Mañueco (y al fondo, Carriedo) en la rpesentación esta semana de su anteproyecto de Presupuestos 2025. RUBÉN CACHO-ICAL
Opinión

El guion para los debates electorales

Mañueco tiene ya servida en bandeja la coartada para si Pedro Sánchez se ve obligado a adelantar las generales, también presionar aquí el botón. Todo pende del caso Begoña

J. I. Foces

Valladolid

Domingo, 20 de octubre 2024, 08:35

La política de Castilla y León ya está en modo elecciones autonómicas, que serán anticipadas si la evolución judicial del caso Begoña empeora. (Unos párrafos más abajo quedará explicado esto). Pero que huele a elecciones en Castilla y León para antes de febrero de 2026, ¡ ... vamos si huele!

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Basta mirar la semana política. Alfonso Fernández Mañueco ha presentado un anteproyecto de Presupuestos para 2025 que, legislativamente, no va a ningún sitio, pero políticamente tiene más relevancia de la que alcanzan a ver el orgánicamente capitidisminuido Luis Tudanca, secretario regional socialista, de momento, que no líder. Ha empezado con bajísimo entusiasmo de la militancia su periplo para concitar apoyos y seguir con el sueldo de 100.000 euros al año en las Cortes, que lo perdería si deja de ser quien manda en el PSOE.

Tampoco el desconcertado Juan García-Gallardo, otrora niño bonito de Santiago Abascal, alcanza a ver la trascendencia política de lo que ha hecho Mañueco. Cualquiera en el lugar del líder (?) de Vox se sentaría a negociar con el PP, aunque solo fuese por sacar los colores a su exsocio ante el electorado de derechas, pero está más pendiente de que le come terreno entre los votantes de Vox el presidente de las Cortes, Carlos Pollán, feliz por su condición de segunda autoridad autonómica y con mayor mando en plaza informativo que el exvicenada de la Junta.

Con la impagable compañía de Carlos Fernández Carriedo (antes lo fue de Lucas y de Herrera: los presidentes regionales del PP pasan y solo Carriedo permanece), el documento que el martes presentó a bombo y platillo el presidente de la Junta es el gran marco conceptual que lleva incrustado el guion que utilizará en los debates electorales de las próximas autonómicas. Ni Tudanca se ha percatado; ni Gallardo; ni Mariano Santos (con lo avispado que es el líder de UPL, ¿esta no la vio venir?); ni Ángel Ceña, el engolado portavoz de Soria Ya!, más pendiente de sí que de lo que se mueve en el cotarro autonómico para su provincia; ni, por supuesto, el portavoz nacional de Podemos, Pablo Fernández; ni el ex de todo lo de Ciudadanos, Francisco Igea, ni el desaparecido portavoz de Por Ávila, Pedro Pascual.

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Luis Tudanca, en el hemiciclo de las Cortes regionales. LETICIA PÉREZ-ICAL

Claro que, para desaparecida, la vicepresidenta de la Junta, Isabel Blanco, que desde que la hicieron número dos del Ejecutivo ni está ni, a este paso, se la espera. Empieza a parecer que le queda grande ese nuevo puesto. Aunque para estar ya en periodo preelectoral a Mañueco se le está preparando un problema: su dos en la Junta, invisible y su dos en el partido, Francisco Vázquez... Como tenga que depender el tirón electoral del PP del dirigente segoviano, ¡tela!: escuchándole leer el papel que le dieron para cantar las bondades del anteproyecto de Presupuestos 2025 entran ganas de echar a correr; si en lugar de ese anteproyecto hubiesen sido las cualidades de un coche de segunda mano, fijo que no lo vende.

Que Castilla y León no tendrá Presupuestos nuevos para 2025 es evidente. Solo si Abascal le pone un 'whatsapp' a Gallardo (cuesta creer que tenga ganas de llamarle por teléfono) y le ordena que diga sí, el PP sacaría adelante esos presupuestos. Pero no parece que vaya a hacer ese regalo a Mañueco, porque tendría que hacérselo a todos los presidentes del PP cuyos gobiernos abandonó a la vez que el de Castilla y León.

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¿Entonces? Que los candidatos que vayan a confrontar en las próximas elecciones autonómicas con Mañueco se aprendan bien ese anteproyecto: es la biblia de la campaña electoral, el guión de los debates de los candidatos, el alfa y omega de las promesas electorales del PP y la base mínima que superar por los partidos de la oposición. A cada inversión que le critiquen que no ha hecho en tal o cual provincia, este les responderá con ese anteproyecto de Presupuestos para 2025 y señalará que lo que censuran o lo que proponen ya lo había previsto él, pero que no se ha aplicado porque no quisieron votarlo y apoyarlo. Avisados están.

Si Pedro Sánchez se viera obligado en 2025 a un adelanto de las generales, Mañueco activaría aquí el botón de las autonómicas. ¿De qué dependerá lo que haga el primero? Si hacemos caso a lo que dice el presidente del Gobierno –aunque miente más que Pinocho–, no será el detonante de ese adelanto de las generales los problemas de corrupción de su exministro Ábalos; ni los líos de los independentistas, especialmente los de Puigdemont, ni si no logra aprobar unos Presupuestos Generales del Estado. Todo estará en función de cómo evolucione el caso judicial de su esposa; si empeora para Begoña Gómez esa instrucción judicial, habrá que recordar la carta de los cinco días en los que tuvo en vilo en abril su marido a toda España. ¿Qué decía en ella? Que es un hombre enamorado. Pues eso.

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Toda la política pende del caso Begoña.

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