![Procesión del Domingo de Ramos, por calles abarrotadas, en Valladolid.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/03/24/1479174158-U2101213143006YuB-U2101913380828vr-758x531@El%20Norte.jpg)
![Procesión del Domingo de Ramos, por calles abarrotadas, en Valladolid.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/03/24/1479174158-U2101213143006YuB-U2101913380828vr-758x531@El%20Norte.jpg)
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La ciudad se hizo pequeña. Y los niños se hicieron grandes. Todos batieron palmas, ramas de olivo y sobre todo alegría ante el discurrir de la popular Borriquilla. El Domingo de Ramos volvió a triunfar en la capital vallisoletana: los niños fueron los protagonistas de ... la jornada pero también padres y abuelos. Porque ha sido uno de esos grandes días de familia en el calendario. Las plazas y calles lo certificaban porque la Procesión de las Palmas estuvo arropada por miles de ciudadanos que abarrotaban las aceras: niños y mayores prácticamente con idéntico espíritu infantil en una mañana donde se conmemoró la entrada de Jesús en Jerusalén. La capital de Israel que ayer presentaba aspecto casi desolador frente al recuerdo cristiano y humano de aquellos territorios desde tierras castellanas como coincidieron en señalar numerosos sacerdotes en sus homilías de bendición de los ramos.
La primera de las grandes procesiones de ciudad consiguió llenar las calles del recorrido con varias filas para ver a las 20 cofradías que han acompañado a La entrada de Jesús en Jerusalén, el paso más antiguo -mediados del siglo XVI- de todos cuantos se alumbran en la capital durante estos días. En las gradas de la Plaza Mayor, por ejemplo, pocos asientos había libres una hora antes del paso por allí. Día grande para la Semana Santa y más en concreto para los niños que al paso de La Borriquilla agitaban sus palmas y ramas de olivo con mucho ímpetu. Numerosos niños también los que salieron con las hermandades cuyas plantas procesionales se complementaban con otros cientos de parroquias y de colegios de la ciudad que cada año se apuntan con más afluencia a participar en esta procesión. La Piedad, Angustias, Preciosísima Sangre, Sagrada Pasión, Atado a la Columna y Cristo de la Luz fueron las hermandades que más niños en filas pusieron en las calles junto con la numerosa presencia de centros educativos como Maristas-La Inmaculada, Corazonistas, Vedruna o Nuestra Señora de Lourdes.
Con la protección del Sagrado Corazón desde la torre, las primeras cofradías comenzaron el recorrido oficial de manera puntual abriendo el recorrido la cruz franciscana de los brazos entrelazados de la Santa Vera Cruz, otro símbolo de hermandad extensivo a todas las cofradías y a toda la ciudad. A partir de ahí, un desfile de paso ágil, con apenas paradas, y con muy buena temperatura en las calles donde daba el sol de plano y con ligero fresco que pedía chaqueta en las calles más sombrías. En concreto, en el momento del discurrir de La Borriquilla por la Plaza Mayor a las 13.15 horas, la temperatura era de 20 grados al sol.
Un paso por el kilómetro cero donde también quedó demostrado el esfuerzo musical de las bandas y agrupaciones sinfónicas y de cornetas y tambores que sonaron con alta calidad para el deleite de los espectadores. Y cerrando, La entrada de Jesús en Jerusalén que este año fue portado en unas parihuela, unas andas más pequeñas, con la intención de la cofradía titular ir más ágil hasta que entró a la Plaza Mayor, donde la Cofradía de la Vera Cruz estuvo parada más de 15 minutos, con lo que se consiguió intranquilidad entre los espectadores que abarrotaban las gradas pero también entre los que estaban en las últimas calles del recorrido porque parecía que había dos procesiones dado que había pasado una y faltaba la Vera Cruz.
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Así, la tan deseada espera en la calle de la Plateria volvió a ser un tanto pesada para los primeros en llegar con más de una hora de antelación quedando en anhelo que hubiese sido algo menos pesada que en años precedentes. Aún con todo, a las secciones infantiles y resto de niños parece que se les olvidó la espera en el momento en que recibieron con mucho entusiasmo e ilusión a La Borriquilla desde la plaza del Ochavo. Y todos admirando la pequeña imagen de Jesús cargada a hombros por 12 hermanos con otros tantos de relevo.
Cerrando la procesión, las autoridades religiosas, encabezadas por el arzobispo de la Diócesis, Luis Argüello, y el vicario, Jesús Fernández Lubiano. Precisamente, el prelado indicó en su primer gran acto de la Semana Santa que estos días «son una ocasión para transmitir la fe». «Explicad a los niños el significado de la cruz, que Jesucristo ha dado la vida por nosotros, que tiene un corazón grande y misericordioso, que el Espíritu Santo nos permite vivir una vida nueva«, reclamó Argüello a los padres. Desde el balcón de a Penitencial de la Vera Cruz, donde el arzobispo estuvo acompañado por el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, invitó «a niños, cofrades familias y colegios a disfrutar de la santa semana porque Dios nos ama».
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