Mark Twain dijo que Dios creó la guerra para que los estadounidenses aprendieran geografía. Si el padre de Tom Sawyer observara lo que sucede hoy en Castilla y León, podría añadir que Dios también inventó los adelantos electorales, pero para que en Ciudadanos ... entendieran algo de política. Dudo, no obstante, que vaya a ser suficiente con un adelanto electoral que en toda la Vía Láctea se conocía que iba a producirse, salvo, al parecer, en la sede del partido naranja. Lo dudo porque dentro de Ciudadanos manejan la estrategia justa para pasar el día. La convocatoria les ha pillado a todos asombrosamente distraídos. No vale reírse. De hecho, lo mismo continúan sin enterarse de nada y todavía hoy no han decidido encargarle al único activo de que disponen en la región, el exvicepresidente Francisco Igea, que encabece la candidatura en Valladolid para la cita con las urnas del 13 de febrero.A la luz de los sondeos, lo tendrá muy complicado para convertirse en procurador. Sin embargo, cualquier otro nombre sería munición de fogueo, como una baratija de saldo, un dedo de sifón, una hamburguesa vegetariana. O sea, la nada más absoluta.
Siguiendo con los sondeos –como el que publicamos hoy– y con la tropa de Ciudadanos, su único plan será salvar los muebles, aprovechar los dos debates con Mañueco y Tudanca que deben celebrarse en campaña y rezar para que se obre el milagro y no desaparecer. Ellos imaginan un escenario idílico en el que vuelven a decidir un gobierno. Porque el PP gobernará si arma en solitario (cosa ahora poco probable) o con ayuda de Vox (veremos en qué proporción) una mayoría de 41 procuradores. Ni uno menos: aquel que, en los sueños más húmedos de Igea, podría representar su propio escaño en el gallinero de Las Cortes.
El sondeo electoral de El Norte
¿Y Vox qué hará? Pues supongo que empapelar la comunidad con carteles de Santiago Abascal. Y llenar actos públicos. Y poner nervioso al Partido Popular todo lo que pueda. La ultraderecha de Ortega Smith, Buxadé y Olona querrá sacar el máximo y representar una suma de fuerzas suficiente como para reclamar un sitio valioso en el Consejo de Gobierno del Colegio de la Asunción. La vicepresidencia, para empezar.
En ello se tendría que emplear el PSOE, en lograr que el PP, si acaba ganando y gobernando, cosa más que probable, lo haga lo más contaminado posible por el toque radical de los verdes. Para eso, los socialistas tienen que ser conscientes de dos cosas. Una, que Pedro Sánchez, a diferencia de Abascal, no debería cruzar el túnel de Guadarrama hasta el día de San Valentín. No creo que cometan el mismo error que contra Isabel Díaz Ayuso. Y dos, que sus cinco alcaldes de otras tantas capitales de provincia, Óscar Puente, José Antonio Díez, Daniel de la Rosa, Clara Luquero y Carlos Martínez, tienen que acaparar todo el protagonismo. Esta va a ser una campaña de marcas políticas, da igual personales que de siglas, así que quien no maneje una tendrá que manejar otra. O mejor aún, ambas. En el PSOE tienen mucha más potencia electoral con sus ediles que con su secretario general.
Y ahí, en la marca personal, hallará su gran desafío Fernández Mañueco. Después de dos años y medio a la sombra del omnipresente Igea, tiene que reconstruirla, darle volumen y proximidad. Y lo tendrá, su gran desafío, en la zozobra que causan unos comicios inéditos, al margen de las municipales. Y en la fecha: un frío domingo de invierno en el que no se sabe cuánta gente mayor del medio rural se animará a salir de casa para votar en plena pandemia. Parte como claro favorito y eso no siempre ayuda.
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