Los cónclaves

La elevación a los altares de Pedro Sánchez coincidirá con la enésima llamada de Alberto Núñez Feijóo, tañendo las campanas con un paradójico luto alegre, para celebrar el funeral del sanchismo y proclamar el feijoyismo. Hasta ha pedido a los socios del adversario, esos nacionalistas malvados y rompespañas, que se decidan a apoyar una moción de censura que no ha presentado pero que igual si eso, presentaría, o quizá no, porque este hombre no se quita el galleguismo más arquetípico ni adrede.

A estos cónclaves partidistas solo les falta, en medio de ese ambiente todo rojo o todo azul, con el himno venga a retumbar en cada bafle, un chamán con una infusión de setas alucinógenas para completar el cuadro. Valen como arenga a la tropa y pasilleo para colocarse, pero pasado el trance volveremos a hablar de Tudanca y sus ¿alternativas? Y quizá también de El Compatible, porque si algo molesta a los compañeros sin un pingüe sueldo institucional es que el de al lado se lleve el suyo y otro y encima le premien con un puestito mejor pagado.