El regidor en funciones de Valladolid, el socialista Óscar Puente, y el aspirante a sustituirle, Jesús Julio Carnero, en un acto oficial cuando este presidía la Diputación de Valladolid. GABRIEL VILLAMIL

Los tres estigmas de Carnero

LA ESPITA ·

Paradojas de la democracia: va a ser alcalde de Valladolid quien no quería ser candidato y por el mismo sistema que tanto criticó el PP a la izquierda en 2015, no habiendo ganado las elecciones

J. I. Foces

Valladolid

Domingo, 11 de junio 2023, 00:08

Hay que acudir a los clásicos y cambiar el libro de cabecera. Sin devolver al estante 'El arte de la guerra', de Sun Tzu, porque viene otra campaña, hace falta releer si no todo, sí parte de 'El arte de la prudencia', de Baltasar Gracián. ... Le hará falta al siempre impulsivo (pese a la cantidad de asesoras de Comunicación que le rodean) Jesús Julio Carnero, aspirante, vía apoyo de Vox, a ser el próximo alcalde de Valladolid. La capital del Pisuerga, madre de todas las batallas municipales en Castilla y León. Un partido puede ganar las alcaldías de los otros 2.247 municipios de la comunidad, que como no tenga Valladolid...

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«¿De qué sirve el saber si no es práctico? El saber vivir es hoy el verdadero saber», sentencia el jesuita Gracián. Una adaptación libre a los tiempos postelectorales nos llevaría preguntarnos en Valladolid 376 años después de ser publicado 'El arte de la prudencia': ¿De qué sirve sumar en la derecha si no se gobierna? El saber pactar es hoy el verdadero saber. Y en esas anda el candidato a la Alcaldía pucelana por el PP: tiene que conseguir el apoyo de Vox porque si no lo hace y gobierna la lista más votada, el PSOE y su candidato, Óscar Puente, seguirían con el bastón de mando. No va a pasar, claro.

Puente, Puente, Puente... El regidor en funciones, auténtico demonio para JJ Carnero, el PP y Vox, sigue de objetivo a batir. 'Me presento para sacar a los socialistas y a los comunistas de la Alcaldía de Valladolid', le oyeron decir en precampaña a la candidata de Vox, la jueza Irene Carvajal. Y ha llegado el momento de que lo haga. El silencio alrededor de las negociaciones lleva a concluir que el apoyo no será gratuito. Vox no se puede permitir ser muleta del PP ni que el partido de Feijóo le tome por bobo. O, para ser más exactos, por el tonto útil que precisa para gobernar. 'Pacta con quien sea y como sea y coge el gobierno', cuenta Juan José Lucas que le dijo a José María Aznar en la primavera de 1996; cuatro años después, el expresidente de Castilla y León gobernaba España con mayoría absoluta.

¿De qué sirve sumar en la derecha si no se gobierna? Saber pactar es hoy el verdadero saber, adaptación libre postelectoral del Oráculo 232 de Gracián. En esas están los del PP ante la mirada fija, severa, inflexible que exhiben hoy hacia ellos los de Santiago Abascal. Están ya en el Ayuntamiento de Valladolid para echar a Puente de la Alcaldía, pero no para hacer los coros al PP.

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Puente, Puente, Puente... El nombre del aún regidor vallisoletano golpea la mente de su aspirante popular a sucederle y va a ser imposible que se lo saque de la cabeza en los próximos cuatro años puesto que el líder provincial socialista (este sí lo es, no como el burgalés Luis Tudanca) encarna en este momento el primero de los tres estigmas con los que JJ Carnero llega a asir el bastón de mando: No ha ganado a Puente, ha tenido menos votos que él y para sacarlo de la Alcaldía necesita ayuda. Llegará a regidor como lo hizo éste, quien tampoco la primera vez superó en votos a su principal oponente, Javier León, pero hay una diferencia incuestionable: Puente hizo de ser alcalde de Valladolid el eje de su vocación política; Carnero, y se ha visto descarnadamente, ha sido candidato a alcalde obligado por el presidente regional de su partido, Alfonso Fernández Mañueco; tanto, que el candidato no dejó la Consejería de la Presidencia hasta la víspera de la campaña y en esta compatibilizó el cartel con el escaño en las Cortes. Paradoja de la democracia: llega a alcalde de Valladolid quien no quería serlo.

El segundo estigma de Carnero en su acceso a la Alcaldía lo conforman las influencias externas que tiene el PP. Si hay algo que hoy no le granjean al partido y al futuro alcalde la mejor imagen es precisamente la apariencia de falta de autonomía. No tanto la que les llegará política y funcionalmente mañana, tarde y noche a partir del próximo sábado después de negociar y pactar con los de Abascal, sino lo vivido en el pasado más reciente. Ha trascendido que las últimas estrategias protagonizadas en el PP provincial acababan tomando forma en un merendero privado a orillas del Sequillo, propiedad de un influyente empresario. Nada más letal para un político que se autodenomina autónomo que este tipo de sainetes.

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Y el tercer estigma de Carnero en su aterrizaje en el despacho principal de la Casa Consistorial vallisoletana es el enorme olor a alcanfor que despide su entorno, trufado de pasado. De número dos, una dirigente de los tiempos pretéritos populares, Mercedes Cantalapiedra. De director de campaña, quien lleva más de 30 años encadenando cargos institucionales, Ramiro Ruiz Medrano. Y de consejero áulico y en su candidatura Javier León, quien salió del Ayuntamiento de Valladolid en 2015 expulsado por una sentencia judicial. JJ está rodeado del pasado rancio del PP y ese es su presente.

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