Muertos vivientes

Porcentajes y distancia en votos. En el cuartel general del PP regional, con la zamorana Isabel Blanco al frente de un equipo electoral espoleado por el incombustible Pedro Viñarás, talismán electoral de Mañueco, han comprobado que la distancia con los socialistas en la noche europea fue aún mayor que la de las Generales de julio pasado: 149.671 votos frente a los 131.496 de hace once meses. Ha pasado un año y Mañueco le saca un cuerpo más de ventaja a Tudanca, con porcentajes de mayoría absoluta en provincias como Ávila, Salamanca y Zamora. Y el resto, excepto León y por poco, por encima del 42%.

Y frente a los socios de Gobierno, el Vox cada día más de 'Cazacomunistas Veganzones' y menos de García-Gallardo (esta semana el vicenada ha sufrido una derrota a manos del consejero en la figura del gerente regional del Ecyl) no ha conseguido reducir el espacio que le saca en las urnas el PP desde las Generales de 2023, cuando Mañueco se merendó cinco de los seis diputados nacionales de Abascal. 392.754 votos le sacó el PP a Vox en las Generales, con una abstención de solo el 25,69% y en las europeas le ha sacado 380.763 con una abstención del 44,53%. Ni Gallardo, ni Abascal, ni Pollán (cada vez desde la Presidencia de las Cortes con mayor protagonismo frente al vicenada) han evitado que esa distancia se tiña de tendencia.

Tudanca y los suyos transitan por la política regional como auténticos muertos vivientes, de derrota en derrota electoral y a cada vez más distancia de este PP. Desde la federal, la tríada pucelana que integran Óscar Puente, Ana Redondo y Javier Izquierdo se sacuden esta nueva derrota y se la endosan a un Tudanca que cada vez despista más a propios y extraños. Ahí esta lo que dijo en la noche del 9-J de que el PP había perdido en expectativas (sic). ¿De verdad su conclusión es que el PP perdió en expectativas el 9-J cuando el PSOE salió derrotado sin paliativos en las urnas, en lo real? Y por si esto fuera poco, cada vez sabe menos hacer oposición, y eso que lleva la tira de años ahí. No hay más que mirar al desaguisado que se prepara para la atención médica sanitaria en verano y cómo el papel de auténtica oposición (es decir, con argumentos y propuestas alternativas) a la Junta la hace UGT de la mano del siempre didáctico y realista Tomás Pérez y la no menos combativa Rosa López.

Pero, además de un ganador, claro, y un perdedor, evidente, el 9-J deja dos damnificados por motivos diferentes. El primero, el vicenada García-Gallardo, que no logra achicar espacios entre Vox y el PP. Una vez más, en una coalición de Gobierno, el pez grande se come al chico. No son buenos tiempos políticos para quien en su día tuvo todas las complacencias por parte de Abascal.

El segundo damnificado, pero por lo contrario, es el medio alcalde-medio senador del PP por Valladolid, Jesús Julio Carnero. El 9-J en la capital no hace sino atornillarle a repetir como candidato a la Alcaldía dentro de tres años. Pese a que muestra un día sí y otro también que lo de ser alcalde no le gusta, no se entendería que no fuese el candidato si el PP ha ido ensanchando el espacio electoral desde 2023. Eso sí, debe tener más cuidado con su orfeón de asesores y el escaso trabajo que le hacen; que su jefe de prensa haya pedido perdón por haber pedido, en redes sociales, en su nombre el voto para el PP en jornada electoral dice que con tanto cargo no controla Carnero lo que pasa a su alrededor tan férreamente como antes.

Mañueco disfruta, con el botón rojo del adelanto electoral en la mano: a todos en el PP regional, empezando por JJ Carnero, no les queda otra que hacerle la pelota. Y sin oposición política eficaz, al presidente de la Junta con leer a Sun-Tzu, le basta: «Calcula la fuerza de tus adversarios, haz que pierdan su ánimo y dirección, de forma que aunque el ejército enemigo esté intacto, sea inservible: esto es vencer sin violencia».