a trabajar de inmediato», explica Alfonso Jiménez, mientras regresa de Aranda de Duero de encargar la nueva estructura de la factoría.

«Va a ser una fábrica muy moderna, muy digital y muy segura, tanto para los empleados, como también para evitar futuros fuegos», explicaba el presidente de la compañía, al tiempo que añadía el objetivo de plantear unas instalaciones de mucha mayor dimensión que las desaparecidas. «Es para lo que hemos nacido. Siempre, no ahora, en nuestros treinta años de historia, siempre hemos pensado en aumentar plantilla y por supuesto que, con este apoyo tan grande que hemos recibido de toda la sociedad, nos hemos dado cuenta de que tenemos que hacer algo para crecer. Queremos salir acelerando de esta gran crisis que hemos tenido», recalcaba el empresario, quien, sin embargo, explicaba que aún es pronto para valorar un posible crecimiento de la plantilla, puesto que debe esperarse a que la nueva fábrica esté a pleno rendimiento y puedan conocer cómo se reciben de nuevo los productos de Cascajares en el mercado.

«Abrir en Dueñas es para llegar al 100% de lo que veníamos produciendo, y si el mercado lo permite, crecer con respecto a la cifra prefuego», recalca el presidente de Cascajares, quien señala también que la empresa ha podido superar otras dos grandes crisis anteriores, una de carácter económico en 2008, «en la que estuvimos a punto de arruinarnos», y otra en 2020, debido a la pandemia, «en la que nos quedamos totalmente sin clientes. Vendimos hasta en negativo, porque nos devolvían los productos ya comprados». Sin embargo, Jiménez insiste en que «siempre hemos puesto por delante a la gente, ellos son lo más sagrado, y siempre hemos luchado para que ellos salgan los primeros del problema, y apoyándonos también en ellos, conseguimos salir como un cohete a reacción y en 2022, hicimos unas cifras del 30% por encima de la prepandemia».

Por esto, Alfonso Jiménez se muestra muy confiado en que la empresa podrá recuperarse en un corto plazo y situarse en los niveles que tenía antes del incendio. «Ya hemos superado dos crisis, hemos montado tres fábricas y no nos asusta nada montar otra fábrica en Dueñas».

El presidente de Cascajares está convencido de que la nueva fábrica entrará en funcionamiento en septiembre con una gran inversión, para lo que cuentan con la indemnización del seguro de la compañía Reale. «Hay mucho trabajo por delante, pero no nos preocupa, lo vamos a conseguir», asevera.