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La imagen publicada el pasado viernes en leonoticias sorprendía: en pleno mes de febrero, una oso bajaba a buscar comida a un contenedor de la localidad de Villaseca de Laciana. El hecho en sí no es anormal, puesto que, sin llegar a ser habitual, no ... es excepcional que osos jóvenes y osas accedan a áreas pobladas en busca de comida «fácil». Lo extraño es que sea en invierno, informa Leonoticias.
Desde la Fundación Oso Pardo advierten que este tipo de sucesos serán cada vez «más habituales». ¿Por qué? La respuesta que dan desde esta organización es que el cambio climático está generando inviernos «cada vez más suaves» que tienen como consecuencia que los osos hibernen menos o, directamente, no lo hagan.
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«Tenemos constancia de que hay osas con crías que han estado activas todo el tiempo. El clima templado, las buenas cosechas y la presencia de comida lo favorecen. Esto va a ser cada vez más habitual», explica el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero.
Otro elemento de esta imagen difundida el viernes y que tuvo lugar en Villaseca de Laciana era la búsqueda de comida del plantígrado en un contenedor: «Que acudan a árboles frutales o colmenas es normal, ha pasado toda la vida. Que accedan a poblaciones y busquen comida fácil en los entornos humanos no lo es tanto y es algo que tenemos que controlar. No se pueden habituar a coger tener acceso a comida fácil».
Los ejemplares que acostumbran a llevar a cabo estas prácticas son osas, habitualmente en época de crianza de sus oseznos, u osos jóvenes que encuentran en los contenedores o en entornos urbanos un acceso muy sencillo al alimento. «Y es algo que debemos de evitar», apunta Palomero.
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Este ejemplar de Villaseca de Laciana es uno de tantos. Algunos han llegado a ser, incluso, conocidos por la población en general, como la osa Lechugina de Villarino de Sil, además de otros casos en Asturias, uno ciertamente peculiar que acudía siempre al mismo contenedor, en el que se depositaban los desechos de un restaurante: «Lo comida parecía gustarle a aquel oso».
Aunque el porcentaje de osos del total de los aproximadamente 370 ejemplares que acuden a los pueblos a por comida «fácil» es escaso, desde la Fundación Oso Pardo reclaman ser muy cuidadosos con estas prácticas: «Lo son en las Montañas Rocosas o Alaska, donde las zonas donde ocupan los osos apenas están habitadas, así que en la cordillera Cantábrica, con muchas más personas residiendo, hay que serlo todavía más».
Desde esta organización apelan a la «coexistencia» y la «aceptación» del oso cantábrico, que ha pasado de estar en peligro crítico de extinción a estar sólo en peligro. «Su población está en expansión, se está recuperando, y hay que lograr esa aceptación social», explica Palomero.
En este tipo de casos, cuando un ejemplar se habitúa a acceder a una localidad para conseguir comida, los equipos de campo de la Junta de Castilla y León y el Principado de Asturias le siguen y le aplican el protocolo de adversión, con disparos de caucho en una zona donde no le pueda causar graves lesiones – los glúteos, habitualmente – y con gritos fuertes. Si no cambia su comportamiento, la siguiente medida es capturarle y ponerle un collar de radiofrecuencia para hacerle el seguimiento.
Desde la Fundación Oso Pardo dan una serie de consejos acerca de cómo comportarse en el caso de encontrarse con un ejemplar en la montaña, algo que puede ser también habitual también en invierno.
Especialmente recomiendan ver a los osos desde lejos, sin causar molestias en su entorno y nunca acercarse demasiado, ya que si se sienten amenazados pueden reaccionar de forma agresiva. Es por ello que es recomendable no seguir huellas – pueden desembocar en encontrarse con un oso alimentándose o descansando – o, si aparece una cría, mantener también la distancia, ya que la madre estará cerca y tienen un carácter muy protector.
También se recomienda ir por rutas señalizadas y no dejar rastros de comida que puedan atraer al oso, además de evitar acercarse a animales muertos ya que, pese a que no son carroñeros, sí que se alimentan a veces de ejemplares muertos y defenderán su alimento.
Otro de los consejos es, si aparece un oso a corta distancia y no detecta la presencia humana, retirarse sin alertarlo. Si se percata de ella, hacerse notar hablando suave y sin gestos agresivos, para que el oso abandone el lugar.
En caso de sentirse amenazados, realizarán una carga disuasoria: avanzan unos metros, frenan antes de alcanzar al humano y huyen: es un aviso para dejarles tranquilos. Si decide atacar, el consejo es no intentar pelear y protegerse la cabeza con los brazos: al no encontrar resistencia, parará y se irá.
Si aparece un oso en la carretera, se recomienda frenar suave hasta detener el coche y poner las luces de emergencia. Jamás se debe perseguir al oso con el coche: es peligroso para el animal, otros conductores y, además, es ilegal.
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