El tejido comercial de Palencia se desangra. El todavía doloroso cierre de Zara, buque insignia de la hasta ahora todopoderosa Inditex y también principal referencia comercial de la Calle Mayor palentina, no es más que un reflejo de un problema que hunde sus raíces ... en un sustrato mucho más profundo, en una crisis de modelo de negocio que amenaza a todo el sector y en un cambio en los hábitos de ocio y consumo que evoluciona mucho más rápido de lo que pueden avanzar los mercados más tradicionales.
Publicidad
El comercio se desangra. Las tiendas «de toda la vida» cuelgan el cartel del traspaso sin encontrar ningún interesado; las franquicias cierran porque se transforman en meros centros de recepción y entrega de pedidos 'online' y devoluciones, y la ciudad va plagándose de locales cerrados, verjas oxidadas y anuncios de inmobiliarias que van desluciéndose con el paso del tiempo.
El ejemplo más claro de esta tendencia de declive en la capital palentina es la que hasta ahora ha sido su principal motor económico y social, su Calle Mayor, en la que todavía se concentran la mayor parte de los comercios de la ciudad, con una buena representación hasta hace bien poco de gran parte de las grandes franquicias del textil que operan en España.
Porque la Calle Mayor, aunque continúe siendo el punto de referencia social y concentre en sus entornos la mayor parte de los centros administrativos y de prestación de servicios de la ciudad, ha perdido en los últimos años gran parte de su pujanza económica debido al continuo cierre de tiendas, que de ninguna manera alcanza en estos momentos a compensarse con la apertura de nuevos establecimientos, que, desde luego, también se da, aunque en mucha menor intensidad de la que se producen los cierres.
Publicidad
Más información
Explicaciones para este declive de una gran arteria social y económica como ha sido la Calle Mayor durante más de un siglo pueden encontrarse tantas como a palentinos se pregunte. Desde el elevado precio de los alquileres de los locales, que hace inviable la continuidad de muchos negocios; hasta la disminución de las ventas por el crecimiento de Internet, sin olvidar el precio elevado de algunos productos o el atractivo que ofrecen los grandes centros comerciales de ciudades próximas, especialmente Valladolid, situada a tan solo 45 kilómetros.
La situación se ha agudizado en los últimos meses con las restricciones sanitarias impuestas para frenar la propagación de la covid. Cierres temporales, confinamiento, limitaciones de aforo, medidas de higiene extraordinarias, temor al contacto social, circunstancias que han ido complicando aún más la actividad comercial y que ha herido de muerte a negocios que ya venían tocados o que se encontraban en sus albores y no han logrado despegar.
Publicidad
Y en todo este contexto, el anuncio del cierre de Zara, ya ejecutado, y la desaparición de otra gran franquicia, Punt Roma, situada pocos metros más adelante de esa misma Calle Mayor, han sembrado de pesimismo al sector. «El comercio está acabado tal y como lo conocemos hoy en día. Los mismos proveedores te hacen la competencia. No solo es que vendan a las grandes plataformas de Internet, sino que tienes sus propias tiendas 'on-line' y así es muy difícil competir. Pero no es solo aquí. Esto es a nivel mundial», explica Rubén Díaz, propietario durante veinte años de una relojería en la Calle Mayor, que decidió cerrar hace un año para aventurarse en un negocio totalmente diferente, una agencia inmobiliaria (Waine) en la cercana calle Colón.
Este comerciante es solo un ejemplo de ese pesimismo que rodea a buena parte del sector, que ve como la privilegiada ubicación que durante años les ha garantizado una bonanza económica comienza a derrumbarse. «Es mi opinión personal, pero yo creo que la Calle Mayor y el comercio tal y como lo entendemos hasta ahora están muertos, y con ellos cae toda nuestra forma de vida. El mundo está cambiando y esto de la pandemia lo ha acelerado», indica Rubén Díaz, quien augura que «la Calle Mayor no tiene futuro». «Yo lo dije hace cinco años, porque no solo es Zara. Yo tenía una tienda muy digna y tuve que cerrar, y como yo muchos. La gente no valora el esfuerzo y encima tenemos el problema añadido de que Valladolid está ahí mismo, a media hora, y ante eso no se puede hacer nada», recalca este comerciante reconvertido al sector inmobiliario.
Publicidad
Porque el establecimiento que regentaba Rubén Díaz, la relojería Alexandro, es ahora uno de esos locales que permanece cerrado en la Calle Mayor. En estos momentos, pueden contarse hasta 52 bajos comerciales con las persianas cerradas y carteles de venta o alquiler, a los que pronto habrá que sumar otros cinco o seis que ahora se encuentran en obras o cuyos edificios han sido derribados para su futura rehabilitación. Medio centenar de locales sin actividad en la calle de mayor dinamismo de toda la ciudad, un síntoma, sin duda, de que algo no funciona bien.
Y no funciona bien no solo en la Calle Mayor, sino que el problema del continuo cierre de pequeños comercios se extiende al conjunto de la ciudad, como lo reflejan los registros de altas y bajas en los listados de empresas que están sometidas al Impuesto de Actividades Económicas en la ciudad. Según los datos que maneja la Cámara de Comercio, en el ámbito de pequeños establecimientos destinados a la venta de productos alimenticios, bebidas y tabaco las altas registradas el pasado año en la capital palentina fueron 35, mientras que las bajas fueron 58. Y este desvío también podía encontrarse en el apartado de empresas (comercio menor) dedicadas a la venta de de productos industriales no alimenticios, entre las que figuran, por ejemplo, el textil, el calzado, la decoración o los regalos. El número de altas en este ámbito de la actividad económica en Palencia el año pasado fue de 54 establecimientos, mientras que las bajas fueron 75. Así, el balance final se sitúa en una pérdida de 44 establecimientos comerciales a lo largo de 2020.
Publicidad
Este problema de cierre de negocios, generalizado en toda la ciudad, se agudiza aún más en los entornos de la Calle Mayor, puesto que al medio centenar de locales cerrados hay que sumar una importante nómina de persianas bajadas indefinidamente en las vías adyacentes o muy próximas, cuya actividad y dinamismo ha venido siempre marcado por el ritmo que imponía la arteria principal. Así, si se suman todos esos locales cerrados en la zona de influencia de la principal vía palentina, la cifra se eleva a más de 170, según los cálculos que manejan las organizaciones de empresarios de la ciudad.
Uno de ellos, Domiciano Curiel, presidente autonómico de la Asociación de Trabajadores Autónomos de Palencia y comerciante, además, de la Calle Mayor, reconoce el pesimismo que se vive en el sector por la confluencia de factores negativos, a los que se ha sumado en el último año la pandemia de la covid. «Esto es una locura y no parece que vaya a tener marcha atrás. No quiero decir que la Calle Mayor está acabada, como insinúan algunos, sino que el modelo actual es el que está acabado. Igual que hace algunos años comenzaron a implantarse las grandes tiendas y los pequeños tuvimos que aprender a convivir, pues ahora es al revés, se están empezando a ir los grandes y quedamos el pequeño comercio tradicional, lo que pasa es que cada vez somos menos, porque con las nuevas tecnologías nos estamos marchando muchos. Y ese es un problema no solo para el sector, sino para todo el modelo económico y social de la provincia», explica Curiel, quien recalca la estrecha relación que mantiene el comercio con el sector de la hostelería. «Vamos unidos. Si el comercio desaparece, los hosteleros van a sufrir mucho, y si encima se potencia el teletrabajo, la situación es dramática», explica.
Noticia Patrocinada
El presidente de los autónomos señala que el cambio en los hábitos de consumo, especialmente de los jóvenes, es una de las principales causas que han motivado la desaparición en Palencia de puntales comerciales como Zara o Worten, y advierte de que hay temor por el posible cierre de otras grandes franquicias de la ciudad. «Sabemos que peligra Forum Sport y vamos a ver qué pasa con H&M. Figúrate. Son pilares fundamentales para el comercio de Palencia y tres están en la Calle Mayor, es un declive brutal, que afecta a muchos ámbitos. Los propios alquileres ya no va a valer lo mismo y eso también es un motor económico», señala.
Domiciano Curiel se muestra también preocupado por la posibilidad de que estos cierres impulsen a los propios palentinos a buscar tiendas en otras ciudades próximas. «Si al tema de Internet le unes que pueda haber un éxodo a otras ciudades para ir a comprar, es el final. Porque Palencia tiene la suerte de contar con muy buenas comunicaciones, son unas infraestructuras muy buenas para llegar a Valladolid, Burgos o incluso León, pero al mismo tiempo esto también puede perjudicarnos, porque las hace mucho más atractivas, especialmente para los residentes en la provincia», explica el presidente de ATA.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.