En Estados Unidos se repiten las protestas para poner coto a las armas tras cada masacre escolar. Joe Raedle/AFP

Los profesores de Tennessee podrán llevar armas en clase

Estados Unidos busca depurar responsabilidades entre los adultos por los tiroteos que perpetran los menores

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Jueves, 11 de abril 2024, 21:28

Los padres de los niños asesinados en tiroteos escolares piden «medidas de sentido común», pero cada uno tiene una idea de lo que eso significa. La mayoría republicana del Senado de Tennessee cree que solo un hombre bueno armado puede parar a uno malo, de ... acuerdo a las leyes del salvaje oeste, por lo que el miércoles aprobó una ley que permitirá a los profesores llevar armas ocultas.

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La medida es descabellada para los padres de la escuela Covenant de Nashville, que se personaron en la galería del Senado para presenciar el debate. El colegio de Primaria de la Iglesia presbiteriana del mismo nombre vivió el año pasado un tiroteo protagonizado por una exalumna que dejó tres niños de 9 años muertos y tres profesores, incluyendo la directora. Algunas de estas familias revivieron el trauma y salieron de allí con lágrimas en los ojos. «Estoy muy decepcionada», declaró Mary Joyce al diario 'The Tennessee Lookout'. Eran las caras emotivas de la protesta, pero la frase más aplaudida fue la del senador demócrata Raumesh Akbari, que destacó la contradicción de la contracultura 'woke' que se ha impuesto en Tennessee y otros Estados conservadores. «A un profesor no se le permite poner una banderita con el arcoíris en el pupitre, pero sí llevar un arma», denunció. La reacción de los manifestantes fue tan efusiva que el portavoz de la Cámara ordenó a la Policía que los desalojara, en un gesto igual de polémico.

Los republicanos destacan que la ley, aún por aprobarse en la Cámara Baja, bajo control del mismo partido, no trata de imponer nada, sino de dar la opción de defenderse a los profesores. Para ello tendrán que pasar previamente un examen psiquiátrico, seguir un entrenamiento sobre las políticas del colegio y tener un número de horas de práctica de tiro. Los padres no podrán saber si el maestro de sus hijos está armado, lo que les deja todavía más intranquilos. ¿Qué ocurrirá si alguno pierde la cabeza? ¿Y si intenta acabar con una pelea a tiros? Después de todo, el sentido común es relativo.

Con 6 años

Ese mismo día se hizo público el informe de un gran jurado de Virginia que ha imputado a la directora de un colegio de Primaria de Newport News, donde el año pasado un niño de 6 años sacó una pistola y le disparó a su profesora delante de toda la clase. La bala le atravesó la mano y se le incrustó en el pecho de la mujer. «¡Te lo dije, quise salvarte!», exclamó otro alumno, amigo del que había abierto fuego. Menos de una hora antes, le había denunciado a otra docente, tras haber visto el arma en la mochila de su compañero.

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En Michigan

Jennifer y James Crumbley son los primeros padres en ir a la cárcel en EE UU por homicidio involuntario a raíz del asesinato cometido por su hijo

Abigail Zwerner salió tambaleándose al pasillo en dirección al despacho de la directora y se desplomó en la puerta, aunque sobrevivió al disparo que recordará toda su vida. La profesora que había recibido la denuncia también había acudió a esa sala antes de que se produjera el incidente para pedir permiso de revisar la mochila, pero esta se lo negó. El documento de 31 páginas cita toda una serie de alertas que fueron ignoradas y que podían haber prevenido la tragedia. El niño mostraba muchos problemas de conducta, había amenazado a otra profesora, intentado estrangular a otra, golpeado y escupido cuando le expulsaban de clase por haberse puesto violento con otros niños, y presumía de tener acceso a la marihuana que su madre guardaba en el bolso. Allí encontró también el arma que llevó al colegio. Tanto la directora como su adjunta, desestimaron las quejas y les ordenaron que aprendieran a dar «prioridad» a los fallos de conducta.

Se trata del primer caso del país en el que el director o la directora de un colegio es responsable por negligencia de un incidente de este tipo. Incapaz de poner de acuerdo a los políticos para implementar medidas que frenen la epidemia de tiroteos escolares, la sociedad estadounidense buscar responsabilidades en los adultos que deben supervisarlos. Esta semana Jennifer y James Crumbley, padres de un estudiante de Michigan que mató a cuatro compañeros e hirió a dos con la pistola de nueve milímetros que le regalaron, fueron sentenciados a 10 y 15 años de prisión. Son los primeros progenitores en ir a la cárcel en EE UU por homicidio involuntario a raíz del asesinato cometido por su hijo. «Los padres no son adivinos», admitió la jueza Cheryl Matthews, pero tampoco pueden ignorar repetidamente «cosas que hubieran erizado la piel a una persona razonable».

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