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Un cofrade mira al cielo detrás de dos manolas en Porta Caeli. Carlos Espeso
Mirando al cielo
Óxidos y vallisoletanías

Mirando al cielo

Aquí o hace mucho frío o hace mucho calor. Y en los escasos días en los que no hace ni lo uno ni lo otro, va y llueve

José F. Peláez

Valladolid

Viernes, 29 de marzo 2024, 00:07

Si algo envidio de las ciudades 'normales' es que la gente pueda vestir las llamadas 'prendas de entretiempo', esas chaquetas de ante que da gusto verlas, esas americanas preciosas hechas con tejidos que apenas pesan o esas chaquetas ambivalentes que pueden resultar perfectas para darte ... una vuelta por Puerto Chico, pero algo menos para pasear un lunes por la noche por la Plaza de San Juan, que, la verdad, pasé tanto frío viendo a la Sangre que casi se me congela la mía, que de preciosísima tiene poco. Y de anticongelante menos. Lamentablemente, en Valladolid esas prendas son solo un animal mitológico, como la burguesía ilustrada o los croissants decentes. Si vemos esa ropa en un escaparate de San Sebastián la compramos, sí, pero con la certeza de que no lo vamos a usar nunca. Y si un día cuadrara y tuviéramos la temperatura ideal, ya se habría pasado de moda. Y si no, resultaría que has engordado, o adelgazado y ya no te vale. Pero si todo eso también fallara y el clima fuera perfecto, resultaría que, cuando vas a buscarla, recuerdas que está guardada en una caja al fondo del trastero y a ver quién es el guapo que quita la bici, la cortina aquella fea y las cajas con los manuales de Derecho Constitucional II para llegar a ese tesoro de la térmica y la estética.

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