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N i en el escenario más extremo se podía prever que las elecciones gallegas pudieran acabar siendo la hoya en la que sea enterrado (políticamente, ... claro) el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. Hace medio año, eso era impensable; hoy, hay que esperar a contar los votos en Galicia. No habrá término medio una vez que esta medianoche se sepa el resultado. O cielo o infierno para Feijóo. O conserva el Gobierno gallego el PP o su presidente nacional se tendrá que ir a casa. Porque si estas elecciones fuesen en Murcia, la derrota podría tener otros padres; pero en Galicia, si el PP no sigue al frente de la Xunta, el único padre de tal derrota será Feijóo.
Los sudores fríos llevan días recorriendo el espinazo de muchos dirigentes populares. La inexplicable voladura controlada (más voladura que controlada) que ha hecho el propio Feijóo de los contactos para su investidura con los del prófugo Puigdemont (Junts, por tanto, amnistía) y Junqueras (ERC, por tanto, amnistía) es de las cosas que pasan factura más pronto que tarde. Queda por ver si la pasa en las urnas gallegas; de perder la Xunta esta noche el PP, se añadirá esta voladura a las preguntas que golpean en el PP entre sudor frío y sudor frío: ¿Por qué Feijóo no aprendió de los errores de las generales de julio, que los ha repetido ampliados? Y, ¿por qué sus asesores le aconsejan tan rematadamente mal?
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A estas alturas del análisis, hay que girar la vista hacia Mañueco y el PP de Castilla y León y ver cómo les afecta el caso gallego. Para responder, hay que distinguir el plano estrictamente individual del presidente de la Junta del plano político general. En el primero, si el PP perdiera esta noche la Xunta y en próximas semanas Feijóo empezase a ser historia, Mañueco apagará la vela que le tiene puesta y dejará solo la que también lleva poniendo meses a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
En el plano general, ¿qué piensan los dirigentes que han encabezado todas las protestas (¡hasta 7!) que ha convocado Feijóo contra Pedro Sánchez y su ley de amnistía? Con tanta foto como ha subido, por ejemplo, el Komando Carnero dándose sus integrantes codazos por ver quien era más antiamnistiador, ¿qué va a contar el medio alcalde-medio senador de Valladolid ahora que el propio Feijóo ha desvelado lo de que tardó 24 horas en descartar la amnistía para el de Waterloo? Y, lo que va a ser más divertido, ¿cómo van a contar a sus votantes y afiliados, a los que pedían ir a esas manifestaciones antiamnistía, que durante al menos un día la dirección del PP le dio vueltas al tema? Con las cosas que ha dicho contra esto la portavoz popular en el Senado, la abulense Alicia García. O con los mensajes en X (exTwitter) de la palentina Milagros Marcos, por poner dos casos... Ya que le ha cogido el gusto al género epistolar, a lo mejor el presidente del PP castellano y leonés les manda a sus afiliados y simpatizantes una carta para explicar lo inexplicable...
Carta como la de esta semana a Sánchez para quejarse del ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. El ministro sonrisa del régimen sanchista dijo esta semana que Mañueco, Gallardo, PP yVox están dejando Castilla y León como un geriátrico al aire libre (sic) y a Mañueco no se le ocurrió otra que mandar una carta de queja. Algo así como 'Seño, seño, que Puente nos insulta'. Las carcajadas en La Moncloa seguro que no han acabado aun. Pero como Mañueco (igual que Feijóo) en lugar de asesores de comunicación lo que parece que tiene es un 'Mariachi News' no extraña la carta. Si hubiera tenido asesores de los que pisan el terreno y se enteran de las cosas, podría haberle preguntado a Puente que quién le ha dicho lo de la despoblación porque lo que es conocer el ministro directamente el paño no parece. Del terreno más despoblado y seco de su provincia, Tierra de Campos, Puente ha llegado a acercarse como mucho a la zona del merendero del empresario que a orillas del Sequillo dicta a algunos políticos lo que tienen que hacer. Pero, para conocer la actualidad del medio rural, ni siquiera ha llamado como secretario socialista a todos los alcaldes de su partido, que le pueden informar bien de cómo se padecen en los pueblos las carencias de los servicios esenciales, que dependen en su mayoría de la Junta de Castilla y León. Claro que para una reacción así Mañueco debería tener gente más eficiente a su alrededor, en lugar del orfeón de aduladores que compiten por hacerle la pelota para no perder el sueldo.
Eso sí, hasta que se abran las urnas gallegas esta noche, toda esa legión de asesores-aduladores, los integrantes del 'Mariachi News' y los políticos del PP, todos, con Feijóo a la cabeza, no dejarán de sentir un sudor frío por el espinazo. ¿Y después? Por mucho almuerzo que haya convocado con sus barones territoriales para pasado mañana, Feijóo solo tendrá cielo o infierno.
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