Cristina, «esta alcaldesa»
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El PP de Castilla y León no anda fino justo cuando la enorme inutilidad de los suyos en Valencia está dando alas a la derecha más extrema. Lo de Burgos... ¡qué dislate!Secciones
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LA ESPITA ·
El PP de Castilla y León no anda fino justo cuando la enorme inutilidad de los suyos en Valencia está dando alas a la derecha más extrema. Lo de Burgos... ¡qué dislate!¿Hay alguien en la sala de máquinas del PP de Castilla y León? La llegada de Mañueco a la Presidencia de la Junta de Castilla y León en 2019 hizo que su acción de 18 años entregado en cuerpo y alma al control del ... partido, cuando Herrera se dedicó exclusivamente a la gestión en el Ejecutivo regional, tuviese que pasar a un segundo plano. Entregó las llaves de la sede regional a Francisco Vázquez, siempre bajo vigilancia de Pedro Viñarás, el incombustible gerente emérito, y claro, el PP empieza a pagar las consecuencias de la falta de punch político, autoridad y mando del dirigente segoviano en lo que se refiere a una clara dirección de la acción política común en temas esenciales en las nueve provincias. La semana deja dos episodios que muestran que el PP de Castilla y León, pese a tener ya fuera de la Junta a Vox, no consigue quitarse de encima el estigma de parecer maniatado por una derecha extrema que aprovecha la mínima para sacarle las vergüenzas a los populares. Y la ascensión a los cielos de la Vicepresidencia de la Junta de la consejera de Familia, la zamorana Isabel Blanco, no ha hecho sino mostrar aún más la inacción estratégica de un partido que lo fía todo a su líder regional, pero que hace aguas en cuanto este se descuida.
El Ayuntamiento de Burgos, gobernado por el PP y Vox, anunció la pasada semana que suprimía las ayudas a tres ONGs –Burgos Acoge, Accem y Atalaya Intercultural, que ayudan a migrantes– porque si no lo hacía Vox no votaría los presupuestos para 2025. La alcaldesa burgalesa, Cristina Ayala, del PP, inicialmene se arrugó y cedió ante Vox. Argumento de la regidora: no quería traicionar el concepto de estabilidad (sic) durante los cuatro años de mandato municipal. ¿La estabilidad de Burgos, ¡de todo Burgos!, depende de unas ayudas municipales a tres ONGs que ayudan a migrantes? Dijo la alcaldesa que sí y lean ustedes la peculiarísima forma en la que remató su argumentación: «Cuando una ciudad no es estable y políticamente tiene enormes problemas para sacar adelante sus proyectos, la ciudad se para y esta alcaldesa no quiere eso para la ciudad».
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Gabriel de la Iglesia
Observen cómo habla esta regidora: «Esta alcaldesa», dijo refiriéndose a sí misma. En lugar de «yo, como alcaldesa...», habla de sí misma como «esta alcaldesa». Cuando alguien se refiere a sí misma como que fuera otra persona muestra que no tiene los pies en el suelo. No debe extrañar el ridículo que le han hecho hacer a Ayala los de Abascal.
Primero Cáritas, diciéndole a la alcaldesa que se quedara con la ayuda que le iba a conceder porque no la quería si no se mantenía la de las otras tres ONGs vetadas por Vox; y, horas después, cinco mil personas en la Plaza Mayor le hicieron cambiar a «esta alcaldesa» de parecer. ¿Rectificó? No. Como muy bien tituló el periódico digital de Vocento BurgosConecta, lo que hizo «esta alcaldesa» fue recular. Rectificar es de sabios; lo de «esta alcaldesa» de Burgos ha sido recular. ¿Pero no negaba las ayudas a las ONGs por la estabilidad de Burgos? Ahora que ha reculado, ¿Burgos es inestable, entonces?
Si no fuese tan grave el asunto y si no estuviésemos hablando de ayuda humanitaria a los migrantes, habría que animar a los concejales de Vox a que aprovechen ante «esta alcaldesa», a la que tienen cogida por los presupuestos, y le pidan que coloque un póster de Abascal, otro de Meloni y otro de Trump en el Consistorio burgalés. Ya puestos...
Segundo episodio. Se paseó hace unos días el exvicenada de la Junta, Juan García-Gallardo, por el barrio vallisoletano de las Delicias y dijo que hay allí sensación de inseguridad y miedo por el aumento de la inmigración descontrolada (sic). La Concejalía de Seguridad está en manos de Vox en Valladolid, pero la dirección de la Policía Municipal depende del PP vía la Alcaldía. Como Valladolid tiene sólo medio alcalde (el otro medio es senador), en lugar de desmentir inmediatamente a Vox, el PP esperó unos días y salió el medio alcalde-medio senador, Jesús Julio Carnero, a decir que las Delicias es un gran barrio (sic). Y después, todo el PP se escondió detrás de la jefa de la Policía Municipal, que dijo que los datos de delincuencia en este barrio desmienten al exvicenada. No es de extrañar que el PP de Valladolid no se atreva a levantar la voz contra Vox; no lo hizo en la Diputación contra Ciudadanos cuando la presidía el hoy medio alcalde-medio senador popular...
Lo del PP de Valladolid ante Vox no produce extrañeza: a fin de cuentas, la estrategia se la diseñan a éste en un merendero de un empresario a orillas del Sequillo. Pero al PP de Burgos, ¿en una taberna, en una peña?
El PP regional vuela con el piloto automático y nada hay peor para perder el rumbo que no tener un comandante de vuelo.
Mientras, hay esperanza: siempre nos quedará Cáritas para mantener la dignidad que muchos dirigentes del PP no saben (¿no quieren?) hacer valer ante Vox.
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