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Desde que comenzó la postpandemia, con la vorágine de los fondos europeos, los planes de recuperación y demás financiaciones extraordinarias, el debate político en las Cortes de Castilla y León se ha planteado así: el PP reclama, exige, pide y resalta el carácter «leal» de ... la autonomía con el Gobierno y con España mientras exhibe una amplia cartera de agravios; el PSOE saca las cifras de la Delegación del Gobierno y contesta que nunca antes había llegado tanto dinero a Castilla y León, mientras pregunta qué han hecho PP y Vox con él.
Ahora, con Génova planteando la batalla de la amnistía, el PP de Castilla y León compra el discurso de Alberto Núñez Feijóo de que esa medida sería un «atentado contra la democracia», un «fraude». Pero lo aliña con el historial de agravios al territorio, anticipando lo que puede venir más adelante, que ya se atisba a juzgar por las peticiones de los independentistas catalanes respecto a la deuda o las infraestructuras. Carlos Fernández Carriedo, portavoz de la Junta, lo resumía así: «Ante esas demandas de los partidos independentistas y nacionalistas, que solicitan más recursos para solventar el déficit de infraestructuras en sus territorios, cabe recordar que Castilla y León tiene tres veces más superficie que Cataluña». 94.226 kilómetros cuadrados frente a 32.108, concretamente. Aunque el quid de la cuestión está en el otro lado de la ecuación, la población. Porque la densidad de población de Cataluña es de 235,6 habitantes por kilómetro cuadrado y la de Castilla y León, 25,2. Atender el transporte, la educación o la sanidad supone un coste mucho mayor en un territorio inabarcable y despoblado. Así que Carriedo retoma la senda de la financiación insuficiente. «Las inversiones del Estado bajaban en 2023 en la comunidad más extensa de España y tenemos necesidades en materia de infraestructuras que no se están atendiendo», abundaba.
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Aunque lo cierto es que en asuntos de dinero hay otras comunidades que buscan la vía catalana. La Comunidad Valenciana estaba entre las que pedían que la financiación de las autonomías se ajustara basándose más en el criterio de la población y minorando el de la dispersión geográfica, por ejemplo. En el bloque opuesto, los de menos escaños en el Congreso: Castilla y León, Extremadura o Castilla La Mancha.
Y es en este punto en el que el PP vuelve a introducir un elemento que apela a las emociones. «Castilla y León es leal a España y al Gobierno de España, pero muchas veces encontramos la respuesta del silencio, cuando no del ataque», dijo Carriedo, emulando así a su presidente, Alfonso Fernández Mañueco, que ha utilizado reiteradamente esa expresión.
Y entre agravio y agravio, como un bocadillo de argumentos, el ideario nacional del partido. «Hemos oído negar que iba a haber indultos y los hubo, negar que se iba a derogar el delito de sedición y se hizo, negar que se iba a rebajar el de malversación y se hizo… Hemos visto negar que iba a haber amnistías y ahora hay silencio, y negar que iba a haber tratos de favor y hay silencio», lanzó Carriedo.
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Alberto Núñez Feijóo se juega los días 26 y 27 una investidura en la que se puede escenificar la principal consecuencia de los pactos con Vox, la imposibilidad de alcanzar acuerdos con otras fuerzas del hemiciclo. La repetición electoral es el objetivo, y para ello los populares deben obstaculizar el posible pacto de investidura de Pedro Sánchez (PSOE) con Junts. La posible amnistía a quien dinamitó la convivencia en Cataluña en 2017 es una baza a la que el PP va a apostar con todo. La demostración está en Castilla y León: 30 autobuses se desplazarán a Madrid para asistir al acto convocado por Feijóo (12 del mediodía, plaza Felipe II). Al frente de la expedición, el presidente de la Junta y del partido, Alfonso Fernández Mañueco. La idea clave ya la dejaron clara tanto Carriedo como Francisco Vázquez, secretario general del PP en la comunidad: amnistiar y pactar a toda costa deriva en un aumento de la desigualdad entre los españoles. «El Partido Popular defenderá la igualdad de todos en cualquier circunstancia y cueste lo que cueste, porque es evidente que el privilegio de unos pocos
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