¡Que no es el agua de Valladolid!
LA ESPITA ·
De nuevo tienen en toda España repercusión las salidas de pata de banco de un político, en este caso socialista, que ha pasado por la Alcaldía de la capital del PisuergaLA ESPITA ·
De nuevo tienen en toda España repercusión las salidas de pata de banco de un político, en este caso socialista, que ha pasado por la Alcaldía de la capital del PisuergaCómo es de caprichosa la política. ¡Y de puñetera! Ha sido reaparecer en la primera línea electoral la exministra socialista Leire Pajín y como que se hubieran alineado varios planetas para recordar una circunstancia que no ayuda, precisamente, a la buena imagen de Valladolid.
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Hay ... que hacer un poco de memoria. En 2012, presidía el Gobierno de España el leonés José Luis Rodríguez Zapatero, que es el mejor aliado para el PSOE de Pedro Sánchez y el único que tira del carro socialista con credibilidad dada su vehemencia y efecto, como quedó demostrado en las generales de julio pasado. Claro que los que hoy se declaran zapateristas son los mismos que se hartaron a aplicarle luz de gas durante años, dado cómo salió de La Moncloa por su pésima gestión de la crisis económica de final de su mandato. Zapatero tuvo de ministra y de secretaria de Organización del partido a Leire Pajín, que va en puesto de salida de la lista del PSOE a las elecciones europeas del próximo 9 de junio, el último hito del triduo electoral al que ha quedado sometida España entre Semana Santa y el verano una vez que hoy voten los catalanes. Y el reloj de la política ha hecho que coincidiendo con esta circunstancia haya estallado nada menos que un conflicto internacional por una salida de pata de banco de un dirigente vallisoletano, en este caso Óscar Puente, el ministro sonrisa del régimen sanchista (quien ostenta la cartera de obras públicas en un gobierno es el encargado de repartir parabienes por los territorios, aunque en el del que procede Puente no lo parezca, vistos los baches de algunas carreteras y autovías). Y, claro, si se tiene en cuenta la 'resurrección' electoral de Leire Pajín y la polémica con Argentina a cuenta de que Puente dijese que no sabe si Javier Milei, el presidente argentino, consume o no determinadas sustancias a causa de lo que dice, vuelve a estar Valladolid en boca de todos y no precisamente para ser elogiados.
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Antonio G. Encinas
Antonio G. Encinas
Va a ser verdad que de lo malo se aprende rápido. Cómo no acordarse de aquellos exabruptos de León de la Riva, que era alcalde de Valladolid en los tiempos en los que Leire Pajín estuvo en el Gobierno de España. Aquellas expresiones suyas tan burdas contra la entonces ministra y otras contra las mujeres en general (no se recuerda a ninguna dirigente del PP censurando al exregidor pucelano de su partido aquellas expresiones de un machismo tan espeluznante) hicieron que el nombre de Valladolid diese durante años la vuelta a España. Cada vez que abría la boca en esa materia aquel alcalde popular de Valladolid, tocaba sonrojarse.
Pues de nuevo, aunque afortunadamente no por expresiones tan detestables e hirientes para la inteligencia del ser humano como las que lanzaba Javier León sobre las mujeres, otro dirigente pucelano vuelve hoy a pasear el nombre de la ciudad por toda España y no para bien. Porque llamar a un jefe de Estado consumidor de sustancias muestra que quien lo hace no tiene argumentos o es muy bien mandado, porque que no le hayan dado ni un tirón de orejas desde La Moncloa invita a pensar que todo estaba muy bien preparado para que el insulto llegase como llegó. Puente fue en su juventud actor, así que colar un argumentario o unas frases le es tan sencillo como interpretar un guion.
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Pero al margen de las motivaciones políticas que tenga para ello el Gobierno de España, es imposible no preguntarse si los políticos que dan el salto desde Valladolid al ámbito informativo nacional no pueden pasar por ser artífices de reflexiones que aporten algo más que insultos, bulos o ataques a las mujeres. Nadie les pide la fórmula para acabar con el hambre en el mundo, ni que declamen a Aristóteles, pero tampoco que se vayan al otro extremo. '¿Qué os pasa en Valladolid', recuerdan hoy algunos de los que en su día no ocultaban su recochineo cuando la ciudad era noticia por exabruptos de aquel regidor del PP.
Eso sí, el nivel en el que se mueven los socialistas de aquí cuando contemplan a su paisano Puente da razón de la medida del debate. Hay más de un periodista atónito aun tras haber escuchado la pasada semana al secretario regional del PSOE, que no líder, Luis Tudanca, fardar en Salamanca de la repercusión internacional (sic) que tuvo la jornada que organizó este parttido en la que Puente se lió a insultos contra Milei. Sí, ese es el nivel de la política de Castilla y León. Y lo malo, es que el refranero, que es muy sabio, dice que no hay dos sin tres. Van ya dos alcaldes de Valladolid dejando tocado el nombre de la ciudad cuando sacan la lengua a pasear y como aparezca un tercero, a ver quién convence al resto de España de que esto no es cosa del agua.
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¡Qué puñetera es la política! Reaparece Pajín, mete la pata Puente, vuelve al recuerdo Javier León... Y como el Pisuerga pasa por Valladolid...
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