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«Es un muchacho muy joven, con la piel curtida por el sol», lo definía J. A. Rodero en la crónica que El Norte de Castilla publicó el martes 6 de febrero de 1968, apenas dos días después de que Gabino Moral Sanz, de ... 19 años, se hiciera famoso en todo el país tras obtener el premio más goloso que hasta entonces había otorgado la Quiniela.
Fueron 30.207.774 pesetas (181.552 euros), que para la época era una auténtica barbaridad. Tanto, que las cámaras del No-Do se acercaron hasta San Bernardo, en Valbuena de Duero (en el documental franquista dijeron Valdebuena), para hablar con el agraciado.
«Las quinielas se han convertido en una especie de lotería semanal, excepto en verano. Con la ventaja de que, en vez de poderse obtener como promedio un duro a la peseta, a veces, si las cosas (o los dados en este caso) ruedan bien, pueden embolsarse hasta tres millones a la peseta, como ha sucedido hace poco», decía el No-Do, mientras de fondo se veían las imágenes de locales de apuestas llenos de personas dispuestas a «agarrar los 14». Y después, la visita a San Bernardo y a las tierras donde trabajaba Gabino y su padre, «el señor Benito», quien también habló frente a las cámaras.
Al día siguiente de los partidos, el lunes 5, Gabino se acercó hasta Valladolid en furgoneta «para asegurarse bien de su suerte». Y allí lo entrevistó un reportero de El Norte.
–¿Cuántos años tienes?
–Diecinueve.
–¿Cuándo te enteraste de que tenías los catorce?
–Anoche... Anoche lo sabía.
–¿Y qué?
Encoge los hombros.
–Pchisss...
–¿Tranquilo?
–Sí, tranquilo.
–¿Sabes el dinero que te ha correspondido?
–No, todavía no. Solo sé que hasta ahora soy el único acertante.
–Se calculan unos treinta millones de pesetas. ¿Tienes idea de lo que vas a hacer con ese dinero?
–Todavía no lo he pensado... Remediar un poco a mis hermanos.
–¿Sois muchos?
–Siete en total, cinco chicos y dos chicas.
Explica Gabino después que trabaja en el campo, con sus padres. Que cultiva en una parcela del Instituto Nacional de Colonización, en el coto de San Bernardo, a tres kilómetros de Valbuena, de donde era natural. Pero que su intención es dejar de trabajar en el campo. Diez años después, en una entrevista, aseguró que el dinero le sirvió para comprar «una finca, un Chrysler, un Seat y un piso en Valladolid».
Gabino jugaba todas las semanas a la quiniela, pero en esa ocasión decidió utilizar un método peculiar para completar la apuesta. Cogió un dado del parchís y lo tiró al alzar. Si salía cinco, ponía una equis. Si salía un uno, el uno. Si el dos, el dos. Y si salía cualquiera de los otros números, volvía a tirar el dado. «Lo que salía iba poniendo. Sin trampas. Veía que de la otra forma, cuanto más pensaba, menos acertaba». La suerte quiso que, por ejemplo, apostara a una derrota su equipo, el Real Valladolid. Así rellenó dos columnas. Y en una de ellas tuvo los catorce aciertos.
Había muchas equis. «Sí que lo pensé y como ya había hecho otro antes, estuve a punto de romperla y desistir de ella. ¡Pero para eso la hago así! ¡Salga lo que salga, lo pongo! Fue el único acertante. Hubo 81 boletos con trece aciertos (que cobraron 372.935 pesetas), pero ninguno más llegó a los 14 en esa jornada 19 del campeonarto de Liga, en el que se batió además el récord de recaudación. Se jugaron 32.953.903 columnas, con un importe total de 164.769.515 pesetas.
Gabino Moral –que nunca antes había visto un partido de la liga en le campo de fútbol– batió entonces, en 1968, todos los récords de premios de la historia de las apuestas españolas. El anterior lo poseía el albañil Rafael Adamuz Castro, quien en la jornada 21 de la temporada 1964-65 cobró 15.364.075,40 pesetas. El siguiente gran premio llegaría en octubre de 1980, con 208 millones.
La suerte hizo además no solo que Gabino acertara el resultado de los 14 partidos, sino que además fuera el único apostante en lograrlo. El periódico el jueves 8 de febrero de 1968 informaba de que había otra personal, Ángel Moreno Díaz, un septuagenario de Frigiliana, en Almería, que también tenía un boleto con los 14 resultados acertados... pero que no lo llegó a depositar en la oficina de apuestas. Como en el pueblo no haya despacho donde hacerlo, Ángel entregó el boleto y las treinta pesetas de la apuesta a su vecino José Ortega, para que la echara en Vélez-Málaga. Pero se le olvidó. Así que, al volver al pueblo, le dio a Ángel el boleto y las treinta pesetas. Era sábado. Moreno le dio entonces el resguardo a su yerno, Ángel Ruiz, para que la depositara en Nerja... pero cuando llegó la oficina ya estaba cerrada.
En el argot de los amantes de la quiniela, se conoce como 'gabinos' a los ganadores que se han llevado el premio con una apuesta sencilla.
José Ignacio Corcuera, en el número 99 de 'Cuadernos de fútbol' escribió un artículo titulado 'El asesino de las quinielas' que, entre otros asuntos, hablaba de la suerte de Gabino. «Su rostro tímido, aparte de ser recogido por toda la prensa estatal, se hizo un hueco en la televisión, aún sin color, merced a una oportunista campaña publicitaria de Philips. «Tenga, padre, para San José -recitaba el mozo sin ninguna gracia, mientras hacía entrega de un envoltorio con lacito-. Una Philips Shave». Se dijo que el 'spot' le había supuesto lo que dos años y medio de salario a un peón del agro», decía Corcuera en el artículo. Además, recordaba que durante casi dos meses estuvo casi a diario en los medios. «Puesto que asegurase no haber presenciado nunca un partido de fútbol en vivo, recibió invitaciones de varios clubes para hacerlo desde sus palcos. Incluso se aseguró que el alcalde de Benidorm le había invitado a una semana de estancia gratuita».
Por cierto, que si hay curiosidad, esta fue la quiniela ganadora.
At. Bilbao-Pontevedra X
Valencia-Elche X
Sabadell Las Palmas X
R. Zaragoza, Málaga X
R Betis-Córdoba 1
Real Sociedad-Sevilla 1
Español-Real Madrid 2
At. Madrid-Barcelona 2
Burgos-Coruña 2
Badajoz-R. Valladolid 1
Langreo-R. Oviedo 1
Castellón-Murcia 1
Hércules-Levante X
At. Ceuta-Granada X
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