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Gabino Moral, ganador de una quiniela millonaria. Archivo de El Norte

El inventor del 'gabinazo'

Gabino Moral acertó los catorce partidos de la quiniela con un dado que regaló a un fotógrafo de su pueblo para que la rueda de la fortuna siguiese girando

pablo merino

Sábado, 27 de marzo 2021, 07:53

EN 1968 el Sabadell se clasificó para la Copa de Ferias, la competición precursora de la UEFA, o de la Europa League, como la conocen los más jovencitos. Quedó cuarto en Liga, a unos pocos puntos de alcanzar al Fútbol Club Barcelona. ¡El Sabadell! Este sábado juega una final por alcanzar la salvación en Segunda contra un Lugo que no va mucho mejor en la tabla clasificatoria. El Córdoba descendió, la Unión Deportiva Las Palmas quedó segunda, el Pontevedra consiguió la permanencia y el 'Madrid yé-yé' se hizo con su decimotercera Liga gracias a los tantos de 'El Brujo' Amancio.

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Pocos años antes, apenas seis, como una premonición, a Felisa, interpretada por Gracita Morales en 'Vuelve San Valentín' (Fernando Palacios), le tocaba tres millones de pesetas al acertar un empate entre el Villarrobledo, que acababa de ascender al grupo del sur de Segunda División, y el Córdoba. Felisa no tenía mucha idea de fútbol, pero el equipo manchego había cambiado de entrenador para salir del pozo del descenso y aun fallando un penalti, Pelayo Luis Martín, que tomaba el relevo en el banquillo a Manuel Alfaro 'Manolete', hizo que a Felisa le lloviesen agentes inmobiliarios, vendedores de coches, comerciales de armarios y hasta que la familia para la que servía le considerase una hija más de su prole.

A principios de los años 50, poco antes de que el Instituto Nacional de Colonización fundase la Santa Espina, se erigió en Valbuena de Duero una pedanía de unas cuantas decenas de casas para albergar a los vecinos de Santa María de Poyos y del pueblo-balneario de La Isabela (Guadalajara), que quedaron olvidados bajo las aguas del embalse de Buendía. En los alrededores de San Bernardo se instalan las mejores bodegas de este planeta extraño porque en sus tierras crecen formidables viñas. Pocos días después del nacimiento de Felipe VI, en San Bernardo se cumplió la premonición de Gracita Morales, y un obrero, en este caso del campo y no de la cofia, se hizo millonario acertando los resultados de aquel Sabadell de Pasieguito, del Córdoba de Kubala, de Las Palmas de Luis Molowny, del Pontevedra del argentino José Hector Rial o del Madrid del mítico Miguel Muñoz.

Gabino Moral, hoy ya tristemente fallecido, tenía dieciocho años y trabajaba el campo con su padre. Un chaval robusto, Gabino, de claro corte mesetario. Su padre Benito hablaba por él. Estaba apocado ante la presencia de periodistas y camarógrafos que le invitaban a visitar Madrid. La actitud normal de un vallisoletano ante lo desconocido: frase corta y monosílabo. El caso es que Gabino sabía del campo, pero no le importaba quién diablos era Amancio, Gárate, Zaldúa o Rexach. Acertó los catorce partidos de la quiniela con un dado que regaló a un fotógrafo de su pueblo para que la rueda de la fortuna siguiese girando. No le interesó nunca el fútbol, aunque siguió intentando ganar la quiniela a base de los azarosos giros de un dado.

Su suerte con el boleto terminó aquel 6 de febrero de 1968, porque su suerte continuaría con Magdalena y con sus hijas Rebeca, Esther y Sara. Ganó un cero más que Gracita Morales: treinta millones de pesetas, con lo que para finales de los años 60 podía comprarse media ciudad de Valladolid. Sin embargo, como especímen estándar de este recio rincón del mundo, Gabino modernizó sus aperos de labranza, compró un piso en la capital del Pisuerga en el que vivió durante seis años, se hizo con dos coches y se lanzó finalmente a la que sería su adquisición inmobiliaria definitiva, 'Laguna Rubia', un latifundio en Fuentesaúco (Zamora). Hasta ese momento nadie había ganado más que aquel agricultor de dieciocho años de San Bernardo que dejó la escuela a los catorce para trabajar las tierras en las que hoy se asienta Emina. Desde entonces se denomina «gabinazo» a los premios con una apuesta sencilla.

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De aquellas quinielas hay equipos que hoy no están. El Badajoz, el extinto Club Deportivo Málaga, el Córdoba, el Pontevedra o el Dépor no saldrán en las quinielas. El 30 de marzo se celebra la jornada 41 del juego de azar más popular. Hay parón por selecciones y la semana se vuelve aburrida y triste. España disputa el pleno al 15 contra la selección de un país que ni siquiera reconoce institucionalmente. La vida se nos ha complicado, el Sabadell sueña con retornar a Primera, el Córdoba, con volver a hacer del Nuevo Arcángel un estadio de la división de plata, el Pontevedra, con aparecer en una quiniela después de diecisiete años sin hacerlo y nosotros, los que esperanzados rellenamos columnas todas las semanas, con hacer un gabinazo que jubile a toda la familia.

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