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D entro de 15 días, Mañueco recibirá la herramienta que le otorga el máximo poder para decidir cuándo se vuelve a votar en Castilla y ... León para elegir nuevas Cortes y, por tanto, a él otra vez como presidente de la Junta. A ver, que el poder ya lo tiene conferido por el Estatuto de Autonomía, pero necesita el instrumento para hacerlo. Y dentro de solo 15 días, Mañueco tendrá aprobados los Presupuestos de la Comunidad para 2024. Y para 2025 (con prorrogar los del 24...). Ahí está la clave: con esos presupuestos, puede agotar la legislatura ya que para que se celebren, por calendario, de forma ordinaria, unos comicios autonómicos en Castilla y León habría de convocar en diciembre de 2025 y poner las urnas en 2026. ¿Llegará a esa fecha? No, si le salen las cuentas. Y para que le salgan las cuentas, le tienen que salir las encuestas; pero en este momento, estas no le dan mayoría absoluta, que es lo que quiere.
La foto de la política regional en el ecuador de abril muestra tres imágenes superpuestas. Una, el presidente de la Junta (el PP está sometido como partido a Mañueco; ojo, como el PSOE lo está a Pedro Sánchez), pendiente de los resultados del 'triduo' electoral en España –vascas, en una semana; catalanas, el 12 de mayo, y Europeas, el 9 de junio–. Dos, el PSOE, con su alicaído secretario regional, que no líder, Luis Tudanca, se conforma con sobrevivir en modo 'virgencita, que me quede como estoy', picando en todos los anzuelos que le echan PP y Vox. Y los de Santiago Abascal, cada día menos de García-Gallardo, una vez que han mostrado que no saben (¿ni quieren?) gestionar los presupuestos públicos, apuntan a que no ven venir el golpe que un día, más pronto que tarde, les va a dar Mañueco.
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Gallardo tiene tan paupérrimo ojo político que sus fobias personales le impiden ver más allá de la puerta de su despacho. Cualquiera en su lugar buscaría similitudes entre el Gobierno de coalición del que es 'vicenada' y el que tuvo el PP con Ciudadanos de julio 2019 a diciembre de 2022. Gallardo, Gallardooooooo, se oye de fondo en Vox antes de la pregunta: ¿Qué hicieron Mañueco y el PP antes de mostrar que la coalición con los 'ciudadaneros' caminaba al punto limpio? Votar con el PSOE en contra de los naranjas. ¿Qué acaban de hacer los populares en las Cortes? Votar con el PSOE en contra de Vox. Alguno dirá que dónde se va a comparar lo que se votaba, mantener la atención de los consultorios rurales, en el primer caso, y oponerse al Franquismo, en el segundo; ya, pero la esencia es la misma: Mañueco acaba de mostrar a los de Abascal (que es el que manda, de momento, en Vox) que no traga con todo. Y lanza un mensaje que puede acabar siendo letal para los de la derecha extrema: si Mañueco fue el primero en darles entrada en las instituciones de gobierno, a ver si resulta que es el primero en señalarles la puerta de salida. Este es el hoy el único anhelo de los populares, poder desprenderse de Vox poco a poco. Para ello, el 'triduo' electoral va a ser esencial. Y como se dé el escenario de bajada de Vox en las urnas, subida del PP, caída del voto socialista y los independentistas catalanes sin Generalitat, nadie duda de Generales al canto en invierno 2024/primavera 2025 y, de propina, adelanto en Castilla y León.
A eso se añade que los de Abascal dentro de quince días, solo quince, le van a poner a Mañueco en bandeja la herramienta que le da opciones totales de ejercer todo el poder que tiene como presidente para decidir no solo su futuro, sino el de los demás. Con el Presupuesto de 2024 en la mano, Mañueco puede mantener la coalición con Vox, claro; el sentido común dice que lo hará, mientras con el rabillo del ojo estará atento a los movimientos de posible adelanto electoral en España. Pero puede también romper la coalición con Vox y gobernar en solitario. De hecho cada vez son más los interlocutores que hablan de que la parte de la Junta de Castilla y León del PP ejerce como único gobierno de la comunidad y que los consejos de Gobierno de los jueves son poco menos que un trámite para cubrir expediente.
Y el PSOE de Castilla y León, a por uvas. Tudanca y su guardia pretoriana contemplan la foto de la política regional como si estuvieran haciendo cola ante una oficina de empleo. A casi 100.000 euros/año por no hacer oposición ni alternativa, no piensan que exista vida mejor. Así que, a luchar por mantenerla: si hay adelanto electoral, que ellos sigan en las listas parece que es lo único que les preocupa. Y ya no guardan ni las formas. Esta semana, la que manda de verdad en el PSOE regional, Ana Sánchez, se permitió la frivolidad de ofrecer su arenga política de los lunes a escasos metros de que miles de personas cumplieran en Benavente con el rito de pedir el Toro Enmaromado. Les vale todo, hasta hablar de temas serios en plena juerga. Venga, venga, ¡otro toroooo!
Como para no estar Mañueco feliz.
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