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Eran aproximadamente las 9 de la mañana cuando colgaba a Alsina y recibía la llamada de Mañueco que me anunciaba nuestro cese y la disolución de las Cortes. No acaba de creérmelo cuando oí la excusa oficial: habíamos pactado los presupuestos a espaldas del gobierno. Afortunadamente guardaba, aún guardo, mis conversaciones con Carriedo informándole de nuestras reuniones con el alcalde de Ávila. Dejé pasar 24 horas esperando una rectificación a una mentira tan burda. No llegó, y me vi entonces en la obligación de hacerlo público. Los ciudadanos merecían, al menos, la verdad. Y la verdad era muy otra.
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Susana Escribano
La verdad eran los temores de Mañueco y las ansias de Pablo Casado. Ambos soñaban con repetir el resultado en Madrid y liberarse de la pesada carga de un partido que creía a pies juntillas en la regeneración. Un partido que le había advertido de las consecuencias del posible procesamiento de Javier Iglesias. Un partido decidido a avanzar en la ley de transparencia y la oficina de lucha contra el fraude. Un partido que había informado a la justicia, por primera vez, de prácticas irregulares en las convocatorias de programas de formación. Un partido que no habría silenciado ningún escándalo. No había ninguna moción de censura en marcha. Lo que sí que había en marcha era un partido leal, pero exigente.
Un año después las intenciones han quedado claras. Los hechos hablan por sí solos.
La bochornosa relajación del código ético para permitir los agasajos al gobierno. El rechazo a la ley de transparencia pactada. La ausencia de publicación de las transferencias de valor a los medios de comunicación, o de las subvenciones de la Junta, en el portal de transparencia. El incremento de la presión a la prensa hasta extremos no conocidos. Todo ello demuestra lo molesto que estaba Mañueco con nuestras maneras de actuar. Incluso el comité de empresa de la Televisión de Castilla y León ha tenido que poner pies en pared. Son casi diarias las descalificaciones y presiones por parte del vicepresidente a todos los medios de comunicación que le son mínimamente hostiles. –Bien es cierto que Gallardo tiene, al menos, la honestidad de hacerlas en público–. En los mentideros de la prensa local son frecuentes las anécdotas y chascarrillos sobre la infinidad de presiones que reciben ante cualquier información adversa. Las ruedas de prensa ya no se dedican a informar y responder, sino a intentar ocultar la bolita en los cubiletes del infatigable Carriedo. Una comunidad que ha pasado de liderar los ranking de transparencia a ser el epítome de la oscuridad y la presión a los medios. ¡Cómo será la cosa que este año ni siquiera se han repartido los famosos 'Hemiciscos'!, aquellos premios que servían para celebrar el fin de año y relajar tensiones entre prensa y políticos.
La llegada de Vox a la Junta no ha servido sino para incrementar el frentismo y los niveles de intolerancia hasta límites no conocidos. Un presidente de las Cortes incapaz de frenar a los suyos, que utilizan la Cámara como mera caja de resonancia de sus obsesiones. Un parlamento autonómico que ya no legisla y donde se impide el control efectivo de la acción de gobierno. ¡Ni una comisión de investigación! Se ha llegado a impedir las preguntas de control al presidente por haberse registrado… ¡10 minutos tarde!
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Susana Escribano
Toda la prensa nacional acude a nuestros plenos a la espera del exabrupto diario de nuestro adolescente vicepresidente. Es imposible siquiera sacar una declaración institucional. ¡Ni por el día de la infancia! Tampoco hemos sido capaces de reconocer a un héroe como Jesús Ángel Orellana, que perdió su vida defendiendo a una mujer víctima de violencia de género.
En el ámbito de las políticas públicas el deterioro ha sido vertiginoso. En sanidad se han incrementado las listas de espera de consultas más de un 30%, se disparan las demoras en atención primaria, las fugas de profesionales a la medicina privada son constantes y más de 30 altos cargos han solicitado su cese «a petición propia». Como resumen más dramático de la situación en sanidad según los informes del Carlos III. Castilla y León ha liderado el incremento de exceso de mortalidad en España. Si en 2021, aún en plena pandemia, el exceso de mortalidad fue de 1.396 decesos, este año, el exceso de fallecimientos es ya de 3.276. ¡Un 134% más! El consejero ni se ha dignado a intentar buscarle una explicación. El comité de expertos simplemente ha desaparecido y la reforma de la atención primaria duerme hoy el sueño de los justos en un cajón olvidado. Del disparate de la ley para «blindar los consultorios» nunca más se supo. Afortunadamente.
Sobre las políticas de empleo lideradas por nuestro estrambótico consejero trumpista baste este resumen: en noviembre de 2021 Castilla y León era la 2ª comunidad con MEJOR comportamiento en el intermensual y la 6ª MEJOR en el interanual en paro registrado. En noviembre de este año, hemos pasado a ser la 3ª con PEOR resultado en el intermensual y la 4ª PEOR en el anual. La confianza empresarial ha caído 9 puntos, lo que supone tres veces más que lo que ha caído en el conjunto de la nación. Proyectos empresariales que parecían seguros, están hoy en el alero. Lideramos también la subida de la inflación. Somos los segundos de toda España. Todos nuestros indicadores comienzan a encender las luces rojas mientras el consejero de Economía ve como se agota su crédito, personal y político, empleado en la imposible tarea de portavocear a un gobierno valleinclanesco.
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Susana Escribano
De nuestra política cultural poco se puede decir a parte del delirio taurino en el que se ha sumergido la consejería.
Un año después la comunidad tiene un gobierno inestable, una sociedad más crispada y una política más opaca, cada vez más alejada de la regeneración y unas políticas públicas más ineficaces. Todo ello, ¿por qué? Por la ambición de un solo hombre.
Este es el precio del triunfo de la mediocridad, la cobardía y la falsedad de un hombre. De un solo hombre. Un hombre que colocó sus miedos y sus ambiciones por encima del interés común. Un año perdido para todos, menos para él.
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