En no pocas ocasiones se escucha aquello de: 'Somos lo que comemos'. Una expresión con la que se pretende hacer referencia al hecho de que nutrición y vida saludable van de la mano y que el aspecto exterior, bien puede ser un reflejo del estado interior.
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Un claro ejemplo del estado de salud general puede ser el cabello y así, de manera genérica, los expertos relacionan la caída con el estrés, la alimentación desequilibrada o los cambios de estación, entre otros.
La cabellera consta de unos 150.000 cabellos que crecen al ritmo de 1 a 1,5 centímetros al mes y es la queratina, la que suma el 50% de las proteínas del pelo, aportándole resistencia. Es normal perder de 50 a 100 cabellos al día, con un pico estacional en primavera y otoño porque, en definitiva, el pelo está vivo. El pelo de la cabeza protege de heridas y del sol.
Las alteraciones más frecuentes del pelo son la alopecia y la caspa y algunas de las recomendaciones para enfrentar estas situaciones son: Evitar dietas de adelgazamiento relámpago o descompensadas; controlar, sobre todo en el caso de las mujeres, las deficiencias de hierro; tratar de controlar o evitar las situaciones de estrés; llevar una correcta alimentación y mantener la higiene correcta.
Si esas recomendaciones se trasladan a la alimentación, los alimentos más adecuados son muchos y variados, empezando por las frutas, una buena fuente de vitaminas y minerales. Destacan las de color amarillo y naranja ya que son ricas en vitamina A.
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El Norte
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También se deben incluir los frutos secos y el germen de trigo que, en ambos casos, contienen vitamina E, que actúa junto con la vitamina A para mejorar la salud de la piel, el pelo y las uñas.
Los expertos citan entre esos alimentos adecuados las verduras, que actúan como depurativos para las células en general; las legumbres y la col, que contienen l-cisteína y l-metionina, dos aminoácidos que aportan azufre, una sustancia indispensable para el cabello que también se encuentra en el pepino.
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Por su parte, la harina de avena y el arroz integral contienen vitaminas del grupo B, implicadas en el crecimiento del pelo y, por último, otro alimento a tener en cuenta es el jengibre, que tomado en zumo estimula la circulación del cuero cabelludo.
Cómo hacer jugo de jengibre
Para elaborar este jugo es necesario: un kilo de jengibre fresco, sin piel, lavado y rallado. El zumo que suelta al rallar se debe conservar; 100 gramos de azúcar, dos litros de agua y aroma al gusto.
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Su preparación es tan sencilla como colocar en la licuadora el agua, el jengibre y batir en potencia baja y tamizar. A continuación, se añaden el azúcar y el aroma al gusto. Reserva en la nevera.
Si te interesan los temas nutricionales no dejes de leer el siguiente artículo: El ajo, sabor y salud. Además, disfruta de las legumbres también en primavera, aprende sobre las ventajas de la vitamina C para reforzar el sistema inmunitario y prepara el desayuno perfecto.
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