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Hay que tener valor. Que un partido que lleva 37 años, que se dice pronto, ¡37 años!, en la oposición en Castilla y León y ... que ni ha sabido aplicarla en alguna de sus dos variantes, control a la Junta y alternativa, se atreva a anunciar una Escuela de Gobierno tiene su aquel. Quien crea que lo ha visto todo en política tiene que mirar, por fuerza al PSOE de Castilla y León, que ha anunciado su 'III Escuela de Gobierno' para los días 3 y 4 de mayo en Salamanca. Esto es valor y lo de los toreros, los misioneros, los voluntarios de las ONGs o los legionarios un juego de niños al lado de esta iniciativa. III Escuela de Gobierno. Y, en los programas de mano, debajo de esa inscripción han colocado el nombre de Luis Tudanca, secretario regional, que no líder, de este partido. 'Gobierno' y 'Tudanca' son antónimos, así que el ideólogo de esta promoción de imagen ha patinado.
Esta es la broma que deja la política de Castilla y León en vísperas del Día de la Comunidad y a unas horas de que se sepa cómo quedan las cosas en el País Vasco después de las elecciones de este domingo, a las que se ha llegado con todas las encuestas registrando la ventaja de EH Bildu, aunque dejando posibilidades a que los nacionalistas del PNV y el PSE puedan reeditar el gobierno de coalición. Esta medianoche saldremos de dudas. Pero si suena a broma que los de Tudanca se lancen a organizar una Escuela de Gobierno justo cuando en Castilla y León más alejados se encuentran de gobernar, que la presentación de ese proyecto haya coincidido con la negativa de EH Bildu, socio de Pedro Sánchez enMadrid, a llamar terrorismo a lo que siempre hizo ETA, muestra que el PSOE regional tiene gafe.
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Si encima se mira el plantel de dirigentes de las mesas de esa escuela, queda muy clara la casi nula influencia que tiene el secretario regional, que no líder, del partido. Tudanca no ha conseguido más que dos de los tres ministros de Castilla y León, Óscar Puente (sí, sí, ese que decía en diciembre que Bildu «ha cumplido con las reglas de nuestro país» y esta semana admite su decepción) y Ana Redondo, los eurodiputados Iratxe García (en dos sesiones) e Ibán García, la portavoz Esther Peña (tiene cuajo que modera una mesa de comunicación política la dirigente del PSOE que los lunes solo sabe enrocarse en los eslóganes que lee ante las teles) y el presidente asturiano Adrián Barbón. Anda, ¿y Sánchez, el líder al que ningún cargo público socialista se atreve a contradecir? Si la escuela es de gobierno, ¿quién mejor ponente que el presidente del Gobierno de España? Desde que vino a la campaña de las Municipales del año pasado la única noticia suya que se tiene en Castilla y León fue la parada que hizo en la estación de tren leonesa camino de Asturias para inaugurar la variante ferroviaria de Pajares. Y por no conseguir para esta 'Escuela de Gobierno' ni a la estrella mitinera socialista, el leonés Zapatero. Esa es la mejor muestra del peso pluma de Tudanca y de su 'influencia' en Ferraz y La Moncloa.
Pero si después de lo de Bildu parecía imposible que hubiera otra noticia mala para la imagen del PSOE regional, no hubo que esperar. Ahí estuvieron el secretario socialista leonés, Javier Alfonso Cendón, el más antitudanquista de cuantos circulan por Castilla y León en estos tiempos, y su secretaria de Organización, Nuria Rubio, a la que Tudanca defenestró del sueldo de 90.000 euros al año del que gozaba en las Cortes, que han pedido que Castilla y León tenga dos fiestas, el 23 de abril y el 18 de abril, esta para conmemorar las primeras Cortes Leonesas. Y si la escuela de gobierno de Salamanca el 3 y 4 de mayo con el nombre Luis Tudanca causaba risas por lo bajini en algunos ámbitos socialistas, lo de proponer dos fiestas hace que corra como la pólvora la famosa canción de Ketama 'No estamos locos, que sabemos lo que quereeemos,...'. Más que una escuela de Gobierno, a este paso el PSOE de Tudanca va a acabar siendo laboratorio de desgobierno. Al tiempo. ¿De verdad sabe este PSOE lo que quiere para sí y para Castilla y León?
Mientras, enfrente, el presidente de la Junta y del PP, Alfonso Fernández Mañueco, deja muestras de cómo está rearmando a su partido. Mientras negocia con Feijóo que en la lista europea haya un candidato (o candidata) de peso de Castilla y León, ha conformado un equipo electoral para tratar de dar en esta región el segundo golpe (después de las generales de julio) en el ámbito de la derecha y ha situado de director adjunto de la misma a Pedro Viñarás, el hacedor de victorias populares desde la sede regional hasta que a Madrid llegaron un día Casado y Egea. Viñarás vuelve por la puerta grande al PP, con el objetivo de aportar, aportar y aportar, lo que es el síntoma más claro de que Mañueco sí sabe lo que quiere.
En las sedes de Vox se escucha 'tic-tac, tic-tac...' y 'Gallaaaaardo, Gallaaaaardo...'.
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